100 años del nacimiento de Orson Welles: Retrospectiva en cine UC

Ciudadano Kane, Centro de Extensión UC (c)
Ciudadano Kane, Centro de Extensión UC (c)
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Uno de los realizadores más influyentes de la historia del cine y para muchos el director de la mejor cinta de la historia del cine (Ciudadano Kane). Eso es Orson Welles.

En la retrospectiva “Mi nombre es Orson Welles” se proyectarán grandes cintas como Ciudadano Kane, Sed de mal y F For Fake, entre otras, y se llevarán a cabo mesas redondas y conversaciones en torno de su obra.

El del ciclo remite a la frase con que el director cierra su segundo largometraje, Soberbia (1942), y puede leerse también como un acto de posesión de un filme que muy pronto le sería arrebatado de las manos. Como en esta película, gran parte del trabajo de Welles se vio entorpecido por la acción de los productores (Sed de mal) o por las dificultades en que el propio realizador incurrió en sus rodajes, principalmente por problemas presupuestarios (Macbeth, Otello), sin mencionar sus proyectos inconclusos (El otro lado del viento, Don Quijote). Eso, a fin de cuentas, enriqueció su obra y la llenó de misterios que, en parte, sirvieron para alimentar el interés permanente por su legado que, con el cumplimiento del centenario de su autor, se vuelve más contingente.

Su vocación por el cine de bajo presupuesto, su idea de montaje, el aura de director maldito que fue acuñando a través de los años y, especialmente, la riqueza de una docena de películas que logró terminar, dan cuenta de una personalidad dúctil y fascinante, que estuvo por encima del exhibicionismo de Welles.

El ciclo revisa parte de sus cintas menos conocidas y resalta su trabajo como actor en algunos filmes no dirigidos por él, que se han fortalecido a lo largo de las décadas por su trabajo interpretativo.

Paralelamente a la exhibición, esta muestra se complementa con una clase magistral sobre su figura, que será dictada el miércoles 6 a las 19 hrs por el programador y profesor de cine Felipe Blanco. El jueves 7 a las 19 hrs se realizará una mesa redonda en que los críticos de cine Christian Ramírez, Pablo Marín y René Naranjo abordarán la obra de este director. Ambas actividades son con entrada liberada.

Miércoles a domingo, a las 16:00, 19:00 y 21.30 hrs. Sábado, 19:00 hrs.
Entrada general: $2.500. Convenios 2×1.

Programación

Ciudadano Kane (Citizen Kane).

Estados Unidos. 1941. 125 minutos.
Hay tanto escrito sobre esta película que pareciera inútil volver a ella desde una perspectiva analítica. Sin embargo, es la propia obra posterior de Welles la que ha relativizado la importancia de la más rutilante ópera prima en la historia del cine. A pesar de encabezar la lista de las mejores películas –posición que parece un acto reflejo por parte de la comunidad cinematográfica– la luz que sobre ella emiten otras cintas de Welles como Sed de mal o, incluso, F for Fake, sirven para ajustar el barómetro del canon y definir al filme en el contradictorio status de obra maestra pero, a fin de cuentas, una obra aún inmadura en comparación con algunas cintas posteriores del realizador.

Soberbia (The Magnificent Ambersons).

Estados Unidos. 1942. 88 minutos.
A pesar de las modificaciones que sufrió este filme luego de que Welles se ausentara en la post producción para rodar el material de su documental inconcluso It’s All True, resiste en él una visión sobre el origen y el pasado de Estados Unidos que en gran medida estaba presente en el itinerario de Ciudadano Kane en aquello que Bazin llamó la “obsesión por la infancia”. En este caso, el auge y caída de una familia adinerada americana a la vuelta del siglo XX y el recambio de poder hacia las clases medias emergentes, encargadas de llevar a cabo la industrialización del país. Hay ciertamente una mirada irónica hacia la elite acaudalada y tiene la vocación del nuevo rico, en una reflexión que acerca el filme al Gatsby de Fitzgerald.

El extraño (The Stranger)

Estados Unidos. 1946. 95 minutos.
Welles se sumó a la tendencia de Hollywood, a partir de 1941, de realizar filmes antinazis. El filme narra la persecución de un agente del FBI (Edward G. Robinson), que sigue la pista de Franz Kindler (Welles) un criminal Nazi escondido en Estados Unidos y que se ha casado y adoptado la ciudadanía americana bajo una identidad falsa. Es una obra muy sujeta a los contornos del cine negro de la época y que tiene a Kindler como un asesino en serie.

La dama de Shangai (The Lady From Shanghai).

Estados Unidos. 1947. 88 minutos.
Cinta de culto dentro de la filmografía de Welles y referente de uno de los más característicos períodos del cine negro hollywoodense. La historia, que involucra a un marinero con prontuario y a la esposa de un abogado millonario, tiene dobles fondos y Welles se valió de una puesta en escena de gran economía e inventiva para llevar este relato a territorios mentales y casi oníricos. Ciertamente las motivaciones objetivas de la intriga, muchas veces débiles, importan menos que la confrontación de personalidades y la sensación de vértigo que produce su progresión en la que Welles ha puesto en escena uno de sus temas recurrentes: el genio derrotado por el mediocre.

Macbeth (Macbeth).

Estados Unidos. 1948. 92 minutos.
Quizás la más modesta de las producciones de Welles –el pequeño estudio Mercury estuvo detrás de su realización– corrobora hasta qué punto la falta de recursos de producción era un lastre o una cualidad expresiva. El director utiliza planos largos y recurre también a los artilugios del montaje para dar forma a un relato introspectivo en donde la atmósfera tribal, cavernaria y asfixiante respeta la esencia de la obra de Shakespeare.

Mr. Arkadin (Mr. Arkadin)

Estados Unidos, 1955. 93 minutos.
“Arkadin es un aprovechado, un oportunista, un parásito genial que se alimenta a sí mismo de la corrupción… y que necesita autojustificarse”, dijo Welles del protagonista de esta película que en cierta manera sintetiza muchos de los personajes que el director ha encarnado y que para él no son sino la actualización de Fausto. La narrativa de este filme recuerda en algo a Ciudadano Kane por su manera oblicua y distanciada de retratar al personaje: la vida de un corrupto magnate eslavo contado por un tercer personaje. Debido a sus urgencias en Europa, la producción le quitó el montaje y desfiguró la concepción original de la obra, que Welles no pudo preservar a pesar de las instrucciones enviadas a su montajista. A esas alturas, esa situación se convertía en una constante en su carrera.

Sed de mal (Touch of Evil).

Estados Unidos. 1958. 120 minutos.
La historia de Sed de mal ya es célebre en los anales del cine tanto por el histórico memorando que Orson Welles envió a Universal Pictures -el estudio productor- para rectificar la concepción original de la obra y también por el alabado largo plano inicial que describe minuciosamente la ejecución de un crimen. Su reconstrucción según esas indicaciones, realizada hace poco más de quince años, no cambia sustancialmente los logros de la obra en su primera versión. Si bien Welles afirmó muchas veces detestar a su personaje -el corrupto policía Hank Quinlan-, consigue con él una construcción memorable que le da ambigüedad, sentido trágico y, especialmente, una dimensión obsesiva hasta ese momento ausente en su trabajo posterior.

El proceso (The Trial).

Francia / Alemania / Italia. 1962. 118 minutos.
Quizás su película más cuestionada sea su adaptación de la novela de Kafka, por sus simplificaciones o por el desempeño de su protagonista, Anthony Perkins. Como sea, el caso es que Welles construye a partir de la tragedia sin sentido de Josef K. un cuento moral sobre el poder. El filme respira un look europeo -es la cinta que inicia el largo autoexilio del autor fuera de Hollywood- y Welles logró a través de él recolectar a intérpretes con quien siempre quiso trabajar, partiendo por la francesa Jeanne Moreau.

Campanadas a medianoche (Chimes at Midnight).

Francia / España / Suiza. 1965. 113 minutos.
La debilidad eterna de Welles por el universo shakespeareano -expresada explícitamente en sus versiones de Otello y Macbeth- se reitera en esta cinta que compendia varias obras del autor inglés -Enrique IV, Enrique V y Enrique VI- a través de la figura de Sir John Falstaff. Financiada con capitales suizos y españoles, la película adapta un montaje de Welles llamado Five Kings que puso en escena en 1939, durante sus años del Mercury Theatre, antes de su carrera en el cine. Como Sed de mal, esta es una obra sobre la lealtad y la traición, en este caso la del joven príncipe Hall y su devoción hacia Falstaff o hacia el rey Enrique IV.

F For Fake.

Francia / Irán / Alemania. 1973. 89 minutos.
El último filme terminado en vida por Welles es una cinta difícil de clasificar y que está a medio camino entre el falso documental y el ensayo fílmico, similar a lo que Godard realizaría años después con sus Histoire (s) du Cinéma. Narrado por el propio Welles frente a la cámara, el filme persigue la figura de un falsificador de obras, Elmyr de Hory, retratado a su vez por una poco fidedigna biografía. Con ese insumo como pretexto, Welles elabora un fascinante reflexión sobre la artificiosidad del cine que permite reelaborar toda la lógica de su obra, desde el realismo en la puesta en escena hasta la relación entre el montaje y el plano largo.

El tercer hombre, de Carol Reed.

Reino Unido. 1949. 104 minutos.
Este clásico de Carol Reed, basado en un guión de Graham Green que luego cobraría vida propia como novela, analiza con lucidez la situación de desarraigo, caos y corrupción en el Berlín ocupado por las fuerzas aliadas al finalizar la Segunda Guerra Mundial. A pesar de la impronta de Reed como director, es imposible no arrimar esta cinta al universo creativo de Welles en Sed de mal, donde construye en Harry Lime -delincuente que trafica con penicilina adulterada-, un paradigma de sus personajes del cine: malvado, brillante y atractivo. Su relación de oposición con el mediocre y unidimensional Holly Martins (Joseph Cotten) sólo pone de manifiesto la grandeza de su personaje, a pesar de que en el filme aparece en dos o tres ocasiones.

Un largo y ardiente verano (The Long, Hot Summer), de Martin Ritt.

Estados Unidos. 1958. 115 minutos.
En este filme dirigido por el talentoso Martin Ritt, Welles encarna a Will Varmer, el poderoso patriarca de una poderosa familia en un pueblo del sur de Estados Unidos obsesionado por la descendencia y la prolongación de su estirpe. La cinta, basada en un relato de William Faulkner, es en cierto sentido una actualización de la parábola del hijo pródigo, en donde el padre prefiere al pendenciero recién llegado y con mala fama a la estupidez de su legítimo mayor quien, por desgracia del padre, es el llamado a heredar su imperio.

Impulso criminal (Compulsion), de Richard Fleischer.

Estados Unidos. 1959. 103 minutos.
Basado en un hecho real -que inspiró también la obra teatral La soga, de Patrick Hamilton- este relato pequeño y bien concebido acerca del juicio a dos estudiantes de clase alta que cometieron un asesinato por razones puramente intelectuales, es también una aproximación a la psicopatía, tema que Fleischer abordará más tarde en El estrangulador de Boston. Orson Welles encarna al abogado defensor de los jóvenes, un hombre amoral y pragmático que mueve sus hilos y su oratoria para evitar la pena de muerte.

Programa

Mi 6
Ciudadano Kane (EE.UU., 1941, 119′), 16:00 horas
Clase Magistral. Profesor: Felipe Blanco, 19:00 horas
F for Fake ( Francia/Irán/Alemania, 1973, 89′), 21:30 horas

J 7
Soberbia (EE.UU., 1942, 88′), 16:00 horas
Mesa Redonda, 19:00 horas
La dama de Shanghai (EE.UU., 1947, 87′) , 21:30 horas

V 8
Macbeth (EE.UU., 1948, 92′), 16:00 horas
El Extraño (EE.UU., 1946, 95′), 19:00 horas
La dama de Shanghai (EE.UU., 1947, 87′) , 21:30 horas

S 9
Mr. Arkadin (Francia/España/Suiza, 1955, 93′), 19:00 horas
Ciudadano Kane, 21:30 horas

D 10
Sed de mal (Touch of Evil. EE.UU., 1958, 95′), 16:00 horas
El proceso (Francia/Alemania/Italia, 1962, 118′) , 19:00 horas
Macbeth, 21:30 horas

Mi 13
Un largo y ardiente verano, de Martin Ritt (EE.UU., 1958, 115′) , 16:00 horas
Campanadas a medianoche, 19:00 horas
Mr. Arkadin, 21:30 horas

J 14
Impulso criminal (Compulsion, de Richard Fleischer. EE.UU., 1959,103′ ) , 16:00 horas
Sed de mal, 19:00 horas
Soberbia, 21:30 horas

V 15
El tercer hombre, de Carol Reed ( R.U., 1949, 104′) , 16:00 horas
Macbeth, 19:00 horas
Sed de mal, 21:30 horas

S 16
Soberbia, 19:00 horas
El extraño, 21:30 horas

D 17
La dama de Shangai, 16:00 horas
Ciudadano Kane, 19:00 horas
El proceso, 21:30 horas

Sala de cine. Centro de Extensión UC.
Alameda 390, Santiago.
23546546 / 23546507 cine@uc.cl
Lunes a domingo, a las 16, 19 y 21.30 hrs. Sábado 19 hrs.
Entrada general: $2.500. Convenios: 2×1 – Grupo Cine UC, TUC, Club de lectores El Mercurio, DuocUC

    visitas

Uno de los realizadores más influyentes de la historia del cine y para muchos el director de la mejor cinta de la historia del cine (Ciudadano Kane). Eso es Orson Welles.

En la retrospectiva “Mi nombre es Orson Welles” se proyectarán grandes cintas como Ciudadano Kane, Sed de mal y F For Fake, entre otras, y se llevarán a cabo mesas redondas y conversaciones en torno de su obra.

El del ciclo remite a la frase con que el director cierra su segundo largometraje, Soberbia (1942), y puede leerse también como un acto de posesión de un filme que muy pronto le sería arrebatado de las manos. Como en esta película, gran parte del trabajo de Welles se vio entorpecido por la acción de los productores (Sed de mal) o por las dificultades en que el propio realizador incurrió en sus rodajes, principalmente por problemas presupuestarios (Macbeth, Otello), sin mencionar sus proyectos inconclusos (El otro lado del viento, Don Quijote). Eso, a fin de cuentas, enriqueció su obra y la llenó de misterios que, en parte, sirvieron para alimentar el interés permanente por su legado que, con el cumplimiento del centenario de su autor, se vuelve más contingente.

Su vocación por el cine de bajo presupuesto, su idea de montaje, el aura de director maldito que fue acuñando a través de los años y, especialmente, la riqueza de una docena de películas que logró terminar, dan cuenta de una personalidad dúctil y fascinante, que estuvo por encima del exhibicionismo de Welles.

El ciclo revisa parte de sus cintas menos conocidas y resalta su trabajo como actor en algunos filmes no dirigidos por él, que se han fortalecido a lo largo de las décadas por su trabajo interpretativo.

Paralelamente a la exhibición, esta muestra se complementa con una clase magistral sobre su figura, que será dictada el miércoles 6 a las 19 hrs por el programador y profesor de cine Felipe Blanco. El jueves 7 a las 19 hrs se realizará una mesa redonda en que los críticos de cine Christian Ramírez, Pablo Marín y René Naranjo abordarán la obra de este director. Ambas actividades son con entrada liberada.

Miércoles a domingo, a las 16:00, 19:00 y 21.30 hrs. Sábado, 19:00 hrs.
Entrada general: $2.500. Convenios 2×1.

Programación

Ciudadano Kane (Citizen Kane).

Estados Unidos. 1941. 125 minutos.
Hay tanto escrito sobre esta película que pareciera inútil volver a ella desde una perspectiva analítica. Sin embargo, es la propia obra posterior de Welles la que ha relativizado la importancia de la más rutilante ópera prima en la historia del cine. A pesar de encabezar la lista de las mejores películas –posición que parece un acto reflejo por parte de la comunidad cinematográfica– la luz que sobre ella emiten otras cintas de Welles como Sed de mal o, incluso, F for Fake, sirven para ajustar el barómetro del canon y definir al filme en el contradictorio status de obra maestra pero, a fin de cuentas, una obra aún inmadura en comparación con algunas cintas posteriores del realizador.

Soberbia (The Magnificent Ambersons).

Estados Unidos. 1942. 88 minutos.
A pesar de las modificaciones que sufrió este filme luego de que Welles se ausentara en la post producción para rodar el material de su documental inconcluso It’s All True, resiste en él una visión sobre el origen y el pasado de Estados Unidos que en gran medida estaba presente en el itinerario de Ciudadano Kane en aquello que Bazin llamó la “obsesión por la infancia”. En este caso, el auge y caída de una familia adinerada americana a la vuelta del siglo XX y el recambio de poder hacia las clases medias emergentes, encargadas de llevar a cabo la industrialización del país. Hay ciertamente una mirada irónica hacia la elite acaudalada y tiene la vocación del nuevo rico, en una reflexión que acerca el filme al Gatsby de Fitzgerald.

El extraño (The Stranger)

Estados Unidos. 1946. 95 minutos.
Welles se sumó a la tendencia de Hollywood, a partir de 1941, de realizar filmes antinazis. El filme narra la persecución de un agente del FBI (Edward G. Robinson), que sigue la pista de Franz Kindler (Welles) un criminal Nazi escondido en Estados Unidos y que se ha casado y adoptado la ciudadanía americana bajo una identidad falsa. Es una obra muy sujeta a los contornos del cine negro de la época y que tiene a Kindler como un asesino en serie.

La dama de Shangai (The Lady From Shanghai).

Estados Unidos. 1947. 88 minutos.
Cinta de culto dentro de la filmografía de Welles y referente de uno de los más característicos períodos del cine negro hollywoodense. La historia, que involucra a un marinero con prontuario y a la esposa de un abogado millonario, tiene dobles fondos y Welles se valió de una puesta en escena de gran economía e inventiva para llevar este relato a territorios mentales y casi oníricos. Ciertamente las motivaciones objetivas de la intriga, muchas veces débiles, importan menos que la confrontación de personalidades y la sensación de vértigo que produce su progresión en la que Welles ha puesto en escena uno de sus temas recurrentes: el genio derrotado por el mediocre.

Macbeth (Macbeth).

Estados Unidos. 1948. 92 minutos.
Quizás la más modesta de las producciones de Welles –el pequeño estudio Mercury estuvo detrás de su realización– corrobora hasta qué punto la falta de recursos de producción era un lastre o una cualidad expresiva. El director utiliza planos largos y recurre también a los artilugios del montaje para dar forma a un relato introspectivo en donde la atmósfera tribal, cavernaria y asfixiante respeta la esencia de la obra de Shakespeare.

Mr. Arkadin (Mr. Arkadin)

Estados Unidos, 1955. 93 minutos.
“Arkadin es un aprovechado, un oportunista, un parásito genial que se alimenta a sí mismo de la corrupción… y que necesita autojustificarse”, dijo Welles del protagonista de esta película que en cierta manera sintetiza muchos de los personajes que el director ha encarnado y que para él no son sino la actualización de Fausto. La narrativa de este filme recuerda en algo a Ciudadano Kane por su manera oblicua y distanciada de retratar al personaje: la vida de un corrupto magnate eslavo contado por un tercer personaje. Debido a sus urgencias en Europa, la producción le quitó el montaje y desfiguró la concepción original de la obra, que Welles no pudo preservar a pesar de las instrucciones enviadas a su montajista. A esas alturas, esa situación se convertía en una constante en su carrera.

Sed de mal (Touch of Evil).

Estados Unidos. 1958. 120 minutos.
La historia de Sed de mal ya es célebre en los anales del cine tanto por el histórico memorando que Orson Welles envió a Universal Pictures -el estudio productor- para rectificar la concepción original de la obra y también por el alabado largo plano inicial que describe minuciosamente la ejecución de un crimen. Su reconstrucción según esas indicaciones, realizada hace poco más de quince años, no cambia sustancialmente los logros de la obra en su primera versión. Si bien Welles afirmó muchas veces detestar a su personaje -el corrupto policía Hank Quinlan-, consigue con él una construcción memorable que le da ambigüedad, sentido trágico y, especialmente, una dimensión obsesiva hasta ese momento ausente en su trabajo posterior.

El proceso (The Trial).

Francia / Alemania / Italia. 1962. 118 minutos.
Quizás su película más cuestionada sea su adaptación de la novela de Kafka, por sus simplificaciones o por el desempeño de su protagonista, Anthony Perkins. Como sea, el caso es que Welles construye a partir de la tragedia sin sentido de Josef K. un cuento moral sobre el poder. El filme respira un look europeo -es la cinta que inicia el largo autoexilio del autor fuera de Hollywood- y Welles logró a través de él recolectar a intérpretes con quien siempre quiso trabajar, partiendo por la francesa Jeanne Moreau.

Campanadas a medianoche (Chimes at Midnight).

Francia / España / Suiza. 1965. 113 minutos.
La debilidad eterna de Welles por el universo shakespeareano -expresada explícitamente en sus versiones de Otello y Macbeth- se reitera en esta cinta que compendia varias obras del autor inglés -Enrique IV, Enrique V y Enrique VI- a través de la figura de Sir John Falstaff. Financiada con capitales suizos y españoles, la película adapta un montaje de Welles llamado Five Kings que puso en escena en 1939, durante sus años del Mercury Theatre, antes de su carrera en el cine. Como Sed de mal, esta es una obra sobre la lealtad y la traición, en este caso la del joven príncipe Hall y su devoción hacia Falstaff o hacia el rey Enrique IV.

F For Fake.

Francia / Irán / Alemania. 1973. 89 minutos.
El último filme terminado en vida por Welles es una cinta difícil de clasificar y que está a medio camino entre el falso documental y el ensayo fílmico, similar a lo que Godard realizaría años después con sus Histoire (s) du Cinéma. Narrado por el propio Welles frente a la cámara, el filme persigue la figura de un falsificador de obras, Elmyr de Hory, retratado a su vez por una poco fidedigna biografía. Con ese insumo como pretexto, Welles elabora un fascinante reflexión sobre la artificiosidad del cine que permite reelaborar toda la lógica de su obra, desde el realismo en la puesta en escena hasta la relación entre el montaje y el plano largo.

El tercer hombre, de Carol Reed.

Reino Unido. 1949. 104 minutos.
Este clásico de Carol Reed, basado en un guión de Graham Green que luego cobraría vida propia como novela, analiza con lucidez la situación de desarraigo, caos y corrupción en el Berlín ocupado por las fuerzas aliadas al finalizar la Segunda Guerra Mundial. A pesar de la impronta de Reed como director, es imposible no arrimar esta cinta al universo creativo de Welles en Sed de mal, donde construye en Harry Lime -delincuente que trafica con penicilina adulterada-, un paradigma de sus personajes del cine: malvado, brillante y atractivo. Su relación de oposición con el mediocre y unidimensional Holly Martins (Joseph Cotten) sólo pone de manifiesto la grandeza de su personaje, a pesar de que en el filme aparece en dos o tres ocasiones.

Un largo y ardiente verano (The Long, Hot Summer), de Martin Ritt.

Estados Unidos. 1958. 115 minutos.
En este filme dirigido por el talentoso Martin Ritt, Welles encarna a Will Varmer, el poderoso patriarca de una poderosa familia en un pueblo del sur de Estados Unidos obsesionado por la descendencia y la prolongación de su estirpe. La cinta, basada en un relato de William Faulkner, es en cierto sentido una actualización de la parábola del hijo pródigo, en donde el padre prefiere al pendenciero recién llegado y con mala fama a la estupidez de su legítimo mayor quien, por desgracia del padre, es el llamado a heredar su imperio.

Impulso criminal (Compulsion), de Richard Fleischer.

Estados Unidos. 1959. 103 minutos.
Basado en un hecho real -que inspiró también la obra teatral La soga, de Patrick Hamilton- este relato pequeño y bien concebido acerca del juicio a dos estudiantes de clase alta que cometieron un asesinato por razones puramente intelectuales, es también una aproximación a la psicopatía, tema que Fleischer abordará más tarde en El estrangulador de Boston. Orson Welles encarna al abogado defensor de los jóvenes, un hombre amoral y pragmático que mueve sus hilos y su oratoria para evitar la pena de muerte.

Programa

Mi 6
Ciudadano Kane (EE.UU., 1941, 119′), 16:00 horas
Clase Magistral. Profesor: Felipe Blanco, 19:00 horas
F for Fake ( Francia/Irán/Alemania, 1973, 89′), 21:30 horas

J 7
Soberbia (EE.UU., 1942, 88′), 16:00 horas
Mesa Redonda, 19:00 horas
La dama de Shanghai (EE.UU., 1947, 87′) , 21:30 horas

V 8
Macbeth (EE.UU., 1948, 92′), 16:00 horas
El Extraño (EE.UU., 1946, 95′), 19:00 horas
La dama de Shanghai (EE.UU., 1947, 87′) , 21:30 horas

S 9
Mr. Arkadin (Francia/España/Suiza, 1955, 93′), 19:00 horas
Ciudadano Kane, 21:30 horas

D 10
Sed de mal (Touch of Evil. EE.UU., 1958, 95′), 16:00 horas
El proceso (Francia/Alemania/Italia, 1962, 118′) , 19:00 horas
Macbeth, 21:30 horas

Mi 13
Un largo y ardiente verano, de Martin Ritt (EE.UU., 1958, 115′) , 16:00 horas
Campanadas a medianoche, 19:00 horas
Mr. Arkadin, 21:30 horas

J 14
Impulso criminal (Compulsion, de Richard Fleischer. EE.UU., 1959,103′ ) , 16:00 horas
Sed de mal, 19:00 horas
Soberbia, 21:30 horas

V 15
El tercer hombre, de Carol Reed ( R.U., 1949, 104′) , 16:00 horas
Macbeth, 19:00 horas
Sed de mal, 21:30 horas

S 16
Soberbia, 19:00 horas
El extraño, 21:30 horas

D 17
La dama de Shangai, 16:00 horas
Ciudadano Kane, 19:00 horas
El proceso, 21:30 horas

Sala de cine. Centro de Extensión UC.
Alameda 390, Santiago.
23546546 / 23546507 cine@uc.cl
Lunes a domingo, a las 16, 19 y 21.30 hrs. Sábado 19 hrs.
Entrada general: $2.500. Convenios: 2×1 – Grupo Cine UC, TUC, Club de lectores El Mercurio, DuocUC