La jornada sabatina del Festival de música FIMSA 2015 compuesto de 27 conciertos en homenaje al compositor austríaco Wolfgang Amadeus Mozart, destacó plenamente la participación del famoso conjunto alemán “Staatskapelle Halle”, dirigido por el maestro catalán Josep Caballé y que en esta oportunidad, en el Centro Cultural CA de Corpartes en Rosario Norte 660, fue engalanado con la participación de tres destacados solistas.
Nacida en la ex República Democrática Alemana, la “Staatskapelle Halle” ha mantenido una tradición que hoy no sólo la destaca por ser la segunda orquesta más grande de su país, sino también por la capacidad de ajustarse a repertorios que van desde compositores tradicionales hasta contemporáneos. Sus 152 integrantes, originarios de diversos países del mundo, tienen una agenda con más de 350 funciones al año, en los escenarios más importantes de Europa. Y precisamente de Halle, ciudad a 170 kilómetros al sureste de Berlín, provienen los 70 músicos que llegaron a Chile a tomar parte en FIMSA 2015.
La versatilidad es lo que “Staatskapelle Halle” acentúa en sus repertorios, y su programación anual incluye tanto ópera como obras sinfónicas. En esta ocasión fueron cuatro las obras de Mozart ofrecidas, muy diferentes entre sí, aunque manteniendo el estilo y la belleza de las composiciones del genial compositor.
“Esta una orquesta que yo la defino como el “Titanic”, un buque que puede hacer un concierto barroco con instrumentos típicos y originales de la época, pero que también se ajusta a sonidos más contemporáneos que se mantienen en el tiempo” dice el catalán Josep Caballé, director general de esta agrupación.
El concierto partió con la Obertura de “Idomeneo”, la primera ópera que compuso Mozart, siendo muy joven y que permitió ir comprobando el dominio del genio en la orquestación de la obra, idea muy bien captada por Caballé y sus dirigidos.
Luego, se ofreció el reconocido y popular Concierto para piano N° 21 en do mayor, que contó con la presencia de la eximia concertista japonesa Momo Kodama, quien exhibió todo su talento, gracia y energía, en esta obra llena de matices y dulzura en sus tres movimientos, en especial el segundo, Andante, reconocido mundialmente y que, incluso se incorporó a la banda de sonido de la película “Elvira Madigan”.
Tras el intermedio vino, a nuestro entender, la parte principal del programa, con la ejecución de la Sinfonía concertante para violín y viola, en mi bemol mayor, un todo jerárquico, brillante y en que participaron dos solistas elevado nivel técnico y enorme sensibilidad, que se complementaron con el caudaloso potencial de la orquesta. El violinista israelí Guy Branstein y la violista holandesa Isabelle Van Keulen, ambos talentos puros, dieron muestra, sucediéndose en los solos o en los diálogos orquesta-solista, de su calidad para ofrecer un concierto de gran jerarquía e intensidad.
Bajo la batuta conducida con mano maestra por el español Caballé, la presentación concluyó con la impecable ejecución de la Sinfonía número 35, “Haffner”, en re mayor, símbolo y fiel representante de la etapa madura de las composiciones sinfónicas de Mozart, que van desde esta sinfonía hasta la número 41, “Júpíter”.