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Paulina Urrutia se sincera por Alzheimer de Augusto Góngora: "No lo trato como enfermito ni viejito"

20 septiembre 2021 | 17:41

Fue en 2014 que el periodista Augusto Góngora (69), esposo de la actriz Paulina Urrutia (52), fue diagnosticado con Alzheimer. A varios años de ese momento, su mujer se sinceró sobre la enfermedad y afirmó que no lo trata “como enfermito ni como viejito”.

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Sus palabras llegaron a horas de que se conmemore el Día Mundial del Alzheimer, en conversación Angélica Castro, animadora del programa Aquí somos todos (Canal 13), donde contó que a pesar de los episodios producidos por el padecimiento siguen existiendo momentos en que él la “encuentra”.

“Son justamente esos momentos cuando me toma la mano, me dice ‘ayúdame’, ‘te quiero‘ (…) Esos son los momentos en los que uno vive. Los que uno queda (asombrada)”, reconoció.

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“El momento en que más lo extraño”

Tras ser consultada, Urrutia afirmó que cuando más extraña a Augusto es durante las noches, pues confesó que “es el momento en que soy su mujer. Dormimos juntos. Tocarlo, olerlo. Es mi marido. Es mi hombre. Es el momento más pleno”.

Los hijos, añadió luego, “vienen los días lunes y me relevan para que salga en la noche”.

Pudo, así, juntarse con su hermana, su prima y amigos. No obstante, llegó un día en que no tuvo ningún panorama y decidió ir a un restaurante al que solía ir con su esposo.

“Me atreví. Como era temprano, una mesa sola (…) Entré y ese momento, para mí, fue brutal. Sentir que no estaba con él. Pero como soy actriz y como las mesas estaban muy lejos unas de otras, me puse a conversar con él”, narró.

“Estuve toda la noche conversando con el Augusto y me di cuenta que en el fondo es un proceso de duelo muy largo, pero donde la persona nunca deja de ser un ser humano”, agregó.

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Ni enfermito ni viejito

Más tarde confesó que, a pesar de no saber si es “bueno o malo”, “no lo trato como enfermito ni como viejito. Lo trato como mi marido con las dificultades que tiene”.

“En la noche le hablo al oído y le cuento todas las cosas que hicimos en el día (…) él escucha y dice ‘bueno, bueno’ o dice ‘lindo’. Da lo mismo lo que uno le cuente, sino que él el tono lo relaciona con algo (bonito), añadió.

Su reflexión final indicó que “el recuerdo no está en ellos. Uno no tiene que preocuparse por si él te recuerda a ti. Es cómo tú lo recuerdas, cómo tú haces el recuerdo. Y yo no recuerdo al Augusto de antes, recuerdo al del día. Lo que hizo en el día. Lo que hizo por mí en una tarde. Lo que me ayudó y no me ayudó”.

“Nunca fui madre y creo que ahora he sido más madre que nunca siendo su mujer”, puntualizó.