El juicio por la trágica muerte del futbolista Emiliano Sala continúa avanzando en Cardiff, Gales. En las últimas horas se conocieron palabras del único imputado, David Henderson, quien asegura estar muy afectado por el accidente aéreo en el Canal de la Mancha que acabó con dos vidas... eso sí, insiste en su inocencia en la acusación de negligencia.

El piloto británico que está siendo juzgado en Cardiff por el accidente aéreo de 2019 en que murió el futbolista argentino Emiliano Sala aseguró ante la justicia que la tragedia le había dejado “muy afectado”.

David Henderson, de 67 años, ya admitió haber organizado el vuelo sin las autorizaciones pertinentes y está acusado de poner en peligro la seguridad del aparato y sus ocupantes, cargo del que se ha declarado inocente.

“No pasa un día ni una hora” en que no piense en el accidente, declaró.

Sala, de 28 años, y el piloto David Ibbotson, de 59, murieron cuando la avioneta monomotor cayó a las aguas del Canal de la Mancha mientras volaba de Nantes, en el noroeste de Francia, a la ciudad galesa de Cardiff, en el suroeste del Reino Unido.

El delantero había fichado por el Cardiff City, que entonces jugaba en la Premier League, traspasado desde el Nantes por 17 millones de euros (20 millones de dólares).

El cuerpo del futbolista se recuperó del fondo del mar al mes siguiente y fue trasladado a su pueblo de Progreso para ser enterrado. Sin embargo, nunca se halló el cadáver de Ibbotson.

Henderson explicó ante el tribunal que estaba de vacaciones en París cuando el agente futbolístico William McKay se puso en contacto con él para preguntarle si podía llevar a Sala a Cardiff.

El piloto rechazó el trabajo y en su lugar llamó a Ibbotson, quien “inmediatamente dijo que sí“, afirmó. “Asumió la responsabilidad de todo lo relacionado con el vuelo”, aseguró calificándolo de “piloto experimentado”.

Pero Ibbotson nunca había tenido licencia para volar de noche y su certificación para pilotar el Piper Malibu había expirado en noviembre de 2018, dos meses antes del accidente, había explicado el fiscal el martes.

Al enterarse de que se había perdido el contacto con la avioneta, Henderson se sintió “muy, muy preocupado, angustiado realmente”. “Me vi muy afectado por la noticia” y “he tenido una ansiedad enorme”, añadió.

Una investigación, publicada en marzo de 2020, concluyó que Ibbotson no tenía licencia para pilotar el avión ni para volar de noche, perdió el control del aparato y maniobró demasiado rápido al tratar de evitar el mal tiempo.

La propietaria de la avioneta, Fay Keely, aseguró el miércoles que siete meses antes del accidente había enviado un correo electrónico a Henderson, operador oficial, instruyéndole para que no volviera a utilizar a Ibbotson, después de que la autoridad de aviación civil británica, CAA, denunciara dos infracciones.

En la apertura del proceso, el fiscal acusó a Henderson de haber actuado movido por intereses económicos.

“Tenemos los dos la posibilidad de ganar dinero”, le había escrito a Ibbotson en un SMS leído por el fiscal, “pero no si contrariamos a los clientes o atraemos la atención de la CAA”