Un estudio reciente liderado por investigadores de la Universidad de Mannheim (Alemania) y la ETH de Zúrich (Suiza), reveló que la belleza tiene un impacto directo en el éxito social, pero de manera muy distinta según la cultura u otros países.
Los científicos desarrollaron un índice comparativo a partir del análisis de modelos lingüísticos en 68 idiomas, lo que permitió detectar cómo los términos relacionados con el atractivo físico están vinculados a conceptos positivos o negativos en distintas partes del mundo.
¿Cuánto influye la belleza en nuestro éxito social?
La investigación, publicada en Scientific Reports, se centró en la llamada “prima de belleza”: la ventaja social que pueden tener las personas consideradas atractivas en contextos como el trabajo, la vida amorosa o las relaciones sociales.
Si bien el fenómeno “prima de belleza” se observa a nivel global, las asociaciones culturales varían considerablemente.
“En muchas culturas occidentales, el atractivo externo parece estar asociado con el rendimiento y el éxito”, señaló uno de los autores, según EuropaPress. En países como Francia, Italia y Finlandia, los términos “bonita” o “belleza” aparecen frecuentemente vinculados a cualidades como competencia, inteligencia y fiabilidad. También se observó esta tendencia en lugares como Somalia.
En contraste, en países como Rumanía o Vietnam, la belleza se asocia con menos frecuencia a características positivas. Allí, el atractivo puede incluso estar vinculado a percepciones negativas como la incompetencia o la desconfianza. “En casi todo el mundo, la belleza se asocia con algo positivo en lugar de negativo, pero no en todas partes”, explicó.
El estudio sugiere que estas diferencias podrían tener raíces evolutivas: en muchas culturas, la belleza podría funcionar como un indicador de salud, lo que explicaría por qué se le asignan cualidades positivas. Sin embargo, esta hipótesis aún debe ser explorada con mayor profundidad.
Desde una perspectiva social, los autores advierten que los estándares de belleza influenciados por la cultura podrían ser un factor oculto en la distribución de oportunidades.
La forma en que se percibe la belleza puede influir en procesos de selección laboral o en negociaciones salariales, contribuyendo así a nuevas formas de desigualdad. Por ello, los investigadores llaman a incorporar esta dimensión en los estudios sobre inequidad y movilidad social.