Los otros campaniles que se propusieron para la Universidad de Concepción

Timelapse | Universidad de Concepción
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Inaugurado a principios de 1944, el campanil de la Universidad de Concepción es desde ese entonces -e incluso antes de su levantamiento- símbolo de la tradicional casa de estudios penquista y la capital de la región del Bío Bío.

Reconocido a lo largo de Chile por su expresión arquitectónica y, entre otras cosas, por servir comúnmente como apodo para los cuadros deportivos que defienden los colores oro y cielo, se gestó como un sueño de Enrique Molina Garmendia en su afán por impulsar la construcción de una ‘ciudad universitaria’.

El fundador y primer rector de la Universidad de Concepción, profundamente inspirado por su viaje a la Universidad de California, en Berkeley, aterrizó en Chile con la sólida idea de emular el campanil del plantel superior norteamericano, que describió de la siguiente manera:

“Se alza el hermoso, blanco y altísimo campanil de la universidad, como un faro espiritual, como un emblema del benévolo señorío de la cultura universitaria. Desde casi todas partes del pueblo se ve el campanil, se ve desde San Francisco y se ve desde Oakland, otra gran ciudad vecina; y el viajero que no sabe su camino puede orientarse por la superior enseña de la Universidad” (Campanil, sitio de la UdeC).

Convencido de que Concepción y su universidad requerían de tal señuelo, se determinó impulsar la construcción de una figura de esas características, pese a las resistencias de algunos directores que vislumbraban la existencia de otras prioridades económicas para la aún joven entidad educativa.

“Evidentemente se trataba de una idea muy atractiva, porque por esos días, el alcalde de Concepción ofició a la Rectoría solicitando la pronta construcción de ese u otro campanil, porque no sólo sería un símbolo señero para la universidad, sino para toda la ciudad de Concepción”, esboza en su obra de 1994 ‘El Campus de la Universidad de Concepción: su desarrollo urbanístico y arquitectónico’ (descarga en PDF) el académico Jaime García Molina.

Requerido por las autoridades, según señala el texto citado, el arquitecto Julio Ríos Boettiger ofreció una propuesta sobre la cual el directorio de la UdeC se pronunció en 1941, encontrándola poco clásica.

Izquierda: proyecto para un campanil universitario, probablemente del arquitecto Julio Ríos Boettiger. Derecha: proyecto para un campanil universitario, probablemente del arquitecto Alberto Cormaches.

De esa manera, se procedió a contactar al arquitecto universitario Enrique San Martín para pedirle alguno de sus proyectos de campanil, propios o externos. En abril de 1941, el profesional hizo entrega de tres trazos, dos hechos por él y otro perteneciente al arquitecto de Santiago Alberto Cormaches.

Proyectos para un campanil universitario del arquitecto Enrique San Martín (El Campus de la Universidad de Concepción: su desarrollo urbanístico y arquitectónico, 1994).

“El proyecto de Cormaches -como también el de Ríos Bottiger- era avanzado, futurista y muy influido por la arquitectura más vanguardista, de manera que no gustó a los directores ni a don Enrique Molina. La verdad es que no se ajustaba a la imagen de los edificios de la ciudad universitaria ni a la idea que el rector había traído desde la Universidad de California, que correspondía más bien a un campanil de estilo italiano”, explica en su investigación García Molina, hoy docente del Departamento de Urbanismo de la UdeC.

En cambio, las dos opciones de San Martín, en su tradición conservadora, se ajustaron a la elucubración de Enrique Molina y el directorio, que se inclinaron por el más clásico de los dibujos, reconocible por su terminación en cúspide y parecido con el campanil de la Universidad de California en Berkeley.

Campanil UC Berkeley (cc)

Campanil UC Berkeley (cc)

Juan Villa Luco, constructor civil, fue el encargado de desarrollar la obra del campanil de la Universidad de Concepción, fabricado a base de concreto armado y empinado por 42 metros con 50 centímetros. La estructura también contó con escaleras en su interior y un balcón en la parte superior, desde donde se aprecian las campanas.

Según su reseña histórica oficial, fue terminado en 1943 y significó el desembolso presupuestario de $994.630 de la época. Su inauguración de 1944 vino junto con la del proyecto Casa del Deporte, también insigne edificio universitario.

En la actualidad ya no es posible que los visitantes se adentren en él y suban hasta su mirador en altura, tal como se podía hacer al poco tiempo de ser levantado. Las autoridades universitarias dispusieron una rigurosa conservación del campanil, que insiste en seguir anunciando la hora y el himno de los estudiantes sin importar el paso del tiempo y las arremetidas de la naturaleza.

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Inaugurado a principios de 1944, el campanil de la Universidad de Concepción es desde ese entonces -e incluso antes de su levantamiento- símbolo de la tradicional casa de estudios penquista y la capital de la región del Bío Bío.

Reconocido a lo largo de Chile por su expresión arquitectónica y, entre otras cosas, por servir comúnmente como apodo para los cuadros deportivos que defienden los colores oro y cielo, se gestó como un sueño de Enrique Molina Garmendia en su afán por impulsar la construcción de una ‘ciudad universitaria’.

El fundador y primer rector de la Universidad de Concepción, profundamente inspirado por su viaje a la Universidad de California, en Berkeley, aterrizó en Chile con la sólida idea de emular el campanil del plantel superior norteamericano, que describió de la siguiente manera:

“Se alza el hermoso, blanco y altísimo campanil de la universidad, como un faro espiritual, como un emblema del benévolo señorío de la cultura universitaria. Desde casi todas partes del pueblo se ve el campanil, se ve desde San Francisco y se ve desde Oakland, otra gran ciudad vecina; y el viajero que no sabe su camino puede orientarse por la superior enseña de la Universidad” (Campanil, sitio de la UdeC).

Convencido de que Concepción y su universidad requerían de tal señuelo, se determinó impulsar la construcción de una figura de esas características, pese a las resistencias de algunos directores que vislumbraban la existencia de otras prioridades económicas para la aún joven entidad educativa.

“Evidentemente se trataba de una idea muy atractiva, porque por esos días, el alcalde de Concepción ofició a la Rectoría solicitando la pronta construcción de ese u otro campanil, porque no sólo sería un símbolo señero para la universidad, sino para toda la ciudad de Concepción”, esboza en su obra de 1994 ‘El Campus de la Universidad de Concepción: su desarrollo urbanístico y arquitectónico’ (descarga en PDF) el académico Jaime García Molina.

Requerido por las autoridades, según señala el texto citado, el arquitecto Julio Ríos Boettiger ofreció una propuesta sobre la cual el directorio de la UdeC se pronunció en 1941, encontrándola poco clásica.

Izquierda: proyecto para un campanil universitario, probablemente del arquitecto Julio Ríos Boettiger. Derecha: proyecto para un campanil universitario, probablemente del arquitecto Alberto Cormaches.

De esa manera, se procedió a contactar al arquitecto universitario Enrique San Martín para pedirle alguno de sus proyectos de campanil, propios o externos. En abril de 1941, el profesional hizo entrega de tres trazos, dos hechos por él y otro perteneciente al arquitecto de Santiago Alberto Cormaches.

Proyectos para un campanil universitario del arquitecto Enrique San Martín (El Campus de la Universidad de Concepción: su desarrollo urbanístico y arquitectónico, 1994).

“El proyecto de Cormaches -como también el de Ríos Bottiger- era avanzado, futurista y muy influido por la arquitectura más vanguardista, de manera que no gustó a los directores ni a don Enrique Molina. La verdad es que no se ajustaba a la imagen de los edificios de la ciudad universitaria ni a la idea que el rector había traído desde la Universidad de California, que correspondía más bien a un campanil de estilo italiano”, explica en su investigación García Molina, hoy docente del Departamento de Urbanismo de la UdeC.

En cambio, las dos opciones de San Martín, en su tradición conservadora, se ajustaron a la elucubración de Enrique Molina y el directorio, que se inclinaron por el más clásico de los dibujos, reconocible por su terminación en cúspide y parecido con el campanil de la Universidad de California en Berkeley.

Campanil UC Berkeley (cc)

Campanil UC Berkeley (cc)

Juan Villa Luco, constructor civil, fue el encargado de desarrollar la obra del campanil de la Universidad de Concepción, fabricado a base de concreto armado y empinado por 42 metros con 50 centímetros. La estructura también contó con escaleras en su interior y un balcón en la parte superior, desde donde se aprecian las campanas.

Según su reseña histórica oficial, fue terminado en 1943 y significó el desembolso presupuestario de $994.630 de la época. Su inauguración de 1944 vino junto con la del proyecto Casa del Deporte, también insigne edificio universitario.

En la actualidad ya no es posible que los visitantes se adentren en él y suban hasta su mirador en altura, tal como se podía hacer al poco tiempo de ser levantado. Las autoridades universitarias dispusieron una rigurosa conservación del campanil, que insiste en seguir anunciando la hora y el himno de los estudiantes sin importar el paso del tiempo y las arremetidas de la naturaleza.