El delantero Nicolás Castillo, actualmente en el América de México, confesó dramáticos detalles de su situación en el país azteca tras la cuádruple operación a la que debió someterse tras sufrir una trombosis.

En entrevista vía redes sociales con Universidad Católica, el formado en la tienda cruzada contó cómo ha pasado un caótico 2020.

“Llevo de enero en cuarentena, ha sido difícil empezar este 2020, de la clínica, de allá para acá, desde el 28 de enero que no salgo de casa, casi dos meses, fui a operarme por una lesión del cuádriceps, que por querer jugar con molestias se me cortó. Se decidió operar junto con los doctores y el cuerpo técnico porque no aguantaba el dolor. No estaba bien en lo físico, no daba más. Era pasar cuatro meses o esperar a que se regenerara solo. Después de eso salió todo, terminó la operación y no me acuerdo mucho, estaba en el post operatorio, y en ese momento me empezó a dar la trombosis”, partió relatando al atacante.

“No sentía la pierna o sentía que me iba explotar. Trataba de mover el tobillo y no podía, me durmieron al tiro. Una doctora, que me salvó la vida, sacó a todos de la pieza y me dijo ‘hay que operar de nuevo’. Ya después no recuerdo más”, añadió Castillo.

“Estaba muerto, no me acuerdo de nada. Tengo una cicatriz de 20 puntos en la ingle. Dormía, comía, dormía, comía. Y estaba con oxígeno. Me vino un nuevo sangrado y me operan por tercera vez”, complementó el delantero del América.

Sobre lo anterior, Castillo detalló que “después me quise mover un poquito, estaba tieso, súper incómodo. Hago un movimiento para tratar de levantarme y me vuelve a sangrar de la nada. Ahí fue donde la vi negra, iba perdiendo sangre en un trayecto que te puedes demorar 40 minutos por el tráfico. En un momento vi todo blanco, perdí casi tres litros de sangre. Ahí fue cuando el club pidió donantes de sangre. Esa fue la cuarta vez que me abrieron la cicatriz. Me pincharon por todos lados”.

Finalmente, el ariete aseguró que “lloraba por todo, me salvaron la vida. Estar en una camilla ya era un avance. Tenía mi pierna y lo demás no me importaba. Me ayudaron mucho los mensajes porque estaba mi familia y el apoyo del club y de la gente”.

“Estuve meses forzando una lesión por querer jugar. Ahora es un aprendizaje que me va a servir para siempre, no forzar nada”, sentenció Castillo.