Son más de 50 angustiantes horas sin saber el paradero del montañista chileno desaparecido en el K2, Juan Pablo Mohr, y sus compañeros de expedición, John Snorri y el pakistaní Ali Sadpara.

Justamente, el hijo de este último, Sajid, también estaba en la misión de alpinismo con el chileno. No obstante, una falla en su máscara de oxígeno, le impidió avanzar con el grupo y tuvo que devolverse hacia una estación de la montaña donde pudiese comunicarse con la base central.

Sajid relata que cuando se despidió de todos, “el grupo continúo ascendiendo a buen ritmo y en buena forma”, pero que el equipo de su padre no contaba con aparatos de comunicación radial.

El pakistaní se encontraba en una estación del K2 esperando a que el grupo bajase y así, poder ofrecerles té y agua. Sin embargo, al haber un fuerte viento y un frío extremo, desde la central le pidieron a Sajid que bajase a la base.

El joven montañista, ahora ayudando en las labores de rescatistas, cree que Mohr y sus compañeros llegaron a la cima, pero que el problema lo habrían tenido al descender.

Con temperaturas por debajo de los 50 grados bajo cero y fuertes ráfagas de viento, Sajid advierte que “si pasan más de dos o tres días, las posibilidades de que algún ser humano sobreviva, a una altitud de más de 8.000 metros y con la severidad del frío, son escasas”.