Los cinco aspirantes a liderar el Partido Laborista británico, que sufrió una severa derrota electoral en diciembre, prometieron el sábado enfrentar las acusaciones de antisemitismo que sacudieron a la formación durante la campaña.
“A los judíos les asustaba que los laboristas pudieran ganar la elección. Eso es muy grave” afirmó Jess Phillips, considerada centrista, durante ese debate en Liverpool que reunió a un candidato y cuatro candidatas al cargo en Liverpool (centro-oeste).
“Se puede ser crítico con las políticas israelíes sin ser antisemita”, añadió por su parte Kier Starmer. “Si eres antisemita no deberías estar en el Partido Laborista, es así de simple”, recalcó.
El desafío del candidato en esta contienda interna de la formación de izquierdas es dejar atrás la etapa controvertida que lideró el veterano socialista Jeremy Corbyn, que tuvo que dimitir tras los peores resultados laboristas desde 1935.
Lisa Nandy, una diputada local, llegó a afirmar que se sentía “avergonzada de ver a dónde fue a parar nuestro partido”.
“Les abrimos las puertas a los antisemitas” añadió Nandy.
“No quiero nunca más ser tildada de racista cuando llamo a la puerta de alguien con miembros del partido”, explicó.
Otra de las favoritas en ese proceso de “primarias” laboristas, Rebecca Long-Bailey, que según algunos medios de comunicación encarna el continuismo de Corbyn, reconoció que “no hemos sabido enfrentar el antisemitismo debidamente”.
Emily Thornberry, portavoz para asuntos internacionales del partido, pidió no desviar la atención de la política emprendida por el primer ministro conservador, Boris Johnson.
“Soy muy estudiosa, podría ponerle en un aprieto” aseguró esta política en alusión a Johnson, que se prepara para liderar a su país en la histórica salida de la Unión Europea, el 31 de enero.
El próximo líder del Partido Laborista será elegido por los 500.000 miembros de la formación, mediante voto por correo, en un proceso que durará del 21 de febrero al 2 de abril. El nombre del triunfador será anunciado el 4 de abril.
