Este 8 de noviembre, la parroquia La Asunción, la misma que fue víctima de un destructivo ataque incendiario el 18 de octubre pasado, iba anunciar un plan de recuperación y restauración a un año del primer atentado contra sus inmediaciones en el marco del “estallido social”.
La instancia había aunado esfuerzos de la municipalidad de Santiago, la función “Ayuda a la iglesia que sufre” (ACN Chile) y las autoridades eclesiásticas de la comunidad.
En noviembre pasado, la virgen de su frontis fue decapitada, al mismo tiempo en que bancas y altares fueron vandalizados para realizar barricadas.
Esta vez, el daño es aún mayor: el techo del inmueble quedó absolutamente destruido, al igual que una de las dos campanas que cayeron tras el derrumbe de la torre del campanario (hasta antes del 18 de octubre, una de las postales más características de aquel tramo de avenida Vicuña Mackenna).
Según el diario El Mercurio, el proyecto iba a ser anunciado a un año exacto del primer ataque vandálico, e incluía la reposición de inmobiliario (altar, bancos, imágenes religiosas), iluminación, pintura y terminaciones en muros y cielos, además de un proyecto de seguridad para la inmediación. Hoy, el proyecto también está en cenizas.
“No se trata sólo de un edificio físico, que en algunos casos tiene valor patrimonial, sino que es la historia de la custodia de una comunidad”, señaló María de los Ángeles Covarruvias de ACN Chile al matutino capitalino.
Las obras de la parroquia concluyeron en 1879 y fueron impulsadas por la donación del sacerdote Francisco Matte Mesías. “Fue construida con tres naves y un amplio presbiterio, que incluida un antiguo comulgatorio con balaustrada de mármol”, detalló el arquitecto e investigador Hernán Rodríguez a la misma publicación.
A pesar del desánimo, desde la parroquia y ACN Chile aún están optimistas con otra futura restaurar del inmueble: sus muros laterales aún siguen en pie, aunque sus voceros están a la espera de los estudios arquitectónicos de rigor para evaluar su estado.