Daniel Núñez | Cristián Monckeberg | Agencia UNO

Respuesta a Monckeberg: Neoliberalismo, ¿por qué es necesario un nuevo modelo de desarrollo?

29 septiembre 2025 | 09:47

Cambiar el modelo es la forma de darle certezas y futuro al país.

Recientemente, el exministro y exdiputado Cristián Monckeberg publicó en este mismo medio de comunicación una columna de opinión señalando que mi libro Apuntes para superar el neoliberalismo generaría incertidumbre regulatoria, fiscal y “de ejecución”.

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Comparto que Chile necesita certezas en materia social y económica, especialmente en un mundo plagado de incertidumbres tanto a nivel internacional como nacional. Sin embargo, Monckeberg se equivoca al interpretar el contenido del libro y las propuestas que —según él— provocarían esas incertezas.

Incertidumbre económica en América Latina

El más reciente Informe de Desarrollo Humano del PNUD evidencia un aumento sostenido de la incertidumbre económica en América Latina, siendo en promedio un 35% superior al nivel mundial desde 1990 hasta hoy.

Este informe identifica tres causas principales: la crisis ambiental, la aceleración del cambio tecnológico que afecta el empleo y la desigualdad y polarización social. Estos factores, según el PNUD, amplifican el impacto de los problemas estructurales, como la persistencia del bajo y volátil crecimiento económico en la región.

Además, el informe señala que entre 2024 y 2025 la incertidumbre en América Latina se ha disparado debido a la política arancelaria de Donald Trump y los conflictos armados internacionales: “Durante el primer trimestre de 2025, la incertidumbre global aumentó un 77 por ciento en comparación con el mismo período de 2024, mientras que en América Latina aumentó un 101 por ciento”.

Estos datos son relevantes para este debate, ya que Apuntes para superar el neoliberalismo sostiene que los principales problemas estructurales que enfrenta Chile —baja productividad, estancamiento económico, bajos salarios, desigualdad social y crisis climática— se explican por el agotamiento del actual modelo de desarrollo neoliberal, primario-exportador y rentista.

El libro se respalda en datos y estudios de destacados economistas, quienes coinciden en que el estancamiento está directamente relacionado con la baja complejidad económica de nuestras exportaciones: productos con escaso valor agregado y poca diversificación productiva. Este patrón limita la generación de capacidades productivas, frena el crecimiento y perpetúa economías de enclave. Por ejemplo, según el Observatorio de Políticas Económicas (OPES), en 2024 la minería representó el 11,7% del PIB, pero empleó solo al 3% de la población.

El verdadero origen de la incertidumbre: el modelo neoliberal

En ese sentido, aunque valoro que Monckeberg reconozca el estancamiento económico, resulta al menos llamativo que no identifique como causa al modelo de desarrollo vigente —el neoliberalismo— y que en su lugar atribuya la incertidumbre a Jeannette Jara.

Desde nuestra perspectiva, las fuentes de incertidumbre identificadas por el PNUD son producto del neoliberalismo y no serán resueltas desde dentro de este mismo modelo. Sería una paradoja. Por esta razón, el libro propone la necesidad de superar este modelo neoliberal, primario-exportador y rentista.

Reducir este debate a una falsa dicotomía entre “certeza” e “intervención estatal” omite un punto clave: los costos de oportunidad de no transformar nuestra matriz productiva. Persistir en un modelo basado en exportaciones de bajo valor agregado implica seguir expuestos a los vaivenes de los precios internacionales, a riesgos climáticos crecientes y a un rezago en innovación que ya nos cuesta empleos de calidad y competitividad. Si Chile no diversifica hoy, mañana no solo tendrá más incertidumbre, sino menos herramientas para enfrentarla. Esa pasividad también genera inseguridad para el desarrollo.

Un Estado activo

Tampoco es cierto que la participación activa del Estado sea, por definición, sinónimo de incertidumbre. Basta observar experiencias de países de tamaño medio que, en contextos complejos, lograron transformar su estructura productiva con un Estado estratega: Finlandia tras la crisis de los años 90, Irlanda con su salto tecnológico o Corea del Sur y sus conglomerados coordinados.

En todos esos casos, el Estado no desplazó al sector privado, sino que lo incentivó, lo reguló y lo apoyó con visión de largo plazo. Son ejemplos concretos de cómo se puede generar certeza y crecimiento desde una acción pública bien diseñada.

Es importante precisar que esta superación no implica abandonar la orientación exportadora de Chile, sino avanzar hacia una estructura productiva más compleja y diversificada, con una canasta exportadora capaz de insertarse en cadenas de valor más ventajosas, en un contexto de aceleración de los cambios en la matriz energética y productiva global. Para lograr este objetivo se requiere de un Estado activo.

Monckeberg sostiene que una mayor participación del Estado en la economía aumentaría la incertidumbre, y que el libro abogaría por un “retorno” estatizador. Sin embargo, esta interpretación es ideológica. Lo que realmente ha generado inestabilidad a nivel global han sido los procesos de privatización, los recortes al gasto público y la eliminación de beneficios sociales, como ocurre actualmente en Argentina con Milei.

En el caso chileno, son las amenazas privatizadoras y desreguladoras —como las que proponen Kaiser o Kast— las que ponen en riesgo la paz social. Atribuir la incertidumbre a la acción estatal es una impostura ideológica. Empresas públicas como CODELCO o METRO, con más de 50 años de existencia, son ejemplos exitosos de participación pública en áreas estratégicas, incluso con colaboración del sector privado. Además, las propuestas del libro se inspiran en políticas aplicadas con éxito en países como Noruega, Corea del Sur, Brasil o China.

El rol del Estado en la economía

El rol del Estado en la economía no equivale a estatizar todo ni a desplazar al sector privado. Implica más bien crear certezas jurídicas mediante diversos instrumentos. Así, el Estado puede compartir riesgos y beneficios con el sector privado a través de alianzas público-privadas que impulsen la industrialización de nuestros recursos naturales, mediante subsidios, préstamos o créditos pacientes que dirijan capital hacia sectores estratégicos o con menor acceso, como las pymes. También lo hace mediante una regulación que corrija distorsiones como la concentración económica, que frena el crecimiento.

Monckeberg plantea que los inversionistas deben competir e innovar en un entorno con reglas modernas. Nadie podría estar en desacuerdo. El problema es que omite cómo lograr ese entorno sin abordar la concentración económica que impide una verdadera competencia.

Lo que el libro rechaza es la idea de que el estancamiento se resolverá manteniendo los mismos incentivos tributarios y mecanismos de depreciación acelerada. Seguir con “más de lo mismo” no nos permitirá recuperar las tasas de crecimiento del pasado.

Sobre “Apuntes para superar el neoliberalismo”

En síntesis, Apuntes para superar el neoliberalismo no es un manifiesto estatizador ni una receta para generar incertidumbre. Es una propuesta para modernizar, diversificar y complejizar nuestra economía en un entorno global adverso, aprendiendo de experiencias internacionales exitosas y reconociendo los límites del modelo vigente.

El desafío real para Chile no es evitar al Estado, sino construir uno competente y transparente, que junto al sector privado genere reglas claras, inversiones y capacidades productivas que rompan el estancamiento, eleven los salarios y enfrenten la crisis climática.

Persistir en lo mismo es lo que agudiza la incertidumbre. Esa es la base de la mirada de Monckeberg. Por el contrario, cambiar el modelo es la forma de darle certezas y futuro al país.