Este sábado, Bélgica y un imparable Lukaku (autor de dos goles) superaron 3-0 y sin despeinarse a una inofensiva Rusia, demostrando que le sobran armas para ganar la Eurocopa.

El equipo de Roberto Martínez fue una máquina sin fisuras. Con una disciplina casi militar y sin apenas florituras, los ‘Diablos Rojos’ dieron un golpe sobre la mesa.

Con un gol en cada parte, Lukaku demostró por qué es el terror de cualquier defensa. Eso sí, en la segunda mitad, los belgas se limitaron a dormir el partido con la mente puesta en rivales de mayor enjundia.

El partido estuvo a punto de ser aplazado debido al desvanecimiento de Christian Eriksen en el encuentro disputado poco antes en Copenhague entre Finlandia y Dinamarca, pero la UEFA decidió seguir adelante con la competición tras confirmarse la mejoría del estado del jugador danés.

Como era de esperar, el madridista Eden Hazard arrancó el partido en el banquillo. Eso se sumó a las bajas ya conocidas de Kevin de Bruyne y Axel Witsel, que ni siquiera viajaron a Rusia.

Los locales apostaron por un equipo con mucho músculo y con un sólo artista en el centro del campo; Golovin.

El delantero del Inter de Milán acaparó toda la atención en la primera parte. Después de unos minutos de tanteo y ante una ruidosa afición local, el fornido delantero aprovechó la primera ocasión que tuvo para marcar.

Los rusos pidieron fuera de juego, pero el ariete de 28 años aprovechó el fallo garrafal de Semenov en el despeje para disparar de primeras y marcar con la zurda en el minuto 10, pese a que el remate no fue limpio.

Lukaku, en un bonito gesto, se lo dedicó a su compañero ‘neroazurri’, ingresado en un hospital.

Courtois era un mero espectador. Bélgica quería sentenciar en la primera parte. Y así fue. Un centro sin aparente peligro fue despejado por un inseguro Shunin y el rechace lo aprovechó el recién entrado Meunier en los 34′.

En la segunda parte llegó el momento que todos estaban esperando; Eden Hazard saltó al campo. Tenía unos veinte minutos para dejar algún destello de su gran clase. Lo intentó en un par de ocasiones, pero sin suerte.

En cambio, Lukaku sí estaba enchufado. Aprovechó un pase largo de Meunier poco antes del pitido final para batir al guardameta ruso. El silencio del estadio fue su mejor homenaje.

El próximo duelo de la Selección de Bélgica será el próximo jueves, justamente, ante Dinamarca.