Fernando Balcells: “La Roja y la mano negra”

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Anoche ganó Chile. No importa que se haya jugado reguleque y que el penal fuera mal cobrado –hubo otro, a Matías Fernández que no fue cobrado-. Lo relevante fue la alegría envolvente, la intensidad de la celebración y la contención de los que se encontraron en el estadio y en las calles.

Si Chile hubiera perdido nada habría cambiado radicalmente, salvo el sabor en la boca. Esta no es solo una fiesta del futbol; esta es una fiesta en la que la gente se festeja y celebra la convivencia a través del futbol. Se juega para ganar y anoche, independientemente del resultado, nos ganamos a nosotros mismos; nos superamos en la fiesta y volvimos a instalar la alegría en los encuentros.

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Anoche ganó Chile. No importa que se haya jugado reguleque y que el penal fuera mal cobrado –hubo otro, a Matías Fernández que no fue cobrado-. Lo relevante fue la alegría envolvente, la intensidad de la celebración y la contención de los que se encontraron en el estadio y en las calles.

Si Chile hubiera perdido nada habría cambiado radicalmente, salvo el sabor en la boca. Esta no es solo una fiesta del futbol; esta es una fiesta en la que la gente se festeja y celebra la convivencia a través del futbol. Se juega para ganar y anoche, independientemente del resultado, nos ganamos a nosotros mismos; nos superamos en la fiesta y volvimos a instalar la alegría en los encuentros.

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