Son tan detalladas como si fueran sus modelos a escala real, aunque resultan invisibles a simple vista. Se trata de un conjunto de esculturas realizadas por el artista británico Jonty Hurwitz, quien recurrió a una innovadora técnica de micro impresión en 3D para dar vida a las que -probablemente- sean las obras de arte más pequeñas del mundo.
Para crearlas, Hurwitz utilizó una sala especial acondicionada con cientos de cámaras fotográficas, capaz de captar una imagen tridimensional de una persona u objeto. Luego, esta es reproducida sobre un material fotosensible que es tallado usando una técnica llamada litografía de multifotones, donde un láser va dejando sus marcas.
El resultado son piezas con un nivel de detalle impresionante, pero cuyo tamaño no excede los 30 micrones. ¿Cuánto es esto? Hablamos de esculturas que pueden posarse sin problemas sobre el ojo de una aguja, un cabello humano o, incluso, la frente de una hormiga.
“La escala de estas esculturas es igual a la proporción en que crecen tus uñas cada 5 ó 6 horas, aproximadamente”, explica el artista en su sitio web.
Para Hurwitz sin embargo, existe un enigma en la sola existencia de estas figuras.
“El hecho principal es este: el ojo humano es incapaz de ver estas esculturas. Todo lo que ves es un pequeño espejo con… nada sobre él. La única forma de percibir estas obras es en la pantalla de un poderoso microscopio de electrones. Entonces, ¿cómo sabes que la escultura realmente existe? ¿Puedes estar seguro de su existencia si tus sentidos te dicen que allí no hay nada? La línea entre la ciencia y el mito es muy fina”, describe el artista en su sitio web.
www.jontyhurwitz.com
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