Kelley Mack, la actriz de 33 años conocida por su reciente participación en la novena temporada de la serie The Walking Dead, falleció en su ciudad natal de Cincinnati (Estados Unidos).
Quien interpretó al personaje de Addy, murió luego de una batalla contra un glioma del sistema nervioso central, según distintos medios internacionales.
Muere Kelley Mack a los 33 años
La muerte de Kelley Mack fue confirmada por medio de la cuenta oficial de Instagram de la propia actriz: “Con profunda tristeza anunciamos el fallecimiento de nuestra querida Kelley. Una luz tan brillante y ferviente se ha trasladado al más allá, adonde todos finalmente debemos ir”.
Según la publicación, la actriz falleció en paz el sábado 2 de agosto, acompañada por su madre, Kristen, y su tía, Karen.
Mack padecía un glioma del sistema nervioso central, una forma de tumor cerebral que comienza en el cerebro o la médula espinal y que, a medida que crece, puede afectar funciones neurológicas esenciales.
La actriz tuvo cerca de 35 papeles como profesional, pero además, tuvo una destacada trayectoria como productora, además de haber sido rostro de anuncios y voz de doblaje.
En el 2018 se unió a la novena temporada de The Walking Dead interpretando a Addy, una joven sobreviviente del apocalipsis zombi.
¿Qué es un glioma?
Un glioma es un tipo de tumor cerebral que se origina en las células gliales del cerebro o la médula espinal, según explica Mayo Clinic.
Resulta que las células gliales (como los astrocitos, oligodendrocitos y ependimocitos) son las que soportan, protegen y nutren a las neuronas. Los gliomas pueden desarrollarse a partir de estas células, y dependiendo de la célula de origen, se clasifica en varios tipos.
Los síntomas pueden variar según la ubicación, el tamaño y el tipo de tumor. Algunas manifestaciones comunes incluyen:
Dolores de cabeza Convulsiones Alteraciones en la visión Déficit neurológico: Cambios en el comportamiento y la cognición Náuseas y vómitos Alteraciones del habla o comprensión
Su tratamiento depende de varios factores, como el tipo específico de tumor, su tamaño, ubicación y grado de malignidad, pudiendo requerir cirugía, radioterapia o quimioterapia, según el caso.