Baradit y su historia secreta de Chile: “La próxima gran conspiración será la de un país explotado”

Historia Secreta de Chile
Historia Secreta de Chile
visitas

Como un pueblo que aún se construye a sí mismo -un work in progress- entiende a nuestro país Jorge Baradit, autor de ‘Historia secreta de Chile’ (Sudamericana), libro que desde hace semanas se mantiene en el top de no ficción y que devela, según palabras de su creador, esos pasajes desconocidos que hoy tanto interés han despertado en el público.

El escritor, que por primera vez se adentra enteramente a este género literario, profundiza en sucesos que se desmarcan de las narraciones oficiales y, advierte, con mucho argumento de fondo, libera de los prejuicios clásicos a figuras como Arturo Prat, Manuel Rodríguez y Salvador Allende.

En la presente entrevista, Baradit reconoce hermandad con el trabajo de Francisco Ortega y la exitosa ‘Logia’ y adelanta que producto de la buena recepción del público es imposible no avizorar una segunda entrega del libro, y por qué no hasta una tercera. “Hay historias en este país de sobra”, arguye.

¿Fue difícil pasar del libro totalmente imaginativo, ucrónico, a la no ficción?

Para nada nada, generalmente la historia de cualquier país también es ficción, también es un ejercicio narrativo. Es como las películas basadas en hechos reales, pero la historia es ficticia, es el invento de historiadores que eligen algunos pasajes de la historia, desechan otros y les dan un sentido. Desde el punto de vista narrativo, no hay ninguna diferencia. Inventar mundos imaginativos para la ciencia ficción o para la literatura fantástica, tampoco, porque en el fondo nuestro país es tan raro. Bajo esa costra de ese país mateo, ordenado, republicano, como nos gusta vernos, hay debajo una cantidad de eventos extraordinarios, algunos dementes, otros derechamente insólitos.

¿Surge la idea de contar esta historia en protesta a lo que es la historia tradicional?

Por supuesto. Es un lugar común decir que la historia la construyen los vencedores. ¿Cuál es nuestro problema? Que a diferencia de otros países en que los vencedores se van cediendo el podio, en Chile siempre han vencido los mismos. Nosotros hemos tenido siempre los mismos historiadores, los mismos dueños, los mismos triunfadores, la misma élite, una concentración de poder que no existe en otros países. Son del mismo origen familiar, de la misma religión, viven en los mismos lugares, son guetos de poder y siempre han tenido el poder sobre nuestra historia. Es claro que nosotros nos sentimos poco representados con los hechos. Nosotros como pueblo llano estamos súper ajenos de nuestra propia historia.

En el libro se cuenta la historia de héroes patrios. Bajo la misma lógica que planteas, héroes construidos, seleccionados y hechos.

No sólo ellos (los grupos de poder) los eligen y los entronizan, sino que además los desvían, los pervierten. Arturo Prat es un personaje que se ha levantado como una especie de santo laico de la derecha política de este país, como una especie de integrante de una élite, que es la Armada Chilena, quizás la fuerza armada más elitista de todas. De hecho, hace algunos años, cuando TVN quiso elegir al chileno del siglo XX, la izquierda se abanderó con Allende y la derecha con Prat. Prat está, en ese sentido, tergiversado. Prat venía de una familia en decadencia, no tenía plata, lo tuvo que ayudar el tío. Era anticlerical, practicaba el espiritismo, no era católico, si bien tenía cierta afinidad con el catolicismo. Los días sábado se iba a hacer clases ad honorem a escuelas pobres de hijos de obreros. No es sólo levantar unos héroes y esconder otros, es inventarlos desde cero. O’Higgins, por ejemplo, el gran invento de este país, que es un tipo que jamás ganó una batalla, nunca fue clave estratégicamente. De hecho estuvo dos veces a punto de mandar al demonio las operaciones de independencia que encabezó San Martín en Chacabuco y en Cancha Rayada y a la gran batalla final llegó al final. Bernardo O’Higgins llegó al final de la batalla de Maipú a robar cámara. Entonces que te lo vendan como el libertador de Chile parece chistoso. El libertador de Chile es José de San Martín y punto.

¿Cuál es para ti el pasaje más burdo de la historia oficial de Chile?

El pasaje oficial más burdo de todos, a mí no me cabe duda, son las páginas en blanco de los primeros 30 años del siglo XX en Chile, donde las masacres de obreros, trabajadores y profesores ocurrían cada 5 años. Ese suelo, ese cementerio de obreros sobre el que está construido el país, esos huesos sobre los que nos paramos y el silencio que hay en torno a esa parte de la historia, debe ser el pasaje más burdo, más asqueroso de nuestra historia.

¿Crees que se ha despertado un interés mayor este último tiempo en el público por conocer nuevos pasajes de la historia nacional?

Sí, no hay duda de eso. Como soy medio paranoico lo estoy viendo en todos lados. Imagínate el éxito de Los archivos secretos X en los ’90. Te despertó la impresión de que los gobiernos todo el rato escondían operaciones secretas, búnkeres, bases aeronáuticas fuera del radar. Estaba la sensación de que había cosas que se ocultaban. Después vino la explosión de la conspiranoia y después se expresó con la irrupción violenta de las redes sociales, del Internet, en ejemplos como el de Julian Assange o el de Edward Snowden, unas especies de superhéroes de la informática que te confirmaron que la verdad no era la verdad. Hay un deseo de transparencia en la gente, porque descubriste, por ejemplo, que los empresarios en Chile no eran los que daban empleo, que siempre te vendieron casi como lo único bueno que había dejado la dictadura. Esta casta de empresarios pujantes que habían levantado Chile. No, también eran ladrones. Saber que las Fuerzas Armadas chilenas no sólo protegían al país, sino que además mataron y torturaron miles de persones; que la Iglesia era un nido de pedrastas. En el fondo está la sensación generalizada de que las instituciones están cruzadas de secretos y llegó la hora en que la gente está exigiendo saberlos y junto con eso saber si para atrás estuvieron mintiendo. Yo entiendo desde ahí el éxito de este libro.

Es un poco lo que pasó con ‘Independencia’ de Alfredo Sepúlveda, con crónicas históricas que naturalizaban a los héroes patrios. Personas comunes y corrientes que tomaron decisiones en momentos cruciales.

Exacto. Uno quiere toda la verdad, la de un personaje histórico, de una institución o de nuestra historia completa. No queremos dar vuelta la página. Queremos saber.

El libro ha tenido una excelente recepción. ¿Se piensa ya en una segunda parte?

Es una sorpresa súper grande. Nosotros lanzamos el libro hace menos de dos semanas y ya tenemos una segunda edición en librerías de cara a una tercera y el libro se lanzó el 23 de julio. El éxito yo creo que tiene que ver con los factores que te nombraba, y si a esta cosa le fue bien, yo creo que por supuesto vamos a extenderlo a una segunda parte y una tercera y cuantas sean necesarias. Hay historias en este país de sobra.

Es un fenómeno parecido al de ‘Logia’, de Francisco Ortega. Aunque con matices, es la narración de una historia alternativa y un éxito literario.

Este trabajo es hermano de ‘Logia’, o ‘Logia’ es hermano de este trabajo. Nosotros con ‘Pancho’ (Francisco Ortega) llevamos años metidos en esto. Hacíamos un podcast que se llamaba ‘Desde el fin del mundo’, que se trataba de hechos desconocidos del país. En el fondo un lado B que curiosamente es más voluminoso que el descafeinado lado A.

¿Cuáles fueron los tiempos en la construcción del libro?

Tomé la decisión de escribirlo en agosto del año pasado y se entregó a fines de marzo de este año. Es uno de esos libros que tú no tienes idea que has estado escribiendo hace años. El editor me dijo mándame algunas de las historias que quieres escribir y le mandé un índice de 35 temas y en el libro salen 12, y eso surgió en 5 minutos de escribir un mail. Creo que ha sido el libro más fácil de escribir de todos.

¿Cómo fue la tarea de documentación?

El libro es bibliografía pura y dura. Desde libros de la Biblioteca Nacional, hasta el trabajo maravilloso que hace Memoria Chilena, pasando por reportajes, diarios de la época. El trabajo bibliográfico es bastante sólido. Yo quería que estos hechos no fueran un atado de anécdotas históricas o una suma de trabajo historiográfico. Lo que yo quería eran pasajes abordados desde las herramientas de la literatura para crear un vínculo emocional con el lector, es decir que esto fuera narrativa. En el fondo atacar eso de un Chile carente de narradores históricos. Que la gente se sintiera involucrada con los hechos, que sintiera pena, que sintiera rabia, que se emocionara.

¿Hay eventos del hoy que en un futuro próximo visualices como meritorios de escarbar para buscarles una historia no contada?

Lo que tiene de bueno este tiempo, es que la redes sociales, la cantidad de cámaras, impiden un poco las conspiraciones tan secretas, te fijas. Pero seguramente vamos a tener algo que decir en unos años más de un país que diariamente permite que salgan billones de dólares en recursos naturales casi sin pago de impuestos. Seguramente esa va a ser la gran historia del país en un tiempo más, un país explotado a espaldas de sus habitantes. Se van a llevar todo, no va a quedar nada y el país va a continuar siendo pobre. Esa va a ser la gran conspiración económica y política.

Historia secreta de Chile
Sudamericana
$10.000

https://youtu.be/hbwo5Mr5nGY

    visitas

Como un pueblo que aún se construye a sí mismo -un work in progress- entiende a nuestro país Jorge Baradit, autor de ‘Historia secreta de Chile’ (Sudamericana), libro que desde hace semanas se mantiene en el top de no ficción y que devela, según palabras de su creador, esos pasajes desconocidos que hoy tanto interés han despertado en el público.

El escritor, que por primera vez se adentra enteramente a este género literario, profundiza en sucesos que se desmarcan de las narraciones oficiales y, advierte, con mucho argumento de fondo, libera de los prejuicios clásicos a figuras como Arturo Prat, Manuel Rodríguez y Salvador Allende.

En la presente entrevista, Baradit reconoce hermandad con el trabajo de Francisco Ortega y la exitosa ‘Logia’ y adelanta que producto de la buena recepción del público es imposible no avizorar una segunda entrega del libro, y por qué no hasta una tercera. “Hay historias en este país de sobra”, arguye.

¿Fue difícil pasar del libro totalmente imaginativo, ucrónico, a la no ficción?

Para nada nada, generalmente la historia de cualquier país también es ficción, también es un ejercicio narrativo. Es como las películas basadas en hechos reales, pero la historia es ficticia, es el invento de historiadores que eligen algunos pasajes de la historia, desechan otros y les dan un sentido. Desde el punto de vista narrativo, no hay ninguna diferencia. Inventar mundos imaginativos para la ciencia ficción o para la literatura fantástica, tampoco, porque en el fondo nuestro país es tan raro. Bajo esa costra de ese país mateo, ordenado, republicano, como nos gusta vernos, hay debajo una cantidad de eventos extraordinarios, algunos dementes, otros derechamente insólitos.

¿Surge la idea de contar esta historia en protesta a lo que es la historia tradicional?

Por supuesto. Es un lugar común decir que la historia la construyen los vencedores. ¿Cuál es nuestro problema? Que a diferencia de otros países en que los vencedores se van cediendo el podio, en Chile siempre han vencido los mismos. Nosotros hemos tenido siempre los mismos historiadores, los mismos dueños, los mismos triunfadores, la misma élite, una concentración de poder que no existe en otros países. Son del mismo origen familiar, de la misma religión, viven en los mismos lugares, son guetos de poder y siempre han tenido el poder sobre nuestra historia. Es claro que nosotros nos sentimos poco representados con los hechos. Nosotros como pueblo llano estamos súper ajenos de nuestra propia historia.

En el libro se cuenta la historia de héroes patrios. Bajo la misma lógica que planteas, héroes construidos, seleccionados y hechos.

No sólo ellos (los grupos de poder) los eligen y los entronizan, sino que además los desvían, los pervierten. Arturo Prat es un personaje que se ha levantado como una especie de santo laico de la derecha política de este país, como una especie de integrante de una élite, que es la Armada Chilena, quizás la fuerza armada más elitista de todas. De hecho, hace algunos años, cuando TVN quiso elegir al chileno del siglo XX, la izquierda se abanderó con Allende y la derecha con Prat. Prat está, en ese sentido, tergiversado. Prat venía de una familia en decadencia, no tenía plata, lo tuvo que ayudar el tío. Era anticlerical, practicaba el espiritismo, no era católico, si bien tenía cierta afinidad con el catolicismo. Los días sábado se iba a hacer clases ad honorem a escuelas pobres de hijos de obreros. No es sólo levantar unos héroes y esconder otros, es inventarlos desde cero. O’Higgins, por ejemplo, el gran invento de este país, que es un tipo que jamás ganó una batalla, nunca fue clave estratégicamente. De hecho estuvo dos veces a punto de mandar al demonio las operaciones de independencia que encabezó San Martín en Chacabuco y en Cancha Rayada y a la gran batalla final llegó al final. Bernardo O’Higgins llegó al final de la batalla de Maipú a robar cámara. Entonces que te lo vendan como el libertador de Chile parece chistoso. El libertador de Chile es José de San Martín y punto.

¿Cuál es para ti el pasaje más burdo de la historia oficial de Chile?

El pasaje oficial más burdo de todos, a mí no me cabe duda, son las páginas en blanco de los primeros 30 años del siglo XX en Chile, donde las masacres de obreros, trabajadores y profesores ocurrían cada 5 años. Ese suelo, ese cementerio de obreros sobre el que está construido el país, esos huesos sobre los que nos paramos y el silencio que hay en torno a esa parte de la historia, debe ser el pasaje más burdo, más asqueroso de nuestra historia.

¿Crees que se ha despertado un interés mayor este último tiempo en el público por conocer nuevos pasajes de la historia nacional?

Sí, no hay duda de eso. Como soy medio paranoico lo estoy viendo en todos lados. Imagínate el éxito de Los archivos secretos X en los ’90. Te despertó la impresión de que los gobiernos todo el rato escondían operaciones secretas, búnkeres, bases aeronáuticas fuera del radar. Estaba la sensación de que había cosas que se ocultaban. Después vino la explosión de la conspiranoia y después se expresó con la irrupción violenta de las redes sociales, del Internet, en ejemplos como el de Julian Assange o el de Edward Snowden, unas especies de superhéroes de la informática que te confirmaron que la verdad no era la verdad. Hay un deseo de transparencia en la gente, porque descubriste, por ejemplo, que los empresarios en Chile no eran los que daban empleo, que siempre te vendieron casi como lo único bueno que había dejado la dictadura. Esta casta de empresarios pujantes que habían levantado Chile. No, también eran ladrones. Saber que las Fuerzas Armadas chilenas no sólo protegían al país, sino que además mataron y torturaron miles de persones; que la Iglesia era un nido de pedrastas. En el fondo está la sensación generalizada de que las instituciones están cruzadas de secretos y llegó la hora en que la gente está exigiendo saberlos y junto con eso saber si para atrás estuvieron mintiendo. Yo entiendo desde ahí el éxito de este libro.

Es un poco lo que pasó con ‘Independencia’ de Alfredo Sepúlveda, con crónicas históricas que naturalizaban a los héroes patrios. Personas comunes y corrientes que tomaron decisiones en momentos cruciales.

Exacto. Uno quiere toda la verdad, la de un personaje histórico, de una institución o de nuestra historia completa. No queremos dar vuelta la página. Queremos saber.

El libro ha tenido una excelente recepción. ¿Se piensa ya en una segunda parte?

Es una sorpresa súper grande. Nosotros lanzamos el libro hace menos de dos semanas y ya tenemos una segunda edición en librerías de cara a una tercera y el libro se lanzó el 23 de julio. El éxito yo creo que tiene que ver con los factores que te nombraba, y si a esta cosa le fue bien, yo creo que por supuesto vamos a extenderlo a una segunda parte y una tercera y cuantas sean necesarias. Hay historias en este país de sobra.

Es un fenómeno parecido al de ‘Logia’, de Francisco Ortega. Aunque con matices, es la narración de una historia alternativa y un éxito literario.

Este trabajo es hermano de ‘Logia’, o ‘Logia’ es hermano de este trabajo. Nosotros con ‘Pancho’ (Francisco Ortega) llevamos años metidos en esto. Hacíamos un podcast que se llamaba ‘Desde el fin del mundo’, que se trataba de hechos desconocidos del país. En el fondo un lado B que curiosamente es más voluminoso que el descafeinado lado A.

¿Cuáles fueron los tiempos en la construcción del libro?

Tomé la decisión de escribirlo en agosto del año pasado y se entregó a fines de marzo de este año. Es uno de esos libros que tú no tienes idea que has estado escribiendo hace años. El editor me dijo mándame algunas de las historias que quieres escribir y le mandé un índice de 35 temas y en el libro salen 12, y eso surgió en 5 minutos de escribir un mail. Creo que ha sido el libro más fácil de escribir de todos.

¿Cómo fue la tarea de documentación?

El libro es bibliografía pura y dura. Desde libros de la Biblioteca Nacional, hasta el trabajo maravilloso que hace Memoria Chilena, pasando por reportajes, diarios de la época. El trabajo bibliográfico es bastante sólido. Yo quería que estos hechos no fueran un atado de anécdotas históricas o una suma de trabajo historiográfico. Lo que yo quería eran pasajes abordados desde las herramientas de la literatura para crear un vínculo emocional con el lector, es decir que esto fuera narrativa. En el fondo atacar eso de un Chile carente de narradores históricos. Que la gente se sintiera involucrada con los hechos, que sintiera pena, que sintiera rabia, que se emocionara.

¿Hay eventos del hoy que en un futuro próximo visualices como meritorios de escarbar para buscarles una historia no contada?

Lo que tiene de bueno este tiempo, es que la redes sociales, la cantidad de cámaras, impiden un poco las conspiraciones tan secretas, te fijas. Pero seguramente vamos a tener algo que decir en unos años más de un país que diariamente permite que salgan billones de dólares en recursos naturales casi sin pago de impuestos. Seguramente esa va a ser la gran historia del país en un tiempo más, un país explotado a espaldas de sus habitantes. Se van a llevar todo, no va a quedar nada y el país va a continuar siendo pobre. Esa va a ser la gran conspiración económica y política.

Historia secreta de Chile
Sudamericana
$10.000

https://youtu.be/hbwo5Mr5nGY