En medio de la polémica, la RFEF redactó las disculpas que debía leer el dirigente español, sin embargo, optó por usar sus propias palabras que sacaron roncha a nivel internacional.

El cuestionable beso del presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, a la jugadora española Jenni Hermoso, sigue estando en el ojo del huracán en Europa. Y es que, además de la última orden de la Fiscalía respecto de la prohibición que tiene el dirigente de acercarse o comunicarse con la afectada, salió a la luz la carta que la RFEF le había redactado al mandamás del fútbol ibérico y que éste se negó a leer.

Una carta mucho más autocrítica que las palabras que profirió el propio Rubiales en la Asamblea General del pasado 25 de agosto, donde recriminó al “falso feminismo”, esquivó las disculpas públicas y, de paso, se negó a dejar su cargo.

“Casi nos caemos y al dejarme en el suelo nos abrazamos. Me subió en brazos y me acercó a su cuerpo, le dije olvídate del penalti y me contestó eres un crack, a lo que le dije: ‘¿un piquito?’. Ella dijo: ‘vale’. Se despidió con un último manotazo en el costado y se fue riendo. Esa es la secuencia de todo… No hay deseo ni posición de dominio y toda la gente lo comprende”, fueron algunas de las palabras del dirigente en dicha conferencia, donde relató su versión de los hechos.

No obstante, la RFEF, en conjunto con el asesor externo de Rubiales, Luis Arroyo, tenían otra perspectiva de lo que debía decir aquel día, en un texto en el que no dimitía, pero si contemplaba la idea en un párrafo.

“Lo siento mucho, desde de lo más profundo de mi corazón, haber empañado esa enorme victoria de nuestro equipo femenino… El primer error fue traspasar los límites de la confianza con la jugadora Jenni Hermoso. Ella sabe que no hubo mala intención, pero es evidente que lo que pretendía ser un gesto de alegría y felicitación se convirtió en un símbolo de dominio de un hombre en una posición de poder sobre una mujer“, enfatizaba la carta revelada por El Mundo.

En la misma línea, Rubiales debía agregar: “Soy imperfecto, por supuesto, pero me tengo por un ciudadano respetuoso y jamás he aceptado gestos de violencia ni de dominio sobre ninguna mujer. El segundo error fue negar inicialmente la gravedad con que muchos apreciaron mi gesto, y calificar con algunos insultos a los que lo criticaron. Tras muchas horas de viaje, precisamente con las jugadoras y los técnicos de la Federación, no supe apreciar la sensibilidad social del momento”.

“El tercero consistió en no apreciar tampoco al día siguiente lo inadecuado de mi comportamiento, y poner matices y excusas. Debí decir entonces lo que digo ahora con tres palabras: ‘Lo siento. Perdón’. Estoy completamente convencido de que no hay acto punible en mi conducta y así lo constataré si se me requiere. Pero es evidente que mi comportamiento fue inadecuado y reitero mis disculpas. Estoy a disposición del Área de Integridad de la Federación, que ha abierto ya diligencias internas“, finalizaba la misiva.

Cabe consignar que Luis Arroyo fue contratado por el propio Rubiales tras un polémico ‘affaire’ que atravesó el actual expresidente de la Real Federación Española de Fútbol.