En Sídney 2000, el ecuatoguineano Eric Moussambani entró en la historia del deporte: compitió solo, llegó último y se convirtió en el peor nadador en la historia de los Juegos Olímpicos.

Un nadador profesional tarda, en promedio, 51 segundos en completar la prueba de 100 metros libres. Eric Moussambani, en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000, tardó 1:52.72, registrando el peor tiempo en la historia de la disciplina.

El representante de Guinea Ecuatorial apenas sabía nadar y, según reconoció tiempo después, solo llevaba un par de meses practicando antes de presentarse en la cita de los cinco anillos.

¿Cómo fue que llegó a competir a las Olimpiadas una persona que apenas sabía nadar? ¿Quién fue aquel hombre que, en la piscina del Centro Acuático Internacional, casi se ahoga? ¿Por qué compitió en solitario?

Atleta por coincidencia

Luego de las Olimpiadas de Atlanta 1996, el Comité Olímpico Internacional (COI) descubrió que realizar una cita planetaria con escasos representantes de países de África y Medio Oriente no era muy mundial del todo.

Por lo anterior, decidió entregar cupos a países en vías de desarrollo a través de un sistema de cuotas que no exigía a los atletas tiempos mínimos o basta experiencia.

Así, Guinea Ecuatorial, Níger, Tayikistán, entre otros países, recibieron invitaciones para aumentar sus delegaciones de cara al evento en Australia.

La noticia fue bien recibida por la Federación de Atletismo de Guinea Ecuatorial, aunque también con preocupación. No tardaron en completar las plazas para varias disciplinas, pero nadie estaba interesado en Natación.

Un día, golpeó sus puertas un joven de 20 años. Medía casi dos metros, tenía largos brazos y una sonrisa que, aunque inocente, era bastante cautivadora.

“Quiero unirme al equipo de atletismo”, les dijo Eric Moussambani, quien había escuchado por radio que la Federación buscaba atletas para representar al país en una tal Olimpiada.

Un dirigente le respondió que ya no quedaban cupos, pero otro tuvo la idea de ofrecerle a ese desconocido adolescente probar suerte en deportes acuáticos: “Nos queda un espacio en Natación”.

El nadador que no sabía nadar

Eric, quien reconoció años después a ESPN que no sabía nadar cuando llegó a la sede de la Federación de Atletismo de Guinea Ecuatorial, no lo pensó dos veces. Después de todo, podría competir en la cita de los cinco anillos, el sueño de cualquier atleta (aunque él no fuese precisamente un atleta).

Moussambani estaba decidido a convertirse en el mejor nadador en la historia de Guinea Ecuatorial. Un día después de recibir la venia de la Federación de su país, se puso manos a la obra. Faltaban solo ocho meses para el inicio de Sídney 2000.

Sin embargo, cuando buscó una piscina olímpica, se enteró de que no existían en el país africano. Lo más cercano que encontró a una pileta de 50 metros de largo, fue la de un hotel en Malabo de 12 metros y unos cuantos centímetros de profundidad.

Pese a las limitaciones, el joven ecuatoguineano no se rindió. En solitario y sin entrenador, practicaba en la piscina del resort de la capital de su país a las 05:00 horas, para no interrumpir a los huéspedes.

En su camino también se interponían piedras y algas, cuando nadaba en ríos y playas buscando mejorar sus tiempos y perfeccionando su técnica que, en ese momento, era inexistente.

Ocho meses después de aceptar la propuesta de la Federación de Atletismo de su país, el 15 de septiembre Eric desfilaba con su inocente y cautivadora sonrisa por el Estadio Olímpico de Australia como abanderado.

Nadó solo y llegó último

El 19 de setiembre, cuando en Chile se celebraba lo que quedaba de Fiestas Patrias y el país se ilusionaba con la Selección Sub 23 de Iván Zamorano, Reinaldo Navia y Rodrigo Tello, Eric Moussambani hacía su ingreso al Centro Acuático Internacional de Sídney.

Junto a él estaban Karim Bare (Níger) y Farkhod Oripov (Tayikistán), quienes lucían impecable traje de látex. El ecuatoguineano, por su parte, se vistió con una tanga que le había prestado el entrenador de Sudáfrica que, la noche anterior, le explicó que la piscina medía 50 metros y debía dar un giro al final.

Cuando ingresó a la pileta, con casi 14 mil personas en las tribunas, la sonrisa del representante de Guinea Ecuatorial por poco desaparece: casi se desmaya.

Lo anterior no impidió que fuese el único concentrado a la hora de la largada, ya que Bare y Oripov partieron en falso y fueron descalificados. Así, eran solo Eric y la piscina. Y la pileta por poco gana.

Inmediatamente después que el ecuatoguineano se sumergió en el agua, el público empezó a reír. La carencia de técnica era evidente en Moussambani, quien no tenía coordinación en piernas y brazos, y apenas avanzaba un par de centímetros por segundo.

“Creo que estuve bien en los primeros 50 metros. El agua estaba muy limpia y era raro ver las cámaras ahí abajo. Concentré toda mi energía en darme aliento para llegar al final. En los segundos 50 metros estaba agotado”, confesó el improvisado nadador a EFE, al cumplirse 20 años de su hazaña.

Con el paso de los segundos, las risas de la gente mutaron a murmuros de preocupación. El atleta parecía más cerca de ahogarse que de llegar a la meta y, desde la tribuna, surgieron aplausos y gritos de apoyo para el africano.

Finalmente, luego de 1 minuto, 52 segundos y 72 centésimas, Eric acabó la carrera y estableció un nuevo récord: se convirtió en el peor nadador en la historia de los Juegos Olímpicos.

Eric Moussambani durante la prueba de 100 metros libres en Sídney 2000.
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El antes y el después de Eric Moussambani

Pese a la vergonzosa presentación, la sonrisa de Moussambani -ya no tan inocente- jamás desapareció y su paso por Australia marcó un antes y un después en su vida.

Su nombre se convirtió en el más buscado de los Juegos Olímpicos, la marca Speedo (de ropa e implementos de natación) le ofreció un millonario contrato y Guinea Ecuatorial construyó dos piscinas profesionales para incentivar los deportes acuáticos en el país.

“Mi aparición en los Juegos Olímpicos sirvió para que se conociera más a mi país y me convertí en una figura del deporte, tanto allí como en los países de alrededor. Soy una especie de embajador de la natación en esta región”, reconoció Eric años después.

Su carrera deportiva también continuó. Logró bajar su tiempo en los 100 metros libres a 58 segundos en el Mundial de Natación de 2001 y aspiraba a competir en las Olimpiadas de Atenas 2004.

Sin embargo, un error administrativo de la Federación de Atletismo, la misma que lo llevó a dedicarse a los deportes acuáticos, lo privó de asistir al evento en Grecia.

Desde 2012, Moussambani es el seleccionador de natación de Guinea Ecuatorial y es considerado uno de los deportistas más importantes en la historia del país africano.