Funcionarios allanaron este miércoles la cárcel de Tacumbú, en Asunción, donde cumple condena un preso, conocido como “El hombre de mil voces”, que se hizo pasar por un reconocido obispo local y estafó a la Asociación Paraguaya de Fútbol (APF).
Según denunció la APF, luego de la llamada, se transfirió 50 millones de guaraníes (unos 7.000 dólares) a una cuenta bancaria, informaron los ministerios Público y de Justicia.
El operativo se ordenó a raíz de una causa abierta contra tres internos de esa penitenciaría, la más grande del país, señaló el despacho de Justicia en un comunicado.
Los agentes se incautaron de un aparato celular y un cuaderno con datos.
El fiscal de la ciudad de Luque (centro) Jorge Escobar declaró a la radio ABC Cardinal que la investigación se originó tras una denuncia formulada el pasado 1 de julio por el gerente general administrativo y financiero de la APF, Hugo Kuroki, quien dijo haber recibido una supuesta llamada telefónica del obispo de la ciudad de Caacupé, Ricardo Valenzuela.
El interlocutor, explicó el funcionario, solicitó a Kuroki “donaciones para ciertas reparaciones y pinturas” en la basílica de esa localidad, que alberga a la virgen de Caacupé. En su honor, se celebra cada 8 de diciembre en el país una de las peregrinaciones más grandes de América Latina.
Según el fiscal, tienen información de que la llamada salió desde “el penal” y ya tienen “identificada a la persona”, que, aseguró, se sospecha es un reo apodado “El hombre de mil voces” y quien presuntamente se hizo pasar por el obispo.
Escobar destacó que “en este caso se realizó la transferencia a una cuenta bancaria” y después “pudieron constatar” que se trató de una estafa a federación paraguaya.
Tras un trabajo de inteligencia, lograron identificar la cuenta bancaria y a dos mujeres que presuntamente “tenían conexiones y visitas asiduas al penal de Tacumbú”, indicó el fiscal, quien agregó que el dinero de la APF luego fue transferido a otras tres cuentas.
El funcionario fiscal adelantó que presentará una imputación por presunta asociación criminal y estafa, y advirtió sobre una posible “estructura” en la que unas personas realizaban las llamadas y otros ubicaban las cuentas bancarias.