“Los Restos” de Betina Keizman; un relato de inseguridades, ambigüedad y tensión sin limit

visitas

“Una vez había visto un caballo derrumbado sobre el pavimento, aún amarrado a la catanga, enlazado en los herrajes que se aplastaban bajo su peso. Con los maderos más pequeños arrancados de los flancos, esos carromatos eran inútiles desde la muerte de los caballos (…) Así muerto, el animal se eternizaba en el tránsito rabioso de los insectos y de los gusanos que pululaban entre sus carnes (…)También el olor pútrido que emanaba del caballo se replicaba en decenas de tonos apremiantes e incluso alejándose, el olor seguía allí, desperdigado en sus ingredientes, el mismo olor de los vestidos, un olor que incendia la garganta y la nariz…” (Pag 34).

Un punto blanco que poco a poco, en un fondo negro, va tomando forma para dar cuerpo a una historia contundente; permanentemente imprecisa, pero que crece gradualmente y se desarrolla para entregar al lector un relato de una brillantez que simplemente sorprende. Esa es la génesis de “Los Restos” (Ediciones Alquimia, 2014), de la escritora argentina, traductora y doctora en Letras, Betina Keizman.

La novela es la inmersión de una familia de clase media de una ciudad promedio argentina, de una época y un espacio no definido, en un centro de investigación, una vida y un edificio con arquitectura propia, que se clava como una llaga en el centro de la vida del lugar que poco a poco va consumiendo su rutina, como también la vida de sus integrantes.

“Los Restos” se destaca por la ausencia de seguridad en cada uno de sus personajes y sus proyecciones, su relación con su espacio como también sus relaciones personales. Es en este aspecto donde Keizman trabaja magistralmente el manejo de las tensiones al interior de los personajes, creando a través de un lenguaje desenfadado un mundo con distintos espacios y arquitectura propia, un lugar necesario para buscar explicaciones quizás desesperadas quienes a cada momento, buscan seguridad, pero solo se encuentran frente a frente a otro laberíntico pasaje de su existencia.

Actos aparentemente fútiles de magia, se cruzan con personajes completamente alienados, emociones intensas, personajes humanos que vuelven y se transforman a ratos en reptiles, pacientes de un recinto no definido que poco a poco van apagando, y que recuerdan quizás a víctimas de una dictadura, o a quienes se han visto carcomidos hasta la médula por procesos históricos arbitrarios.

Si bien es una novela tortuosa, ambigua (es quizás la característica que le da vida en cada una de sus páginas) y a ratos difícil de leer, Los Restos es un texto bien enunciado, tributario de grandes novelistas de los 60´s y 70´s como el argentino Manuel Puig, creador de mundos apocalípticos, paralelos e inconexos entre si, pero que al pasar las páginas, todo se va uniendo bajo una misma alma para dar origen a historias potentes y grandilocuentes. En resumen, un imperdible.

“Los Restos”
Betina Keizman
Ediciones Alquimia
2014
ISBN 978-956-9131-24-0

    visitas

“Una vez había visto un caballo derrumbado sobre el pavimento, aún amarrado a la catanga, enlazado en los herrajes que se aplastaban bajo su peso. Con los maderos más pequeños arrancados de los flancos, esos carromatos eran inútiles desde la muerte de los caballos (…) Así muerto, el animal se eternizaba en el tránsito rabioso de los insectos y de los gusanos que pululaban entre sus carnes (…)También el olor pútrido que emanaba del caballo se replicaba en decenas de tonos apremiantes e incluso alejándose, el olor seguía allí, desperdigado en sus ingredientes, el mismo olor de los vestidos, un olor que incendia la garganta y la nariz…” (Pag 34).

Un punto blanco que poco a poco, en un fondo negro, va tomando forma para dar cuerpo a una historia contundente; permanentemente imprecisa, pero que crece gradualmente y se desarrolla para entregar al lector un relato de una brillantez que simplemente sorprende. Esa es la génesis de “Los Restos” (Ediciones Alquimia, 2014), de la escritora argentina, traductora y doctora en Letras, Betina Keizman.

La novela es la inmersión de una familia de clase media de una ciudad promedio argentina, de una época y un espacio no definido, en un centro de investigación, una vida y un edificio con arquitectura propia, que se clava como una llaga en el centro de la vida del lugar que poco a poco va consumiendo su rutina, como también la vida de sus integrantes.

“Los Restos” se destaca por la ausencia de seguridad en cada uno de sus personajes y sus proyecciones, su relación con su espacio como también sus relaciones personales. Es en este aspecto donde Keizman trabaja magistralmente el manejo de las tensiones al interior de los personajes, creando a través de un lenguaje desenfadado un mundo con distintos espacios y arquitectura propia, un lugar necesario para buscar explicaciones quizás desesperadas quienes a cada momento, buscan seguridad, pero solo se encuentran frente a frente a otro laberíntico pasaje de su existencia.

Actos aparentemente fútiles de magia, se cruzan con personajes completamente alienados, emociones intensas, personajes humanos que vuelven y se transforman a ratos en reptiles, pacientes de un recinto no definido que poco a poco van apagando, y que recuerdan quizás a víctimas de una dictadura, o a quienes se han visto carcomidos hasta la médula por procesos históricos arbitrarios.

Si bien es una novela tortuosa, ambigua (es quizás la característica que le da vida en cada una de sus páginas) y a ratos difícil de leer, Los Restos es un texto bien enunciado, tributario de grandes novelistas de los 60´s y 70´s como el argentino Manuel Puig, creador de mundos apocalípticos, paralelos e inconexos entre si, pero que al pasar las páginas, todo se va uniendo bajo una misma alma para dar origen a historias potentes y grandilocuentes. En resumen, un imperdible.

“Los Restos”
Betina Keizman
Ediciones Alquimia
2014
ISBN 978-956-9131-24-0