Westmalle | Asociación Internacional Trapense

Dedicar su vida a Dios y la cerveza: El negocio de los monjes trapenses en Bélgica

20 diciembre 2020 | 09:44

En pleno confinamiento por el coronavirus, el mundo recibió una buena noticia o más bien, el pueblo de Westvleteren en Bélgica.

No era la vacuna para la pandemia que nos tiene encerrados desde principios de año, sino que la reanudación de la producción de una de las mejores cervezas Bélgica, por parte de monjes trapenses.

La cerveza, catalogada como una de las mejores del mundo, volvía a estar a disposición de la comunidad aunque bajo apropiadas medidas sanitarias para una venta prevenir contagios. Pero, ¿por qué levanta tanta alegría la producción de una cerveza? Años de historia y prestigio, explican su popularidad.

Bajo la regla de San Benito

Aunque no lo creas, las cervezas más apreciadas en el mundo las crean religiosos, específicamente monjes perteneciente a la Orden de la Trapa (ramificación de la Císter que surgió en Francia en el siglo XV”) bajo estrictos protocolos, dirigiendo las cervecerías artesanales más antiguas del mundo que se encuentran en monasterios.


Existen sólo 14 cervecerías trapistas en el mundo y 6 están en Bélgica, específicamente en Westvleteren, Achel, Westmalle, Chimay, Orval y Rochefort, siendo el orgullo de los belgas, donde la cerveza fue declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco y consideran estas producciones como una de sus grandes tradiciones gastronómicas, destacó ABC.

Todas, miembros de la Asociación Internacional Trapense (AIT), viven bajo la estricta regla de su patrono San Benito: “Son verdaderos monjes, cuando viven del trabajo de sus propias manos” volviéndose maestros de la producción de cerveza, que en muchos casos comenzó por el apuro de crear una fuente de ingresos para cubrir sus necesidades, así como su compromiso de vivir dedicados a la caridad, destaca LaTrappeTrappist.


Como mencionan en su sitio web oficial, forman parte de la economía de mercado moderna, produciendo y vendiendo productos, pero de forma ética, transparente, con una atención participar a la dignidad humana y el medioambiente.

Con recetas que tienen incluso más de 200 años, y no han sufrido cambio alguno, los monjes producen exclusivas cervezas bajo el sello Trappist®, que sólo es entregado a quienes cumplen las estrictas normas, como llevar la producción dentro del recinto del monasterio, ser supervisado por monjes trapenses y entregar una parte considerable de las ganancias al mantenimiento del monasterio, así como obras sociales, destaca GQ.

El negocio de la cerveza

Conseguir una de las exclusivas cervezas puede llegar a ser toda una hazaña. Por ejemplo, la cerveza Westvleteren, considerada por expertos como la mejor del mundo, sólo vende sus productos a particulares que pueden comprar un máximo de 3 cajas de sus variedades “Blond”, “8” y “12” en horarios limitados.


La cerveza, que vio la luz en 1839 y comenzó una producción para facturar en 1878, ni siquiera lleva etiqueta y sólo se puede diferenciar sus variedades por su tapa. Sin embargo, al tener una producción limitada, es posible que pasen meses para que un usuario registrado en su web pueda acceder a comprar una de sus preciadas cajas.

Según consigna Huffington Post, quien logre alguna de las cajas, cuyo valor fluctúa entre los 44 mil y 56 mil pesos chilenos, puede llegar a revender las cervezas por hasta un 1.000% más de su precio original.

Al contrario a la Westvleteren están los monjes de la abadía de Scourmont quienes desde 1862 producen en el monasterio la cerveza Chimay y sus diversos productos siguiendo las tradiciones monásticas de elaboración natural.

Los monjes tienen a disposición sus productos a nivel mundial e incluso un sitio web donde puedes solicitar la importación de la cerveza que está disponible en países de sudamerica como Argentina, Brasil, Uruguay, Ecuador, Colombia y Perú.


En este lugar, ubicado en el sur de Bélgica, puedes incluso vivir la “Experiencia Chimay” un tour multisensorial para descubrir las cervezas y quesos que se producen en el templo y para lo que incluso tienen dispuesto una hostería que completa la experiencia.

De esta forma, adaptándose a la era digital, los religiosos optaron por la creación de sus propios sitios web para la venta de sus productos, donde no sólo podemos encontrar las cervezas, sino que también los quesos, aceites y otros productos que los han hecho famosos a nivel mundial.

Fanatismo en el espacio

La devoción hacia las cervezas trapenses es tal que incluso un conjunto de exoplanetas lleva un nombre inspirado en estos prestigiosos productos.

Según consigna ABC, un grupo de astrónomos belgas identificaron entre 2015 y 2017 este conjunto de exoplanetas con características similares a la Tierra que denominaron Sistema Trappist-1.

El sistema estaría ubicado a 39 años luz de la tierra y según destaca National Geographic, los 7 planetas que orbitan alrededor de la estrella Trappist-1 podrían albergar más agua de la tierra.