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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

La ex campeona de peso gallo de UFC, Ronda Rousey, reveló graves secuelas médicas por su carrera como luchadora, incluyendo pérdida de visión temporal debido a conmociones cerebrales. Tras retirarse en 2016 por derrotas ante Holm y Nunes, confesó su lucha con impactos a la cabeza y luces brillantes que afectan su capacidad visual y cognitiva. Aunque consultó especialistas y realizó estudios neurológicos, Rousey experimenta problemas derivados de golpes tanto en la UFC como en su etapa como judoca de alto rendimiento.

La ex campeona de peso gallo de UFC, Ronda Rousey, confesó estar lidiando con graves secuelas médicas derivadas de su carrera como peleadora profesional.

Rousey, de 38 años, hizo historia como la primera campeona femenina de la UFC, título que defendió con éxito en seis ocasiones antes de retirarse en 2016. Su salida del octágono se produjo tras dos derrotas consecutivas: ante Holly Holm y Amanda Nunes, esta última en un combate que duró apenas 48 segundos.

Luego de casi una década retirada, la norteamericana reveló que aún sufre episodios de pérdida de visión temporal, una condición que atribuye a múltiples conmociones cerebrales sufridas a lo largo de los años como peleadora.

En conversación con el podcast de Youtube Untapped, la expeleadora explicó que las luces brillantes y los impactos a la cabeza siguen siendo detonantes que afectan seriamente su capacidad visual y cognitiva.

“Me golpeaban y perdía gran parte de mi visión, mi percepción de profundidad y mi capacidad de tomar decisiones rápidas. Sentía que tenía una conmoción cerebral, pero seguía de pie. No me tambaleaba ni perdía el equilibrio, pero era como quedarme ciega por momentos”, señaló Rousey.

Según contó, estas alarmantes señales se hicieron cada vez más frecuentes, lo que la llevó a consultar especialistas para abordar sus problemas neurológicos. Rousey explicó que los síntomas no comenzaron en el MMA, sino que se remontan a su etapa como judoca de alto rendimiento, deporte en el que también sufrió golpes repetitivos a la cabeza.

“No me arrepiento de nada”, afirmó. “Ahora tengo más información sobre lo que me pasaba. En su momento, no podía hablar abiertamente sobre mis síntomas sin que la gente creyera que estaba dando excusas. Simplemente, no tenía todas las respuestas”.

Gracias a gestiones del presidente de UFC, Dana White, Rousey accedió a un estudio neurológico especializado para expeleadores. Si bien no se lograron avances definitivos, los médicos pudieron identificar múltiples condiciones que explican sus padecimientos actuales.