El fin de la tarjeta de coordenadas puede significar un cambio importante para quienes están acostumbrados a métodos físicos para hacer transacciones bancarias, lo que es más visible en los adultos mayores.
Esto porque aún existe una brecha digital considerable en este sector poblacional que, a su vez, es más susceptible de caer en estafas mediante llamados o mensajes.
La decisión de eliminar esta modalidad viene por la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), que se defendió señalando que busca elevar los estándares de seguridad para transacciones y modificaciones de información mediante las aplicaciones bancarias.
Ahora, se obliga al sistema a implementar la “Autenticación reforzada del cliente (ARC)”, donde se debe usar al menos dos de estos factores de autenticación: una cosa que solo el usuario conozca -como una clave-, algo que posea -como un “llavero” que crea una clave o también el celular- o “algo que el usuario es” -la huella digital o el propio rostro-.
Los cuestionamientos por el fin de la tarjeta de coordenadas
Si bien con la normativa, el regulador busca que los bancos y entidades financieras avancen hacia sistemas más robustos, digitales y seguros, las críticas o cuestionamientos hacia el fin de las tarjetas de coordenadas no se han hecho esperar.
“Un cacho para los adultos mayores usar apps para pagos. La tarjeta era útil para hacerlo remotamente. Ahora, sin el teléfono del titular será mucho más difícil ayudarles”, señalaba uno de los comentarios de la nota de BioBioChile que daba cuenta del cambio.
Por otro lado, mediante cartas a El Mercurio, lectores afirmaban que el sistema bancario nacional estaría empujando “deliberadamente hacia una dependencia digital absoluta”, mientras otras personas daban cuenta de cómo sus familiares tendrían serias dificultades para realizar pagos o movimientos.
“Mi madre tiene 95 años y no puede ni siquiera usar un celular. ¿Cómo hará ahora sus pagos?”, señaló uno de los textos.
A modo de respuesta, el presidente de la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras (Abif), José Manuel Mena, resaltó el hecho de que la eliminación de la tarjeta de coordenadas es por una instrucción de la CMF, y que “comprenden” los inconvenientes que puedan causar.
“La regulación debiera aspirar a equilibrar la seguridad en los medios de pago con la experiencia y el acceso de los clientes, razón por la cual y considerando el dinamismo propio del marco normativo, esperamos que se avance hacia ajustes que otorguen mayor flexibilidad en situaciones particulares”, concluye la carta a El Mercurio.
Adultos mayores
Expertos consultados por el citado medio coinciden en la necesidad de incluir a los adultos mayores en programas de digitalización, considerando las distintas capacidades de quienes ya superar cierto nivel de edad.
Por ejemplo, el director ejecutivo de Conecta Mayor UC, Eduardo Toro, dijo que en Chile solo el 5% de la población adulta mayor ha tenido acceso a procesos de capacitación digital, pero que “más del 50% manifiesta interés de aprender”.
La coordinadora del Centro de Envejecimiento de la U. de los Andes, Claudia Rodríguez, por su parte, apunta a la gradualidad en los procesos de digitalización en el país.
Aquello considerando que muchos adultos mayores “ni siquiera tienen celulares inteligentes”, como los que se necesitarían para usar plenamente aplicaciones bancarias. “Esta transición amable implica acompañar en el proceso, no cambiar de un día para otro al mundo digital cuando se sabe que aún hay brechas”.
CMF defiende nueva norma
Debido a las varias críticas y cuestionamientos, el director general de Supervisión y Conducta de la CMF, Daniel García, comentó que la norma busca mejorar la seguridad, situándolos en línea con “los estándares internacionales vigentes sobre la materia, y permiten prevenir de mejor manera los fraudes”.
Según citó Emol de la declaración, el regulador estaría monitoreando que las instituciones financieras implementen las medidas para garantizar el acceso “permanente y continuo” de sus servicios a todos los clientes.
Por ello, es que pidieron a las diversas entidades que detallen cómo han informado de estos cambios a sus usuarios, “de manera que las personas puedan seguir utilizándolos de manera segura y confiable”.
Desde el Sernac han dado varios consejos de seguridad, considerando el fin de la tarjeta de coordenadas.
Primero, está el informarse con el banco sobre los métodos disponibles para aprobar transacciones o cambios de información. Como punto muy importante, está el nunca compartir las claves ni datos personales, aunque sean personas que hablan o se presentan como ejecutivos de banco.
Por otro lado, el Sernac recomienda activar sistemas complementarios de seguridad, más allá de las claves “Pass”.
Finalmente, hay algunos bancos en Chile que todavía permiten el uso del “token” de seguridad, donde una clave es generada en un dispositivo físico similar a un llavero, lo que puede ser una alternativa al uso ya eliminado de la tarjeta de coordenadas.
