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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

La revancha entre Universidad de Chile e Independiente de Avellaneda por la Copa Sudamericana se convirtió en una noche de horror en el Estadio Libertadores de América. Hinchas comunes de Independiente suplicaban a los barras bravas que cesaran los ataques contra los seguidores chilenos, pero fueron ignorados. La barra de Independiente desató una cacería humana, brutalmente golpeando a los aficionados de La U, con nula intervención policial.

Lo que debía ser una fiesta del fútbol sudamericano terminó convirtiéndose en una noche de horror en el Estadio Libertadores de América, en Avellaneda.

Dos días después del violento episodio ocurrido durante la revancha entre Universidad de Chile e Independiente de Avellaneda, por los octavos de final de la Copa Sudamericana, siguen saliendo a la luz nuevos registros que estremecen.

Un video publicado por el diario Olé revela un crudo momento en el recinto del Rojo. Hinchas comunes de Independiente, ubicados en los sectores laterales, suplicaban a los barras bravas que cesaran los ataques contra los seguidores chilenos. Pero los pedidos de paz fueron ignorados.

Ehh. Ya fue amigo”, “Basta pelotudo”, “Ya está”, se le escucha decir a un par de hinchas del Rojo mientras observaban como un barrista le pegaba cinturonazos y patadas a un fanático del elenco colegial.

La barra de Independiente, con el aparente consentimiento pasivo de la policía local, desató una verdadera cacería humana. Los aficionados de La U fueron brutalmente agredidos y las imágenes son claras con golpes desmedidos, caos total y un nivel de violencia inhumano.

Los fanáticos azules fueron acorralados, golpeados salvajemente y despojados de sus pertenencias. En un desesperado intento por escapar, varios intentaron escalar las barreras de contención del estadio e incluso se aprecia como un fanático del visitante se lanzó desde alturas peligrosas para evitar el linchamiento.

Los registros que se han dado a conocer hablan por sí solos. Se observa a los barristas trasandinos golpeando sin piedad a los seguidores del ‘Romántico Viajero’, quienes no tuvieron cómo defenderse. Mientras tanto, la nula intervención policial al interior del estadio facilitó la encerrona.