El conjunto italiano no pudo hacerse fuerte de local y repartió puntos con las 'Urracas' en el Grupo F, que comparten con París Saint-Germain y Borussia Dortmund.

Este martes, el Milan se estrenó en la Champions League y perdonó al Newcastle (0-0) tras un partido en el que exhibió superioridad pero no efectividad y en el que seguro mereció más, especialmente en un primer tiempo en el que gozó de numerosas ocasiones claras para deshacer el empate.

El elenco inglés sobrevivió con un solo tiro entre los tres palos, en el tiempo añadido, en lo que fue su vuelta a la Liga de Campeones tras veinte años de ausencia.

Los hombres de Eddie Howe, perdidos en tierra de nadie durante el inicio, fueron muy inferiores a un conjunto lombardo que no supo aprovechar el carrusel de ocasiones claras que tuvo en los primeros 45 minutos, esos en los que fue una versión radicalmente diferente a la que dio en la humillante goleada que encajó en el mismo escenario ante el Inter.

Esta vez el Milan fue otro. Los dirigidos por Stefano Pioli fueron agresivos y dañinos, características que, como sucediera el pasado año, solo mostró en Champions League.

Y es que hubo hasta cinco jugadores ‘rossoneri’ que tuvieron la oportunidad de abrir el marcador. Lo pudo hacer Chukwueze con dos remates de cabeza, Theo Hernández con otro testarazo, Olivier Giroud con un disparo con su pierna derecha dentro del área y Krunic con un zapatazo desde la frontal. Nick Pope, bien colocado, desbarató todas y mantuvo el empate en el luminoso.

Pero hubo una de esas ocasiones especialmente dolorosas de ver para la afición milanista. Porque Rafael Leao, que no empezó del todo bien el partido, no quiso faltar a la fiesta de ocasiones y se generó una él solo. El extremo luso es ese tipo de jugador que cuando parece que está fuera del partido, es capaz de convertirse en jugador más desequilibrante posible, imparable para cualquier zaga rival.

Lo hizo ante los ingleses con una jugada ‘maradoniana’, otra más en su cuenta, en la que evitó cualquier entrada durante su internada en el área. Con todo para disparar cómodamente dentro del área, con su afición aguantando la respiración viendo la jugada, intentó lucirse con un tacón que acabó siendo un disparo al aire y permitió a los ingleses seguir vivos en el partido.

Ya en la segunda mitad, el Newcastle saltó al verde de San Siro más compacto, más entero y más sólido. El Milan bajó la intensidad tras un inicio acelerado de partido y las fuerzas se igualaron, aunque fue imponiéndose poco a poco a través de la posesión de balón, desde la que llegaron tímidos acercamientos como el que tuvo Reijnders con un disparo desde la frontal, manso de nuevo a las manos de Pope.

Pero no fue suficiente. El Milan, aunque superior y exhibiendo una buen versión, pecó de inefectividad y perdonó en casa, en un San Siro lleno, al Newcastle en la vuelta del combinado inglés a la Liga de Campeones tras veinte años de ausencia.