El ex defensor estadounidense, Chase Hilgenbrinck tuvo pasos por Huachipato, Naval y Ñublense antes de retirarse en la MLS, donde aseguró sentir el llamado de Dios.

A lo largo del tiempo, el fútbol chileno ha vivido sorprendentes historias que parecen sacadas de una película, pero ninguna como la de Chase Hilgenbrinck McDonald; el ex seleccionado juvenil de Estados Unidos que llegó a jugar por Huachipato, Naval y Ñublense, y que actualmente es un reconocido cura en Illinois.

Hoy, el ex defensor se dedica a entregarle toda su dedicación a la Iglesia Católica siendo encargado de dirigir casamientos, bautizos y toda celebración de índole religiosa. Mientras que en plena pandemia, el estadounidense envió un afectuoso saludo a Chile y a Chillán en un mensaje que compartieron los ‘Diablos Rojos’.

Pero, ¿qué lo llevó a cambiar radicalmente su oficio apenas anunció su retiro a los 26 años?

Origen: Selección Juvenil de Estados Unidos y universidad

De padres católicos, Chase nació un 2 de abril de 1982 en Quincy, Illinois. El fútbol lo acompañó toda su infancia y adolescencia hasta llegar a ser seleccionado sub-17 de Estados Unidos, donde se consolidó en la zaga defensiva junto a un defensa que, posteriormente, se convertiría en un emblema de ‘Las barras y las estrellas’; Oguchi Onyewu, quien militó en Milan, Newcastle, Sporting de Lisboa, Málaga, Twente, entre otros clubes.

Fue en ese entonces y tras su paso por la equipo de fútbol de la Universidad de Clemson, donde estudió Comercio Exterior, que conoció a un entrenador chileno que dirigía al elenco de la Universidad de Southern Wesleyan, quien le recomendó probar suerte en el balompié nacional.

Cabe destacar que Hilgenbrinck aún no debutaba con un club profesional.

El ‘Gringo’ y su periplo en Chile

En 2005, Huachipato le abrió las puertas a quien, rápidamente, se ganó el apodo de ‘Gringo’, quien recaló al puerto de Talcahuano en busca de estrenarse profesionalmente. En el cuadro ‘acerero’ sumó pocos minutos y no logró convencer del todo a Arturo Salah, que junto a la directiva, decidieron enviarlo a préstamo a Naval.

Fue en el elenco chorero donde el defensor zurdo se consolidó como un futbolista que daba garantías en la zaga, completando una gran temporada 2006 que llamó la atención de Ñublense, que tras el fin de su cesión y su vuelta al cuadro siderúrgico, lo fichó para reforzar un plantel que tenía un objetivo en mente; ascender a la Primera División del balompié nacional.

Sin duda, Chillán se convirtió en su lugar en el mundo tras dejar una gran huella en los ‘Diablos Rojos’. En el equipo que, en ese entonces, dirigía Luis Marcoleta, Chase se afianzó como titular, se ganó el cariño de la hinchada y consiguió conformar el grupo de jugadores que logró el anhelado ascenso a la máxima categoría del fútbol chileno.

Un plantel que también contó con figuras como Manuel Villalobos, Gerardo Cortés, Néstor Zanatta, Mauricio Arias, entre otros.

Llamado de Dios y su gira de agradecimiento

En su estancia en la Región de Ñuble aseguró sentir un llamado de Dios y a pesar de que, en 2008, tuvo un efímero paso por la MLS con Colorado Rapids y New England Revolution, colgó los botines a los 26 años para dedicarse al sacerdocio.

De esta manera, Chase respondió a la llamada e ingresó a un seminario católico en la Universidad Mount St. Mary’s en Emmitsburg, donde alcanzó su gran sueño; convertirse en sacerdote.

Mientras daba sus primeros pasos como cura en Illinois, el ex zaguero central volvió a Chile en el marco de su denominada ‘gira de agradecimiento’ para dirigir su primera misa en el país, justamente en Chillán (2014). Posteriormente, en 2016, regresó de nuevo al país para oficiar eucaristías en distintas ciudades de la Región del Biobío.

Actualmente, el ‘Gringo’ no olvida sus raíces ni el fútbol e imparte clases esporádicas en un programa de Illinois de campos deportivos organizados por la Iglesia Católica, mientras combina sus labores de sacerdote en bautizos, matrimonios y funerales.

“Sigan con la misma fuerza, voy a estar con ustedes. Les mando mi bendición de sanidad y de santidad. Le pido a Dios que bendiga a ese pueblo y a Ñublense. ¡Qué viva Chillán! ¡Y qué viva Ñublense”, expresó Chase Hilgenbrinck en un video enviado durante la pandemia, rememorando su romance con la ciudad.