Si hay equipos que la han pasado mal por culpa de la pandemia, son los de la tan olvidada Segunda División. La tercera categoría del fútbol chileno comenzó recién esta semana, con triunfos de San Antonio Unido, Fernández Vial y Deportes Concepción.

Pero entre todos los cuadros de la categoría, hay uno en particular al que le ha tocado más difícil: Deportes Linares.

El elenco recién ascendido desde la Tercera A ha tenido problemas dirigenciales, cambios de cuerpo técnico, embrollos con sus jugadores y hasta un brote de COVID-19. Todo sin siquiera jugar un partido.

Para peor, de acuerdo a los documentos publicados por la ANFP, el elenco del Maule comenzaría el torneo con -9 puntos debido a sanciones relacionadas a la falta de documentos que respalden el pago de sueldos y cotizaciones del plantel.

Al igual que Deportes Vallenar, Linares suma su segunda sanción (la primera fue la resta de 3 unidades, en la segunda se restaron 6). Los ‘albirrojos’, eso si, ya tiene presentada otra denuncia en contra que, de ser aceptada, implicarían la resta de otros 9 puntos. Es decir, iniciarían su periplo en el profesionalismo con -18 unidades.

Pero no solo eso. Existe una cuarta denuncia en trámite que podría derivar en la desafiliación del club del fútbol profesional.

Marcos Álvarez, presidente de la Corporación que rige al club, afirmó a El Heraldo que “habrá que recurrir a la segunda sala para apelar. El reglamento indica que son cuatro las sanciones: primero, pérdida de tres puntos; segundo, 6 puntos; tercero, 9 y cuarto desafiliación”.

De acuerdo al citado medio, los nuevos accionistas del club regularizaron la situación contractual de todos los jugadores y confían en revertir la situación que podría devolverlos el fútbol amateur.

Dirigente se pagó a sí mismo con el dinero enviado por la Conmebol para el club

Cabe recordar que la primera polémica del club linarense comenzó en junio, cuando se conoció que el presidente de la recién formada SADP, Gabriel Artigues, se pagó a sí mismo con el dinero enviado por Conmebol.

El apoyo económica era para paliar la situación negativa de los clubes de Segunda División. Los jugadores no cobraban sueldos desde febrero y ya había sido cesado de su cargo el técnico Rodolfo Neme.

El último episodio fue la denuncia de los propios jugadores en contra de la directiva por lo que, ellos consideraron, abandono de parte de la institución en la pandemia luego de confirmarse que seis jugadores dieron positivo a COVID-19.

Esta situación les impidió entrenar con los tiempos mínimos que exige la ANFP para volver a jugar, por lo que han quedado al margen de, al menos, las dos primeras fechas de la Segunda División.