Patty Hearst como Tania | Archivos de The Oregonian.

Patty Hearst, la millonaria que fue secuestrada por un grupo extremista y luego se hizo guerrillera

09 noviembre 2025 | 10:15

La década de los 70, fue en su mayoría convulsionada en Estados Unidos, siendo una época marcada por la crisis del petróleo, la guerra de Vietnam, o los escándalos políticos como Watergate. Sin embargo, el secuestro de Patricia Campbell Hearst o simplemente Patty Hearst, marcó un hito debido a las implicancias del caso.

Hearst, quien es nieta del magnate de la prensa William Randolph Hearst, era una joven de 19 años, cuando un grupo radical de extrema izquierda, comandado por Donald DeFreeze, la mantuvo cautiva.

El grupo terrorista, llamado Ejército de Liberación Simbionés (SLA, por sus siglas en inglés), buscaba intercambiar a la heredera con dos compañeros que estaban cumpliendo una pena carcelaria.

Así las cosas, la vida de ensueño de la estudiante de Historia del Arte en la Universidad de Berkeley, daría un vuelco, el 4 de febrero de 1974, cuando a las 21 horas, varios integrantes del SLA la amenazaron a punta de pistola.

Hearst fue secuestrada y metida en el maletero de un Chevrolet robado. Aunque poco después, dos meses después del secuestro, Patty se uniría a las filas del SLA.

Patty Hearst: la heredera de la dinastía

A sus 19 años, Patty tenía prácticamente su vida resuelta, en la universidad californiana de Berkeley, donde estudiaba arte, y además pronto se iba a casar con Steven Weed, un profesor graduado en Filosofía también de Berkeley.

Siendo la hija del medio de Randolph Apperson Hearst y su esposa, Catherine, Patty creció con niñeras en una mansión al sur de San Francisco. Pero a raíz de la relación, Steven, la nieta de William Randolph Hearst se dio cuenta de que el matrimonio no iba a funcionar. “Durante los dos años que vivimos juntos, siempre hice lo que él quería. Cocinaba y lavaba los platos después. Él fijaba los horarios de la comida. En un millón de pequeñas cosas y en la mayoría de las importantes, él mandaba. Empecé a preguntarme si había cambiado la autoridad de mis padres por la suya”, afirmó Patty, en una íntima entrevista con la revista People concedida en 1982.

Si hasta el día del secuestro, los planes de la heredera era graduarse y tener una familia, como dictaba la norma de la élite al que pertenecía, pronto la joven experimentaría un brusco cambio en su destino. Uno que al menos deseaba vivir con intensidad.


No obstante, después de la batahola causada por el secuestro, un grupo inspirado en el marxismo, se adjudicaría la acción. El objetivo del SLA era “derrocar la dictadura corporativa” del gobierno de Richard Nixon, detallaron en un comunicado. También explicaban que habían secuestrado a Patty porque formaba parte de “una familia de la clase dirigente superfascista” que gobernaba el país.

Tras anunciar la autoría del ilícito, el grupo exigió la liberación de dos de sus miembros que habían sido arrestados por una supuesta implicación en un asesinato, consigna El Español.

En particular, para lograr la libertad de Patricia, los Hearst fueron obligados a realizar una donación que consistía en entregar una cesta de comida por el valor de 70 dólares a los californianos más pobres. Pero a pesar de los esfuerzos, el reparto de comida resultó caótico, lo que derivó en el término abrupto de las negociaciones.

La nueva Patty Hearst

Dos meses después del secuestro,el 3 de abril de 1974, Patty Hearst dio señales de vida en un enigmático mensaje grabado, que anunciaba que se había unido a los terroristas. A partir de entonces, se llamaría “Tania”, en un homenaje a la argentino-alemana Tamara Bunke, compañera en la guerrilla de Ernesto “Che” Guevara.

“Patria o muerte. Venceremos”, se le oyó decir a Patty.

Aunque diez días después, un comando de la SLA, asaltó una sucursal del Banco Hibernia en San Francisco y se llevó 20.000 dólares. Según recogió Infobae, las grabaciones de las cámaras de seguridad mostraron a Patricia empuñando un fusil.


También la organización difundió una icónica foto donde aparece ella, con ropa de camuflaje y una ametralladora, mientras en el fondo hay una bandera con una cobra de siete cabezas, perteneciente al Ejército Simbionés de Liberación.

Desde entonces, Patty empezó a acumular cargos por posesión de armas y robo de bancos, hasta su caída, el 18 de septiembre de 1975. Mientras en el tiempo en que estuvo cautiva, Hearst acusó al grupo terrorista de encerrarla por 57 días en un armario. Sin embargo, entre las supuestas atrocidades que sufrió, la heredera reveló que había sido violada. No obstante, hasta aquí las versiones difieren, puesto que Patty celebró su cumpleaños con el SLA.

También le regalaron libros, además le enseñaron las condiciones de vida de los negros, los chicanos y los pobres, y la iniciaron en el conocimiento de los males de la política exterior estadounidense. La cuidaron cuando se resfrió, le enseñaron kárate y a disparar un arma, señaló un artículo de la época publicado por The New York Times.

En este punto, fue la propia Patty que refutó cualquier tipo de “lavado de cerebro”, pues declaraba que decidió libremente plegarse a la causa armada.

El destino de la heredera de la familia Hearst

Después de un mediático juicio, donde los argumentos esgrimidos eran de que habría sufrido del síndrome de Estocolmo, que es la atracción que personas secuestradas pueden desarrollar hacia sus captores, Patricia Hearst fue condenada a 35 años de cárcel, pero de los que llegó a cumplir solo 22 meses, después de que el presidente Jimmy Carter le conmutara la pena en 1979. Ya en 2001, Bill Clinton le ofreció el indulto, restituyéndole todos sus derechos civiles, informó El Español

Al final, la nieta de WRH, estuvo casada por más de 30 años con su guardaespalda, Bernard Lee Shaw, quien murió de cáncer en 2014. “Me caso con Bernie porque es el único que ha entendido lo que me ha ocurrido”, reveló Hearst en una entrevista a la revista People.

Actualmente, con 71 años, Patty se encuentra viviendo cómodamente la vida de socialité que intentó esquivar en su juventud, dedicándose a la crianza de perros.

En cualquier caso, ella misma se ha encargado de esclarecer que lo vivido hace 51 años, se trató de un abuso físico y emocional, realizado por los integrantes del SLA. “Ya no se les considera activistas universitarios descarriados, sino sociópatas más parecidos a la familia Manson. Me violaron mental, física y emocionalmente y me robaron la reputación. Durante mucho tiempo la gente lo idealizó, pero ese mito finalmente está muriendo”, declaró Hearst, consignó Vanity Fair.