Señor Director:
El ministro de Seguridad Pública, Luis Cordero, fue categórico esta semana: el contrabando puede ser tanto o más rentable que el narcotráfico. Esa afirmación no es solo un diagnóstico, es una señal de alarma que debe mover al Estado y al sector privado a la acción inmediata.
Chile enfrenta hoy una crisis donde el comercio ilícito y el contrabando se entrelazan para alimentar economías criminales que erosionan nuestra convivencia.
No se trata solo de seguridad: hablamos de competitividad, empleo y recaudación fiscal. Cada producto que ingresa sin control golpea directamente a los pequeños comercios que cumplen con la ley, pagan impuestos y sostienen miles de empleos formales.
El caso de Meiggs, con los toldos azules tomándose el espacio público, es el mejor ejemplo de cómo el contrabando se transforma en la antesala del crimen organizado. Allí donde el Estado no regula, surgen la violencia, la informalidad y la pérdida de confianza ciudadana.
El desafío es enorme, pero la solución existe: Chile necesita políticas públicas integrales, con fronteras seguras, fiscalización efectiva y sanciones ejemplares.
Y, sobre todo, necesita una estrategia de colaboración público-privada que convierta al combate del comercio ilícito en una política de Estado.
La advertencia del ministro no puede quedar en el aire. Si no actuamos ahora, el contrabando no solo seguirá debilitando nuestro comercio, sino que también terminará siendo una amenaza real para la seguridad nacional.
José Pakomio
Presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Chile