El partido de la fecha de la Premier League quedó inesperadamente en cero y con ello, el liderato volvió a las manos del Liverpool que se aferra a no soltar la primera chance por el título.

La impotencia ofensiva del Manchester City, casi desconocida en el Etihad Stadium donde enlazaba 57 partidos seguidos marcando, sumada a la extrema prudencia del Arsenal con un plan conservador que le dio el empate sin goles, convirtieron al Liverpool en el ‘ganador’, sacando partido del resultado para recuperar el liderato de la Premier League.

Dejó un sabor agridulce un partido tan esperado. Imperó el respeto y la prudencia, como también, las defensas a unos ataques ausentes de brillantez. El repliegue de los ‘Gunners’ aburrió al City que, además, sintió que cualquier pérdida en campo contrario podía costarle cara.

Estrelló en el lateral de la red su disparo Gabriel Jesús a los siete minutos, aprovechando el centro perfecto de White, que fue el jugador que más daño hizo con sus incorporaciones ofensivas.

La abrumadora posesión del City no le concedió acciones de peligro, atascado en los metros finales, sin encontrar la manera de conectar con Haaland. Siempre encimado.

El disparo desde fuera del área era la mejor solución y lo entendió Kovacic nada más reanudarse el partido, antes de ser sustituido rozaba la escuadra con una rosca perfecta de diestra. A la hora de partido cambió el plan. Apostó por extremos juntando a dos jugadores que competían por un puesto y fueron suplentes: Doku y Grealish.

Pero el miedo en el cuerpo del City no se marchó. El paso atrás que habría sido una derrota si el pase de la muerte de Saka lo hubiese enganchado Gabriel Jesus a puerta vacía. Se quedó a centímetros. O el único momento en el que Odegaard demostró quien es en el partido, con un pase filtrado al espacio a la carrera de Trossard que, escorado, chutaba centrado y de puños evitaba el gol Ortega.

En la otra vereda, los intentos de los dirigidos de Guardiola murieron en las botas de Doku. Sin embargo, el peor sabor de boca fue para Erling Haaland, sólo en el segundo palo en el único desajuste defensivo del Arsenal, a siete minutos del final. Suyo era el momento de gloria cuando le cayó el balón que incomprensiblemente se coló entre sus piernas sin remate.

La acción que plasmó un mal día del conjunto de Manchester, que tras su segundo empate consecutivo queda a tres puntos del Liverpool y a uno del Arsenal.