La ‘novela’ de Rosie Ruiz: La mayor tramposa de la historia del maratón

ARCHIVO | AFP
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Si hubiese que realizar un ranking de las mayores trampas en la historia del deporte, posiblemente el nombre de Rosie Ruiz emergería automáticamente entre los seguidores de las maratones.

Y es que el caso de esta mujer trascendió de tal manera, que hasta incluso en la frase “hacer un Rosie Ruiz” se popularizó entre quienes practican la disciplina, para detallar una de las peores vergüenzas de la especialidad de largo aliento.

¿Quién era Rosie Ruiz?

Para entender esta historia hay que remontarse a finales de los 70 y principios de los 80. Ruiz era una atleta cubana, que de un día para otro pasó de ser una desconocida a una auténtica celebridad… aunque su fama se vería rápidamente empañada.

Conocido es que la ciudad estadounidense de Boston tiene una de las maratones más importantes del Mundo. Y fue precisamente ese escenario donde la vida de Ruiz cambiaría de manera radical.

En la edición de 1980 Rosie, que no figuraba entre las favoritas, concluyó cruzando la meta en el primer lugar femenino con un tiempo de honor: 2 horas, 31 minutos y 56 segundos.

El registro de Ruiz fue superlativo. No solo se convirtió en el mejor de la historia para su categoría, sino que también estuvo muy cerca de alcanzar al ganador en varones, Bill Rodgers, que conquistó el primer puesto con 2 horas, 12 minutos y 11 segundos.

“Me he levantado con mucha energía esta mañana”, explicó la oriunda de La Habana al ser consultada por los medios debido a su logro.

Rosie Ruiz | CBS News

Rosie Ruiz | CBS News

Nacen las ‘sospechas’

El buen tiempo de Rosie Ruiz de inmediato comenzó a ser cuestionado. Algo no ‘cerraba’. Al menos así lo manifestó el propio Bill Rodgers, que no tuvo tapujos en poner en duda a su par femenina.

Ante los medios, Rodgers explicó que no entendía cómo Rosie lucía tan compuesta al término de la competencia. No comprendía cómo llegaba “sin sudar y respirando con tranquilidad” a la conferencia, según recordó el diario ABC de España.

Las palabras del representante masculino hicieron eco en la canadiense Jacqueline Gareau, que llegaba a la cita como una de las posibles vencedoras y debía conformarse con el segundo puesto.

“Un espectador me gritó ‘vamos, que eres segunda’ pero no le presté atención. Cuando vi a Rodgers y a una mujer con las coronas de laureles, me vine abajo”, había dicho tras la carrera Gareau… sin imaginar en cómo acabarían las cosas.

Rosie Ruiz y Bill Rodgers | liarcity.com

Rosie Ruiz y Bill Rodgers | liarcity.com

La ‘trampa’ de Rosie

Luego de los dicho de Rodgers, y las dudas de muchos de los participantes, los organizadores decidieron iniciar una investigación, sin pensar jamás en el resultado que obtendrían.

Al reunir pruebas, como las diversas filmaciones de la carrera y testimonios de testigos -periodistas, sobre todo-, el comité se dio cuenta que la competidora del dorsal 50, el número de Ruiz, no habría participado de la gran mayoría del trayecto.

La palabra fraude comenzaba a hacerse presente y quedaría más al descubierto cuando estudiantes del Wellesley College, una universidad que por tradición acompaña a la número uno femenina en los últimos kilómetros tras verla pasar por sus instalaciones, aseguraron que antes que Gareau no habían pasado mujeres.

¿El ‘golpe final’? Un grupo de personas que estaban apostados a cerca de un kilómetro de la meta, afirmaron que Rosie Ruiz ‘ingresó’ a la competencia desde una multitud que observaba la cita cerca de ellos.

No fue la primera vez

Con la ‘trampa’ ya descubierta, los ‘ojos’ de los organizadores de la Maratón de Boston se posaron sobre sus pares de New York.

¿El motivo? Ruiz alcanzó el tiempo de clasificación a Boston precisamente en suelo neoyorkino, con un tiempo de 25 minutos más que la marca con la que se llevó la cuestionada victoria.

En New York se iniciaron nuevas indagaciones que acabarían con un sorprendente resultado: Ruiz hizo la mayoría del recorrido en metro y fingió una lesión en su arribo al punto final, con la idea de no levantar sospechas y su registro fuera aceptado.

Sin embargo, una periodista del New York Times, al ver el impacto y revuelo de lo ocurrido en Boston, contó que estuvo junto a la deportista en el ‘tren’ y que hasta la acompañó hasta una zona cercana a la meta al verla en malas condiciones. Eso sí, nunca pensó -ni se enteró en un comienzo- que después de abandonarla, Rosie Ruiz cruzaría para hacer válido su tiempo.

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Honores a la justa vencedora

Al confirmarse la jugada ‘sucia’ de Rosie Ruiz -quien de todos modos nunca admitió el tema-, los organizadores de ambos eventos decidieron descalificarla.

En Boston fueron aún más lejos. Ruiz además fue castigada de por vida. Nunca más pudo participar de la mediática y tradicional competencia.

No llamó la atención que los encargados de Boston decidieran darle el primer puesto del evento a Jacqueline Gareau. Sí destacó que se dieran el tiempo de, dos días más tarde, cortar la Avenida Commonwealth para que la canadiense tuviera su ‘revancha’ y cruzara, emblematicamente, en la primera posición, como cuenta el sitio ‘Correr y Fitness’.

Así, se hizo justicia. Mientras Gareau fue reconocida como la absoluta ganadora, hasta el día de hoy las generaciones de maratonistas conocen la ‘trampa’ de saltarse una parte del recorrido como “hacer un Rosie Ruiz”. Sin duda, el peor castigo para alguien que -supuestamente- amaba la competencia.

Jacqueline Gareau | runningmagazine.ca

Jacqueline Gareau | runningmagazine.ca

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Si hubiese que realizar un ranking de las mayores trampas en la historia del deporte, posiblemente el nombre de Rosie Ruiz emergería automáticamente entre los seguidores de las maratones.

Y es que el caso de esta mujer trascendió de tal manera, que hasta incluso en la frase “hacer un Rosie Ruiz” se popularizó entre quienes practican la disciplina, para detallar una de las peores vergüenzas de la especialidad de largo aliento.

¿Quién era Rosie Ruiz?

Para entender esta historia hay que remontarse a finales de los 70 y principios de los 80. Ruiz era una atleta cubana, que de un día para otro pasó de ser una desconocida a una auténtica celebridad… aunque su fama se vería rápidamente empañada.

Conocido es que la ciudad estadounidense de Boston tiene una de las maratones más importantes del Mundo. Y fue precisamente ese escenario donde la vida de Ruiz cambiaría de manera radical.

En la edición de 1980 Rosie, que no figuraba entre las favoritas, concluyó cruzando la meta en el primer lugar femenino con un tiempo de honor: 2 horas, 31 minutos y 56 segundos.

El registro de Ruiz fue superlativo. No solo se convirtió en el mejor de la historia para su categoría, sino que también estuvo muy cerca de alcanzar al ganador en varones, Bill Rodgers, que conquistó el primer puesto con 2 horas, 12 minutos y 11 segundos.

“Me he levantado con mucha energía esta mañana”, explicó la oriunda de La Habana al ser consultada por los medios debido a su logro.

Rosie Ruiz | CBS News

Rosie Ruiz | CBS News

Nacen las ‘sospechas’

El buen tiempo de Rosie Ruiz de inmediato comenzó a ser cuestionado. Algo no ‘cerraba’. Al menos así lo manifestó el propio Bill Rodgers, que no tuvo tapujos en poner en duda a su par femenina.

Ante los medios, Rodgers explicó que no entendía cómo Rosie lucía tan compuesta al término de la competencia. No comprendía cómo llegaba “sin sudar y respirando con tranquilidad” a la conferencia, según recordó el diario ABC de España.

Las palabras del representante masculino hicieron eco en la canadiense Jacqueline Gareau, que llegaba a la cita como una de las posibles vencedoras y debía conformarse con el segundo puesto.

“Un espectador me gritó ‘vamos, que eres segunda’ pero no le presté atención. Cuando vi a Rodgers y a una mujer con las coronas de laureles, me vine abajo”, había dicho tras la carrera Gareau… sin imaginar en cómo acabarían las cosas.

Rosie Ruiz y Bill Rodgers | liarcity.com

Rosie Ruiz y Bill Rodgers | liarcity.com

La ‘trampa’ de Rosie

Luego de los dicho de Rodgers, y las dudas de muchos de los participantes, los organizadores decidieron iniciar una investigación, sin pensar jamás en el resultado que obtendrían.

Al reunir pruebas, como las diversas filmaciones de la carrera y testimonios de testigos -periodistas, sobre todo-, el comité se dio cuenta que la competidora del dorsal 50, el número de Ruiz, no habría participado de la gran mayoría del trayecto.

La palabra fraude comenzaba a hacerse presente y quedaría más al descubierto cuando estudiantes del Wellesley College, una universidad que por tradición acompaña a la número uno femenina en los últimos kilómetros tras verla pasar por sus instalaciones, aseguraron que antes que Gareau no habían pasado mujeres.

¿El ‘golpe final’? Un grupo de personas que estaban apostados a cerca de un kilómetro de la meta, afirmaron que Rosie Ruiz ‘ingresó’ a la competencia desde una multitud que observaba la cita cerca de ellos.

No fue la primera vez

Con la ‘trampa’ ya descubierta, los ‘ojos’ de los organizadores de la Maratón de Boston se posaron sobre sus pares de New York.

¿El motivo? Ruiz alcanzó el tiempo de clasificación a Boston precisamente en suelo neoyorkino, con un tiempo de 25 minutos más que la marca con la que se llevó la cuestionada victoria.

En New York se iniciaron nuevas indagaciones que acabarían con un sorprendente resultado: Ruiz hizo la mayoría del recorrido en metro y fingió una lesión en su arribo al punto final, con la idea de no levantar sospechas y su registro fuera aceptado.

Sin embargo, una periodista del New York Times, al ver el impacto y revuelo de lo ocurrido en Boston, contó que estuvo junto a la deportista en el ‘tren’ y que hasta la acompañó hasta una zona cercana a la meta al verla en malas condiciones. Eso sí, nunca pensó -ni se enteró en un comienzo- que después de abandonarla, Rosie Ruiz cruzaría para hacer válido su tiempo.

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Honores a la justa vencedora

Al confirmarse la jugada ‘sucia’ de Rosie Ruiz -quien de todos modos nunca admitió el tema-, los organizadores de ambos eventos decidieron descalificarla.

En Boston fueron aún más lejos. Ruiz además fue castigada de por vida. Nunca más pudo participar de la mediática y tradicional competencia.

No llamó la atención que los encargados de Boston decidieran darle el primer puesto del evento a Jacqueline Gareau. Sí destacó que se dieran el tiempo de, dos días más tarde, cortar la Avenida Commonwealth para que la canadiense tuviera su ‘revancha’ y cruzara, emblematicamente, en la primera posición, como cuenta el sitio ‘Correr y Fitness’.

Así, se hizo justicia. Mientras Gareau fue reconocida como la absoluta ganadora, hasta el día de hoy las generaciones de maratonistas conocen la ‘trampa’ de saltarse una parte del recorrido como “hacer un Rosie Ruiz”. Sin duda, el peor castigo para alguien que -supuestamente- amaba la competencia.

Jacqueline Gareau | runningmagazine.ca

Jacqueline Gareau | runningmagazine.ca