A partir de este jueves comenzará a efectuarse todos los fines de semana en todas las regiones del país el narcotest anunciado hace ya meses por el Gobierno, el cual quedará en manos de Carabineros y Senda.
A diferencia del alcotest, este control se aplicará a los conductores para detectar la influencia de drogas y estupefacientes en sus organismos, y no distinguirá entre dos estados de afectación (como “bajo la influencia del alcohol” y “en estado de ebriedad”).
Podrá detectar la presencia de cocaína, marihuana, opiáceos, metanfetamina y anfetamina.
Son 17 dispositivos los que se utilizarán, 1 por cada región y 2 en la región Metropolitana, los que contarán “con la última tecnología alemana que nos colocan en la vanguardia de los sistemas de control de drogas y los estupefacientes”, anunció el ministro del Interior, Andrés Chadwick.
Puntualizó que, con esto, Chile se vuelve el vigésimo cuarto país de la OCDE en incorporarlo.
“La droga causa daño, mata, perjudica a nuestros niños, jóvenes y adultos y trae un daño inmenso en nuestras familias y vida social”, afirmó el secretario de Estado, destacando que el plan se enmarca en el programa “Elige vivir sin drogas” del gobierno de Sebastián Piñera.
Cada dispositivo irá acompañado de una ambulancia, y la muestra se hará en contacto visual con la persona a la que se controla “para que no acuse manipulación”, afirmó Chadwick.
Las penas a las que se exponen las personas que sean acusadas de conducir bajo la influencia de estupefacientes o sicotrópicas, dependiendo de la gravedad del delito, van desde presidio menor en su grado mínimo (entre 61 y 540 días) y una multa de entre 2 y 10 UTM, hasta presidio mayor en su grado mínimo (entre los 5 años y 1 día y los 10 años) y una multa de entre 8 y 20 UTM, en caso de causar lesiones graves gravísimas o la muerte. A esto se suma la suspensión o cancelación de la licencia de conducir.
En tanto, negarse a tomar el test se multará con entre 3 y 10 UTM, con suspensión de licencia hasta por 1 mes.