Los Juegos Olímpicos de 1992 seguramente son, para los amantes del básquetbol, los más importantes de la historia.

Ese año en Barcelona, España, Estados Unidos presentó un equipo plagado de estrellas de la NBA con Michael Jordan, Magic Johnson y Larry Bird a la cabeza: el denominado ‘Dream Team’.

Como se podía prever, el cuadro norteamericano apabulló a cada uno de los rivales que tuvo al frente. Uno a uno, hasta alcanzar la medalla de oro frente a Croacia en el duelo final.

Sin embargo, el título logrado provocó una fuerte polémica entre marcas deportivas: Nike contra Reebok. Un ‘boicot’ se registró al momento de la premiación, uno que estuvo protagonizado y liderado por el propio Jordan.

Jordan y su ‘guerra fría’ con Reebok por fidelidad a Nike

El quinto episodio de la serie ‘The Last Dance’, una de las más populares en la actualidad en la plataforma de Netflix, muestra cómo Michael Jordan ‘boicoteó’ la ceremonia donde recibirían la presea dorada.

Todo se inició porque Harvey Schiller, director por esos años de Reebok, ‘amenazó’ a todos los jugadores a que debían utilizar su indumentaria para colgarse la medalla. ¿La razón? Se transformaron en la marca oficial de la delegación estadounidense en la previa de la cita olímpica.

Según cuenta el portal EssentiallySports, Reebok compró los derechos por 4 millones de dólares, dejando ‘en jaque’ a Nike que tenía bajo su alero a Jordan, la principal figura del cuadro de básquetbol.

Por ende, Schiller quería que su empresa estuviera en el podio. “No habrá excepciones”, avisó públicamente unos días antes.

En el ya citado documental que arrasa en la Red se muestra el enorme enfado de Jordan por esta situación. “Harvey Schiller ¡Pero qué idiota!”, reclama a la cámara que lo seguía, acotando que “le espera una maldita sorpresa”.

En específico, Jordan apareció por el gimnasio para recibir su medalla y su lado derecho de su chaqueta, donde estaba el logo de Reebok, con mucha inteligencia decidió cubrirlo con la bandera de su país. Jaque mate.

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Un tema de lealtad

El hecho no pasó desapercibido en su momento y el propio oriundo de Carolina del Norte salió a explicar su acto: “La bandera estadounidense no puede desfigurar nada. Eso es lo que defendemos”, aseveró con ironía.

“El sueño americano es defender lo que tú crees. Yo creía en él y lo defendí”, complementó aquella vez.

Eso sí, pese a lo políticamente correcto que fueron sus palabras, lo cierto es que el Michael Jordan empresario era tan competitivo como el que que brillaba en la cancha. A eso hay que sumar que el crack quería retribuir a la compañía por haber confiado en él en sus inicios.

Nike apostó con Jordan cuando aún no era una súper estrella y hasta lograron un acuerdo para que el jugador tuviera su propia línea de ropa. Un negocio que poco a poco salió adelante hasta transformarse en un enorme éxito.

Ese espíritu competitivo llevó a que la principal estrella del ‘Dream Team’ decidiera simplemente no lucir a uno de sus mayores rivales en el índole empresarial.

“No creo en respaldar a mi competencia” y “siento mucho la lealtad a mi propia empresa”, argumentó Jordan.´El ‘ganador’ que no solo quería vencer en un campo de juego, también quería ser el mejor en los negocios.

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