Durante años se ha creído que Augusto Pinochet fue un ferviente hincha de Colo Colo, que apoyó al cacique durante la dictadura militar y que además les construyó lo que ahora es su casa: el Estadio Monumental.

Si nos ponemos a investigar algunas de estas afirmaciones rápidamente bajan a la categoría de mitos populares pues, aunque ustedes no lo crean, Pinochet nunca fue un aficionado al elenco ‘popular’.

Para encontrar la verdad tenemos que retroceder muchos años y situarnos en la oscura época de la dictadura, específicamente en 1983.

Luis Santibáñez y Universidad de Chile

El Mundial de España 1982 había sido un verdadero fracaso para La Roja. ‘El equipo de todos’ perdió los tres encuentros que jugó y se ubicó en la casilla 22 de 24 equipos. Es por eso que el entrenador de Chile en ese entonces, Luis Santibáñez, decidió dar un paso al costado y fichar por Universidad de Chile.

Hasta ahí todo bien. Sin embargo, el escándalo se armó cuando el técnico firmó su nuevo contrato con los azules en el mismísimo Palacio de La Moneda.

Aquel gesto fue ampliamente criticado, pues se habló de un símbolo de intervencionismo de la dictadura en el fútbol. ¿Por qué?

Aquí aparece la figura de Ambrosio Rodríguez, abogado y mano derecha de Augusto Pinochet. Además, ostentó el cargo de Procurador General de la República entre los años 1986-1990.

Rodríguez fue presidente de la Universidad de Chile entre los años 1982-1984 y era un ferviente hincha de la ‘U’. Entonces, en calidad de presidente, aficionado y procurador llevó a ‘locutín’ a firmar por el equipo de sus amores.

“En aquella época, todos esos casos como el de Santibáñez le parecían normales a la gente que no sabía de fútbol. Pero a mí, en una dictadura, que vaya un entrenador a firmar su contrato a la casa de gobierno, era horroroso… Al ‘gordo’ (Santibáñez) le dije muchas cosas sobre el tema, pero bueno, cada uno defendía su pega, como quien defendía su vida por ahí, según su parecer y no había mucha conciencia política. Si a mí me dicen eso, le contesto: ‘Demorémonos un día más y firmemos en tu oficina que va a estar desocupada’. Esas cosas se podrían haber arreglado”. relató Leonardo Velíz, miembro del mítico Colo Colo 1973 al libro “A discreción: viaje al corazón del fútbol chileno bajo la dictadura militar”.

A 35 años del polémico suceso, el propio Ambrosio Rodríguez contó la versión de los hechos y además reveló uno de los secretos mejores guardados de Augusto Pinochet.

Según el abogado, se trató de una “cuestión absolutamente circunstancial”. Ese día en que Santibáñez debía firmar, se realizó la despedida oficial de Fernando Riera de Universidad de Chile.

A las 9 de la mañana el plantel del ‘romántico viajero’ fue citado al Estadio Recoleta. Al llegar, alguien metió un fósforo en el candado y el recinto no se pudo abrir. La ceremonia se retrasó media hora y, sumado al cariño que tenían los jugadores por Riera, la despedida se alargó aún más.

Por otro lado, Rodríguez tenía citado a Luis Santibáñez a las 11 de la mañana en la sede de la Corfuch (Corporación de Fútbol de la Universidad de Chile), y como la ceremonia se demoraba, decidió citar al nuevo entrenador azul en su oficina en La Moneda.

“Cuando llegué a La Moneda me encontré con que habían muchos periodistas, lo que no me llamó la atención. Primero, porque siempre hay periodistas, y segundo, porque ese día se instalaba la comisión redactora de las leyes orgánicas constitucionales, conocida como la ‘comisión Fernández’. relató Ambrosio Rodríguez.

“Entré a mi oficina y estaba esperándome el señor Santibáñez, firmé con él, me demoré dos minutos y cuando salgo a la puerta me encuentro con que estaban todos los fotógrafos y periodistas. Entonces, el jefe de la guardia me dice que no estaban esperando al señor Fernández, sino que a mí”, explicó.

“Eso fue. Una cuestión absolutamente fortuita y que Luis Santibáñez se tomó con gran humor, porque él había sido entrenador de Universidad Católica y había firmado su contrato en la casa central de la UC, con el prorrector Jaime del Valle; el de la ‘U’ lo había firmado en La Moneda y, según él, después iba a ser entrenador del Vaticano e iba a firmar su contrato en la oficina del Papa”, agregó.

La molestia de Pinochet

Durante el día la situación no pasó a mayores, pero a la mañana siguiente, Rodríguez recibió los cuestionamientos del propio Augusto Pinochet, quien no quedó para nada contento con esta “cuestión circunstancial” que había protagonizado Rodríguez y Santibáñez.

El propio abogado relató lo que ocurrió en La Moneda el día después de la firma del entrenador.

“Al día siguiente, yo iba entrando a La Moneda y el general Pinochet solía pasear por los patios. Cuando él lo hacía, la gente mantenía cierta distancia”, aclaró.

“Voy entrando y me llama. Yo dije: ‘hasta aquí no más llegamos’, porque había salido la foto en la primera página de El Mercurio. Me llama y me dice:

-¡Cómo trajo a ese guatón a firmar aquí por la Chile, sabiendo que yo soy wanderino!” (su condición de hincha del elenco ‘caturro’ coincide con el hecho que nació y vivió en Valparaíso).

“Eso fue lo que me dijo textualmente, y agregó: ‘¿Sabe qué más? Váyase a su casa, porque todos andan con la tontera, reclamando por esto. Váyase tranquilo, no se preocupe’. Y eso fue todo”, añadió.

Según Ambrosio Rodríguez, Pinochet fue hincha de Santiago Wanderers. No era fanático del fútbol, pero seguía los resultados del equipo.

Si bien fue presidente honorario de Colo Colo, y tuvo la intención de jugar un rol más activo en las decisiones del cacique, su corazón era ‘caturro’, aunque nunca ayudó a Santiago Wanderers.

De hecho, uno de los momentos que llamó la atención de todos sucedió en 1993, cuando Pinochet fue a votar en calidad de socio vitalicio del ‘popular’ y presidente honorario, en las elecciones para el nuevo mandamás de Colo Colo, entre Eduardo Menichetti y Peter Dragicevic.

La elección la ganó Peter, aunque nunca se supo por quien de los dos votó Pinochet.