El exnúmero uno del mundo, Marcelo Ríos, volvió a respaldar al nacional Arturo Vidal por su vida fuera del campo de juego.

El ‘chino’, que participó de una entrevista con Patricia Maldonado y Catalina Pulido, en el programa de farándula ‘Las Indomables’, señaló que “es obvio, siempre te van a querer cagar, porque eso es lo que vende. Si yo ganaba un partido más, un torneo más, deba lo mismo. A nadie le interesaba. Pero si el hueón andaba curao, esa era…”.

“Aparte, yo digo, es mi vida. Es lo mismo que dicen de Vidal que, lo conozco, soy amigo de él, chocó y la hueá. Pero la vida es personal. Como dice Sampaoli, es de él. El hueón chocó, es vida personal, yo no me meto en la vida personal de él; pero el hueón va y quiero que me rinda en la cancha. El hueón salió campeón de la Copa América, nadie más se acordó de la hueá. Pero ese día lo hicieron mierda al hueón”, agregó, recordando el incidente con el Ferrari en la Copa América 2015.

El extenista comparó su vida con la del hombre del Inter de Milan, comentando que con él pasaba exactamente lo mismo, en cuanto a lo que hacía en su vida privada.

“Pasaba lo mismo conmigo. Si tomaba y quería tomar ¿Qué? ¿Le iba a ir a preguntar a los hueones de los periodistas que si puedo tomar? Entonces, es lo mismo. Iban todos a una discoteca y el único hueón curao era yo; los otros hueones tomaban leche”, lanzó.

“Y que salía curao, te filmaban y te seguían hasta la casa poh, se metían hasta el departamento. Te encerraban. Entonces, al final se transformó para mí en una cuestión invivible (sic). Aparte de las mentiras, los canales de farándula dejaban entrar a cualquier hueona a escupir hueás”, añadió.

“Si uno se manda cagás, tiene que comérselas no más”, sentenció.

Finalmente, el ‘chino’ lanzó que cuando se encontraba en la cúspide su carrera como tenista, la farándula también le jugó una mala pasada.

“En mi época en que era conocido mundialmente, también me cagaron. Si, la revista Caras a langüetazo limpio y me cagaron de lo lindo y no me di ni cuenta de lo que pasó”, dijo.

“Llamaba a la Juliana y no me contestaba. Pasaron cuatro días, llego al aeropuerto de Santiago, miro el kiosco cu****, salgo yo en primera plana. Ahí caché la hueá, ahí está la hueá”, cerró.