En abril de 2000, en el Parque O'Higgins, se vivió una de las jornadas más bochornosas del deporte nacional.

Era abril del año 2000 y Chile recibía a Argentina en lo que asomaba como un partidazo por las semifinales del Grupo I de la Zona Americana de Copa Davis. La sede: la novedosa cúpula del Parque O’Higgins.

Esta 16ª edición del ‘principal clásico del tenis latinoamericano’ aparecía para la afición nacional como la revancha de la derrota 4-1 de La Roja ante la ‘albiceleste’, el 29 de marzo del 2000 en Buenos Aires, por las Clasificatorias de la Conmebol para el Mundial de fútbol ‘Corea-Japón 2002’.

Una razón que ya calentaba el ambiente en la previa. Un cruce que encontraba a Marcelo Ríos como el mejor rankeado de la serie, específicamente en la octava plaza de la ATP, y a Nicolás Massú como el ‘2’ del local (90º).

Por la visita, en tanto, el número 1 del país vecino era Mariano Zabaleta (21º del mundo) y luego aparecía Hernán Gumy, en la plaza 71º del orbe.

Recinto, seguridad y alcohol: una serie de desaciertos previo a los incidentes

La Cúpula del Parque O’Higgins, hoy Movistar Arena, fue construida a partir del inconcluso Estadio Techado y diseñado para albergar eventos musicales, deportivos, comerciales, culturales y de ocio, teniendo una capacidad de entre 12.000 y 16.000 personas.

Se sumó una serie de desaciertos en la previa y durante el primer día del confronte, los que terminarían con un escándalo y una de las jornadas más vergonzosas del deporte chileno.

Primero, el reducto capitalino no estaba completamente terminado para esta atractiva llave de Copa Davis, por lo que fueron puestas sillas de plástico no atornilladas provisionalmente.

Además, la confrontación tenística contaba con escaso control policial porque nunca había ocurrido incidentes en los confrontes por Copa Davis jugados en Chile. En resumen, no se tomaron las más estrictas medidas de seguridad.

Y para peor. Una marca de cerveza que auspiciaba el evento regaló vasos al público en varios estands, por lo que algunos hinchas terminaron bajo los efectos del alcohol.

Hace dos décadas hacía mis primeras armas como reportero, aquella vez en la extinta Agencia UPI en Chile. El ambiente en la Cúpula se caldeaba con el paso de las horas y el aire se podía cortar con un cuchillo, sobre todo cuando ocurrió el ‘escándalo de los sillazos’.

Sillazos y proyectiles: de partido a batalla y de batalla a una guerra en la Cúpula

En el primer duelo, de Ríos frente a Gumy, no hubo mayores sobresaltos. Sin embargo, la raqueta trasandina nunca se sintió cómodo en cancha: “Había mucha gente que no era del ambiente del tenis. Sentí que había mucha bronca y una rivalidad exacerbada y ni siquiera era un partido de Grupo Mundial”.

El ’Chino’, que venía hace 24 meses de convertirse en el primer latinoamericano en llegar al número 1 del tenis mundial, sacó a relucir su repertorio de grandes golpes y superó a la segunda raqueta argentina por 6-4, 6-3, 4-6 y 6-1.

Posteriormente, Nicolás Massú y Mariano Zabaleta saldrían a la pista dura de la Cúpula para afrontar el segundo punto de la serie. Y allí ardería Troya con un escenario vergonzoso.

Parte del público empezó a perder la paciencia y a descontrolarse ante cualquier bola dudosa, lo que llevó al juez de silla y al árbitro general a descontarle puntos al equipo capitaneado por Patricio Cornejo.

“Por favor guarden silencio. Así como otras disciplinas deportivas tienen reglas y reglamento, el tenis también las tiene…Un poco de calma”, fue el llamado de atención de Cornejo al público.

Luego, fue el turno de Marcelo Ríos: “No sacamos nada con seguir gritando. Estamos advertidos y con una advertencia más nos van a descalificar. Así que les pedimos por favor, no es lo que queremos, vamos 1-0 arriba y queremos ganar este partido. Así que por favor si nos pueden apoyar y no seguir gritando”.

Llamados que no hicieron efecto. En la cuarta manga, con el visitante 2 sets a uno arriba y con quiebre a favor, un nuevo punto de penalidad en contra de Chile y un conflicto de Zabaleta con un pasapelotas -que ocultó un proyectil lanzado a la cancha- terminaron por generar el caos.

Una naranja fue arrojada desde la grada a la cancha. Un pasapelotas tomó el objeto y lo escondió. Aquel gesto no le gustó para nada a Zabaleta, quien molesto reclamó y exigió que la mostrara.

El pasapelotas no accedió a la petición del argentino y el singlista lo empujó. Ahí se inició la pelea. Los hinchas nacionales que se encontraban en la galería notaron la situación y reaccionaron con furia. Llovió de todo. Los argentinos huyeron como pudieron y para peor el acceso a los vestuarios se encontraba debajo de una tribuna.

Los desmanes llevaron a la suspensión del encuentro. Diversos objetos fueron lanzados a la pista, como monedas, frutas y sillas, así como contra la barra y la delegación argentina, quienes salieron del recinto escoltados por los carabineros.

Incluso, el padre de Mariano Zabaleta, Carlos, sufrió una herida en la cabeza por un elemento lanzado desde la tribuna, lo que provocó la molestia del jugador, que se lanzó contra la fuerza pública. Hubo dos policías heridos y cinco detenidos.

Las reacciones al bochorno: del “Zabaleta le pegó a un carabinero, lo deben meter preso” al “sentí miedo”.

En la rueda de prensa posterior al bochorno, Nicolás Massú declaró ‘en caliente’ y las emprendió contra su rival: “Zabaleta le pegó a un carabinero, lo deben meter preso… Qué pasa si voy yo a Argentina y le pego a un carabinero, estaría preso seguramente, pero por qué Zabaleta no lo está, porque aquí le aguantamos todo”.

En su llegada a Argentina, en tanto, Zabaleta declaró: “Me he sentido muy mal, porque allá en Chile tratan de tapar todo diciendo que yo soy el culpable, pero cualquiera que ve los videos se da cuenta de cómo fue todo”.

Sentí miedo, por supuesto, porque la gente entraba a la cancha, entraba cualquiera. A mí me pegaron una patada, no se quien fue, y otros jugadores fueron agredidos. La verdad no era un clima de una cancha de tenis”, agregó.

En tanto, Hernán Gumy sostuvo que “especialmente Mariano, después de ver al padre con 20 puntos en la cabeza, anímicamente no estaba para seguir como se había dispuesto de continuar el partido de singles”.

“Decidimos, en una determinación unánime entre la asociación y los jugadores, de no seguir (la serie)”, añadió.

La hora de las resoluciones y los castigos: la firme determinación de la ITF

El árbitro general de la serie, el dominicano Toni Hernández, se vio totalmente sobrepasado aquel día 7 de abril del 2000. No sabía qué hacer ante los acontecimientos, nunca antes vistos en una cancha de tenis.

Allí, la Federación Internacional de Tenis (ITF) tomó el protagonismo y la idea era continuar la confrontación sin público. El sábado 8 de abril, Hernández anunció en un estadio desierto: “Chile ha ganado la serie por no presentación, pero hay que esperar pues la Argentina presentó un certificado médico en el cual expone que por razones anímicas, físicas y psicológicas no está en condiciones de continuar jugando. El resultado es 5 a 0, sujeto a una ratificación de la ITF”.

La ITF abrió un juicio en su sede en Londres y el día 13 de abril tomó una resolución: ratificó el triunfo chileno, pero el país organizador de la serie fue sancionado con la prohibición de jugar como local en la Copa Davis hasta el 2003 y no poder disputar el repechaje del Grupo Mundial ante Marruecos.

Además, la Federación de Tenis de Chile fue multada con 47 mil dólares.

Cinco meses después del bochorno de los sillazos, Massú y Zabaleta volverían a verse las caras en Santiago para disputar la ‘Copa de la Amistad’. Sobre la arcilla del Court Central del Estadio Nacional, el doble oro olímpico se impuso en tres sets al oriundo de Tandil.

La palabra del actual presidente de la Federación de Tenis de Chile

Sergio Elías Aboid, actual presidente de la Federación de Tenis de Chile, se refirió en diálogo con BioBioChile a la recordada serie en el Parque O’Higgins, donde tuvo un papel importante.

“Hace 23 años yo estaba en la ITF como miembro del comité senior y tuve que defender en Londres a Chile junto a Jaime Fillol y el presidente de ese entonces de la Federación, José Ramón de Camino”, comenzó diciendo.

“Cuando se produjeron los problemas hablamos con el árbitro general y ofrecimos jugar a puertas cerradas el sábado y domingo, pero Argentina no aceptó y se fue”, agregó.

Luego, Elías detalló que “posteriormente, tuvimos que ir a una audiencia con el comité de la Copa Davis. Fuimos a exponer que habíamos ofrecido jugar a puertas cerradas para evitar problemas con el público y los argentinos no quisieron. Y a base de los argumentos ellos tomaron la decisión de quitarle la localía a Chile para los próximos encuentros, pero nos daban como ganador”.

“Tras ello pasó a análisis, que no es común, del directorio central de la ITF y decidió declarar también a Chile perdedor, pero además dejarnos sin sede por los próximos tres años”, complementó.

A la hora de explicar el escándalo sucedido en el interior del hoy Movistar Arena, el máximo dirigente del deporte blanco nacional dijo que “se produjeron situaciones que se conjugaron para que pasara esto. Primero hubo venta de cervezas en el mismo recinto, ahora no se puede entrar ni con vasos a los estadios, e incluso hubo bastante expendio como regalo además”.

“Jugábamos también con Argentina, que poco antes venía de ganar a nuestro país en el fútbol, y la barra visitante trajo una bandera gigante que la extendió de arriba a abajo de la tribuna oficial, en una especie de provocación. Además, primera vez que se jugaba en Chile una definición de Copa Davis en un recinto cerrado con sillas sueltas. Se conjugaron varias cosas”, sentenció.