La inspiración para crear una empresa, puede venir de las experiencias más insólitas, así al menos le ocurrió a Ben Giles, un galés de 49 años, que descubrió en la limpieza, un modo de prosperar en la vida.
Este hombre creció en una familia de granjeros, por lo que estaba acostumbrado a olores fuertes, lo que sin saberlo se convertiría en su mayor fortaleza para emprender.
Desde niño demostró interés por los trabajos manuales, por lo que decidió dedicarse a limpiar ventanas en Cardigan, un pueblo galés, ubicado en el suroeste del condado de Ceredigion.
En este pueblo, Ben recibió un encargo que le cambiaría la vida, ya que una de sus clientas —una señora de Aberystwyth— le preguntó si podía limpiar una propiedad desocupada. Ben que en ese entonces tenía unos 20 años, aceptó, pero lo que encontró jamás se lo esperó.
Al entrar, Giles encontró una bañera repleta de orina y excremento, consignó el diario The Guardian, que realizó una entrevista a este curioso hombre.
Luego, se dio cuenta de que había un nicho de negocio, en la que ayudaría a limpiar hasta domicilios con cadáveres. La idea, pronto, escaló hasta transformarse en la empresa Ultima Cleaning, que actualmente tiene presencia en Reino Unido y Europa. Además, en la década del 2010, Ben fundó la Academia Nacional de Limpiadores de Escenas del Crimen, una decisión que le ayudó a diversificar su negocio, ya que hoy factura cerca de 1,4 millones de libras esterlinas.
El intrépido trabajo de Ben Giles
Al momento de iniciar un trabajo, es común que las personas vivan una serie de experiencias que dejen una enseñanza. En el caso de Ben Giles, hace 25 años ha adquirido la habilidad de quitar cualquier mancha.
En este mismo contexto, el encuentro con la muerte, se transformó en un hecho habitual de Ben, que entendió que podía realizar un servicio de excelencia. En una conversación con The Daily Mail, Giles expuso que todo comenzó cuando lo contactaron para limpiar la casa de una viuda, después de que su esposo muriera en trágicas circunstancias.
De esta manera, Ben comentó a la prensa inglesa: “Que el cuerpo llevaba en el desván muchas semanas y murió aplastado por una tubería de calefacción, que básicamente le cocinó parte del cuerpo. Todo el líquido se había filtrado a través de dos pisos de su casa. Fue una tarea difícil de limpiar, pero a partir de ahí nos dimos cuenta de que había un hueco en el mercado para este tipo de servicio de limpieza”, afirmó Ben.
Otro trabajo que involucró a un cadáver, le ocurrió cuando le tocó limpiar los fluidos corporales de un hombre fallecido en el campo. Según comentó Giles, el cuerpo se había descompuesto a través de la alfombra, el suelo de madera y el hormigón.
Es más, recién a los dos meses de fallecido, habían hallado el cuerpo, comentó Ben Giles a BBC Mundo. “Abrimos la puerta y un enjambre de moscas azules pasó volando junto a nosotros. No teníamos ni idea de si portaban algún patógeno y tuvimos que intentar extraer fluido corporal de ocho semanas del hormigón”, detalló.
Los casos extremos de Ben Giles
Así también, Giles recordó que ha vivido situaciones dolorosas, debido a que las personas quedan indefensas en sus últimos momentos.
En la conversación con The Daily Mail, el fundador de Ultima Cleaning, describió que limpió la casa de hombre que había fallecido, donde su perro le había comido parte de la cara. “Era un hombre corpulento, así que su grasa corporal se filtró a través de las tablas del suelo antes de que el cuerpo se moviera”, afirmó.
Por otra parte, Giles que es conocedor de los casos más extremos, reconoció que las personas afectadas por trastornos del comportamiento pueden quedar expuestos a situaciones límites. “Había una propiedad con un acumulador compulsivo dentro que requería la intervención de los bomberos para entrar porque no había espacio para acceder. Tuvimos que hurgar entre sus pertenencias hasta que encontramos el cadáver en descomposición, que fue retirado por la policía”, expuso Ben, al matutino británico.
Si bien en la mayoría de los casos el equipo de Ultima Cleaning debe limpiar cuerpos humanos en descomposición, una vez tuvieron que hacerse cargo del cadáver de una ballena, que murió en el puerto de Portsmouth, después que un barco carguero la golpeara.
Así pues, Giles describió que el animal, de 22 metros de largo, quedó doblado sobre la proa del carguero. Sin la experiencia necesaria, Ben Giles le comentó a su equipo: “Hay que ingeniárselas”. Por este motivo, determinaron que el cuerpo de la ballena sería desmembrado en el barco. En ese sentido, utilizaron cuchillos y una motosierra para cortar en partes la mandíbula de la ballena.
Luego, la tarea se hizo más fácil, porque llevaron los restos a una planta de procesamiento de desechos de animales, dejando grandes extensiones de grasa en el muelle que luego se limpiaron con compresas absorbentes, recogió The Guardian.
A pesar de que muchas veces su trabajo se convierte en un auténtico calvario, Giles reconoce que el apoyo familiar es fundamental. “Sabía que, pasara lo que pasara en el trabajo, al llegar a casa me encontraba en un refugio con gente a la que quiero y que me quiere”, expresó Ben Giles a BBC Mundo, donde gracias al apoyo de su esposa Lindsey, puede soportar las fuertes experiencias que debe vivir diariamente.