Diversos estudios han advertido que los estudiantes están siendo fuertemente impactados por factores como el exceso de tiempo frente a pantallas, altos índices de sobrepeso y obesidad, una creciente inactividad física y un preocupante retraso en los patrones motrices y capacidades físicas acordes a su edad. Esta situación se agudiza especialmente en territorios donde predominan poblaciones en condiciones socioeconómicas desfavorables.
En Chile, los diagnósticos son claros y reflejan una realidad alarmante: las comunidades educativas aún no logran adoptar plenamente hábitos de vida activa y saludable. Desde una mirada ecológica, múltiples factores contribuyen a esta problemática, desde aquellos más inmediatos como la familia, la escuela y el barrio, hasta aquellos indirectos representados por las instituciones encargadas de gestionar políticas públicas tanto territoriales como nacionales.
A partir de estos hallazgos, se proponen cinco medidas concretas que contribuirán significativamente a mejorar la calidad de vida de las actuales generaciones de estudiantes.
1.- Una hora diaria de actividad física
La primera medida consiste en implementar una hora diaria de actividad física en todos los colegios, con el propósito de promover un estilo de vida activo desde edades tempranas.
Esta iniciativa incluye la incorporación sistemática de pausas activas durante la jornada escolar, permitiendo a los estudiantes romper con la rutina sedentaria y renovar su concentración.
Asimismo, se propone establecer recreos activos en patios escolares más democráticos y equitativos, facilitando la participación inclusiva de todos los niños, niñas y adolescentes, independiente de sus habilidades o intereses, desde juegos estructurados y espacios resguardados para diversas manifestaciones motrices.
Para asegurar su éxito, se destaca la importancia de la participación activa del equipo docente, que acompañará y regulará las actividades físicas, fomentando la autorregulación, el respeto por normas y reglas, y el fortalecimiento significativo de las relaciones interpersonales dentro de la comunidad educativa.
2.- Cumplimiento efectivo de las normativas asociadas al comercio
La segunda medida busca garantizar el cumplimiento efectivo de las normativas asociadas al comercio que rodea a los establecimientos escolares, favoreciendo así entornos armónicos con la vida saludable.
Para ello, es clave asegurar que los almacenes ubicados cerca de los colegios respeten las regulaciones sobre venta de alimentos saludables, promoviendo alternativas adecuadas para el estudiantado.
Asimismo, se propone estrictamente que las botillerías y locales de venta de alcohol se sitúen fuera del radio de 500 metros alrededor de las escuelas, reduciendo riesgos y mejorando significativamente el ambiente circundante.
Finalmente, resulta indispensable controlar el comercio ambulante no autorizado, cuyo retiro contribuirá a disminuir el acceso a productos poco saludables y fortalecerá un entorno escolar seguro, equilibrado y alineado con el bienestar integral de estudiantes y comunidades educativas.
3.- Fortalecer la infraestructura y materialidad
La tercera medida propone el fortalecimiento de la infraestructura y materialidad territorial compartida, a través de alianzas público-privadas que beneficien tanto a las escuelas como a su entorno.
Esta iniciativa contempla la mejora de la infraestructura deportiva escolar, garantizando espacios adecuados, seguros y atractivos para la práctica regular de actividad física. Paralelamente, se impulsa el mejoramiento de la infraestructura pública en las inmediaciones de los establecimientos, favoreciendo entornos accesibles, cómodos y estimulantes para estudiantes y comunidades vecinas.
Además, se promueve el uso eficiente de infraestructuras ociosas mediante alianzas colaborativas, ampliando las oportunidades para la actividad física y la convivencia. De este modo, entornos más atractivos y accesibles incentivan la adopción de estilos de vida activos y contribuyen al bienestar integral de niñas, niños y adolescentes.
4.- Parques y plazas dignas
La cuarta medida enfatiza la necesidad de contar con parques y plazas dignas accesibles para toda la comunidad, reconociendo su rol fundamental en la promoción de estilos de vida saludables. Para ello, se propone revisar y aumentar la cantidad de metros cuadrados de áreas verdes disponibles, priorizando inversiones en mejoramientos focalizados según las necesidades locales.
Además, se subraya la importancia de garantizar la seguridad en estos espacios, así como de disponer de infraestructuras amplias y diversas que respondan a las distintas necesidades de niñas, niños, adolescentes y familias.
Al fortalecer estos entornos, se fomenta la participación comunitaria y el desarrollo de una ciudadanía activa que valora y cuida su vecindario, consolidando la apropiación de los espacios públicos como escenarios de encuentro, recreación y bienestar.
5.- Articulación territorial
La quinta medida plantea la articulación territorial entre los Servicios Locales de Educación Pública (SLEP), los municipios y la SEREMI de Salud, con el fin de potenciar el bienestar de las comunidades educativas y sus barrios desde una perspectiva intersectorial de gestión de los recursos territoriales disponibles.
Esta colaboración estratégica debe asegurar la implementación efectiva de programas que garanticen el acceso a una alimentación saludable como a la actividad física, asegurándolo como un derecho fundamental.
Asimismo, se propone coordinar y fortalecer los programas de deportes y actividad física, junto con destinar espacios de infraestructura exclusiva para niñas, niños y adolescentes, que promuevan la actividad física regular en lugares apropiados.
Finalmente, se recomienda la creación de un nodo de articulación política territorial, liderado por cada Gobierno Regional, que coordine y facilite iniciativas orientadas a la apropiación de hábitos de vida activa y saludable en la comunidad, consolidando así entornos que favorezcan la salud y el desarrollo integral de las nuevas generaciones.
La oportunidad de mejorar
La implementación oportuna de estas medidas no solo representa una oportunidad de mejora, sino una necesidad urgente frente a los riesgos crecientes que enfrenta la salud y el desarrollo de nuestras comunidades educativas. Ignorar esta realidad implica perpetuar entornos que no resguardan el bienestar ni el futuro de niñas, niños y adolescentes.
Por ello, hacemos un llamado respetuoso, pero enfático, a las candidatas y candidatos para asumir con decisión el desafío de transformar los espacios educativos y comunitarios, generando cambios concretos y sostenibles que respondan a la magnitud de los riesgos detectados. El bienestar de las nuevas generaciones no puede esperar.