Tras el resultado, el equipo de Erik Ten Hag otra vez dejó sabores amargos y deslucidos y a la vez, sumó ya cuatro partidos sin ganar como visitante en la Premier League.

Ni siquiera la remontada del pasado martes ante el Aston Villa ha liberado al Manchester United, un equipo sin alma ni autoestima, que sucumbió por 2-1 en su visita al Nottingham Forest.

En Nottingham, contra un equipo que tan solo había ganado dos de sus últimos 15 jornadas antes de este compromiso, el United se presentó con un aspecto decepcionante.

Los miedos del United se le vinieron encima tras la hora de partido, cuando el argentino Nicolás Dominguez, solitario, sin marca alguna, remató con derecha para batir a Onana y firmar el 1-0 a los 63′.

Con más ganas que fútbol, Alejandro Garnacho se lanzó con todo para recuperar un balón, cómo se lo apropió, se levantó y sirvió a Marcus Rashford, cuyo remate, tan sencillo, raso, al otro lado, fue lo mejor que hizo en todo el encuentro para firmar el empate.

No le bastó al United, que se volvió a desmoronar después. Tampoco tiene suerte. La jugada en la que se sintió más cerca del 1-2, con un tiro de Eriksen que repelió Turner, también fue la acción del 2-1 para el Nottingham Forest: la intervención del guardameta activó el contragolpe del local, que terminó en la otra área con el remate solitario y decisivo de Morgan Gibbs-White.

Aún rozó el 2-2, en una volea de Bruno Fernandes que rebotó en Murillo y que despejó Turner con más que apuros, ya en el minuto 93. También con un remate final de Eriksen, en el único momento en el que el United demostró la ambición que debería. Sin ella, es un equipo sin alma.