Indignación en Estados Unidos. Jesse Mack Butler, una estrella del béisbol de secundaria que se perfilaba para continuar su carrera deportiva, se salvó de ir a la cárcel pese a declararse culpable en casos de violaciones a dos excompañeras de establecimiento. Todo, por una denominada ‘trampa judicial’.
Fue la semana pasada que el adolescente de Oklahoma conoció la ridícula sentencia: un año de rehabilitación y servicio comunitario, a pesar de que arriesgaba -aproximadamente- 78 años en la cárcel, detalla New York Post.
La resolución ha desatado la furia de las familias de las víctimas, políticos y sociedad estadounidense en general.
“Es espantoso. Recibí castigos similares por incumplir el toque de queda cuando era adolescente”, dijo una de las madres de las afectadas a Daily Mail, acotando que “no solo les estás dando una bofetada a estas sobrevivientes, sino que también estás poniendo en riesgo a otras mujeres al no exigirle responsabilidades”.
La mamá de la segunda también se pronunció: “No es equivalente a lo que les hizo. Le dije al fiscal que no quería que se saliera con la suya, porque no podía imaginar que otra madre tendría que pasar por lo que yo pasé”, expresó.
Los “ataques enfermizos” y la ‘trampa judicial’ que avergüenza a EEUU
El New York Post, que calificó los hechos como “ataques enfermizos”, detalló que ambos se produjeron a principios del 2024, cuando salían con, en ese entonces, crack juvenil del deporte.
Una víctima declaró que Butler “la violó repetidamente y la estranguló cuando ella intentó negarse durante su relación de tres meses”.
La agresión fue tan grande que debió someterse a una cirugía para reparar el daño en su cuello. El médico, incluso, contó -según consta en los documentos judiciales- que “habría muerto si la estrangulación hubiera durado otros 30 segundos”.
La segunda afectada, por su parte, reconoció que fue asfixiada hasta desmayarse. Por si fuera poco, la policía encontró en el celular de Butler un video de la escena.
Sin embargo, pese a las pruebas y testimonios, Butler quedó prácticamente impune. En este sentido, hay que decir que fue clave la ‘trampa judicial’ que el victimario ocupó con respaldo de su defensa.
Inicialmente, Butler, que tenía 17 años cuando realizó sus ataques, fue acusado como adulto y se le imputaron diez delitos graves (violación, intento de violación, agresión sexual y asalto, entre ellos). Esa vez, decidió declararse inocente.
Pero con el caso ya avanzado, el acusado hizo un giro a su estrategia y llegó a un acuerdo con la oficina fiscal del distrito: aceptó la responsabilidad, pero se modificó su estatus a delincuente juvenil. Para eso, además, tuvo que cambiar su declaración inicial a “no impugnación” -anulando la primera-, la que fue firmada y aprobada por un juez.
Esa única transformación fue suficiente para que Jesse Mack Butler pasara de posibles 78 años en la cárcel, a uno de rehabilitación y servicio comunitario. Increíble.
El nuevo escenario ha generado gran polémica. El representante estatal de Oklahoma, Justin JJ Humphrey, dijo que todo lo ocurrido demostraba un sistema judicial “corrupto”.
“¿Cómo pudo este juez llegar a esta situación? Si esto no te altera, algo anda mal. Las leyes existen, pero ¿qué se hace cuando no se cumplen? ¿Acaso esto suena a justicia?”, cerró con evidente molestia. El escándalo está desatado.