En Chile, la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo solo contempla tres causales: riesgo de vida de la madre, inviabilidad fetal y embarazo por violación. Fuera de esos márgenes, hay casos de mujeres que siguen enfrentándose cada año a riesgos que ponen en juego su vida y salud.
Según el Instituto Guttmacher, entre 60.000 y 300.000 mujeres se ven obligadas a recurrir a abortos clandestinos cada año; cientos de ellas son criminalizadas. Estas voces casi nunca llegan a los medios, pero son historias que atraviesan todas las edades, clases sociales y territorios.
En este contexto, la campaña “Podrías ser tú”, impulsada por la Asociación de abogadas feministas (ABOFEM) y AML Defensa de Mujeres, busca visibilizar esas experiencias con testimonios reales.
Los casos invisibilizados en la Ley de Tres Causales
Una de ellas fue Daniela, quien tras años de luchar contra la infertilidad, celebró un embarazo largamente esperado. Poco después, el diagnóstico de cáncer de mama la obligó a decidir entre su vida y la gestación.
Los oncólogos le recomendaron interrumpir de inmediato, pero como su vida no corría peligro inminente, la causal Salud no la cubrió. Daniela viajó al extranjero para salvarse. “Yo pude costearlo, pero ¿cuántas mujeres no tienen esa opción? ¿Quién piensa en ellas?”, comentó.
Casos como el suyo se repiten en todo el país. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que las restricciones legales no reducen el número de abortos, sino que aumentan los riesgos de procedimientos inseguros y elevan la mortalidad materna.
Francisca Millán, socia fundadora y abogada de AML Defensa de Mujeres, lo resume así: “Hoy la ley deja a criterio del profesional de turno la interpretación de las causales, lo que abre la puerta a decisiones arbitrarias. Eso significa que muchas mujeres quedan desprotegidas, sin acceso a un servicio de salud que en algunos casos podría salvarles la vida”.
La profesional sostiene que detrás de esas decisiones no hay sólo normas jurídicas, sino vidas en juego. “La certeza de hoy se tambalea cuando la vida se cruza con escenarios complejos, inimaginables, a veces devastadores”, aseveró.
Según Millán, esas circunstancias — enfermedad, violencia, pobreza— explican que, para muchas mujeres, abortar no sea una opción distante, sino una necesidad urgente. “Lo que para unas personas es un debate lejano, para otras es una realidad que atraviesa sus cuerpos, sus vínculos y sus proyectos de vida”, afirmó.
Criminalización de mujeres que abortan
En Chile, aunque no existen estadísticas oficiales sobre abortos clandestinos, estudios académicos y organismos internacionales coinciden en que cada año miles de mujeres enfrentan esta realidad en silencio, por miedo a la sanción y al estigma.
Según la Investigación sobre la Criminalización del Aborto en Chile, entre 2012 y 2022, más de 450 mujeres y niñas debieron enfrentar un proceso judicial por interrumpir su embarazo, lo que confirma el peso de la criminalización en sus vidas.
Este silencio social es lo que la iniciativa “Podrías ser tú” busca visibilizar: mostrar que detrás de cada caso hay una vida concreta y que el debate no puede seguir reduciéndose a cifras o a posiciones ideológicas.
Sumado a lo anterior, la abogada subrayó el costo de mantener la criminalización. “El punto no es si tú lo harías o no, ni si hoy lo ves blanco o negro. La pregunta es si reconoces que cada persona merece decidir en circunstancias que no podemos prever ni juzgar desde afuera. Y sobre todo, si estamos de acuerdo en que nadie debería ser perseguida por ello —ni que el Estado gaste recursos en sostener esa persecución— cuando lo que está en juego es la salud y la dignidad de las personas”.
Desde AML Defensa de Mujeres señalan que avanzar en un marco legal permitiría al Estado llevar un mayor control y acompañamiento en las interrupciones. “Sabemos que prohibir el aborto no evita que esto ocurra, pero su legalización sí favorece el cuidado de la salud de todas las niñas y mujeres chilenas”, puntualizó Millán.