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Narco Araucanía: la historia de "Dylan" y la red de venta de marihuana que llegaba hasta Valdivia

Narco Araucanía: la historia de "Dylan" y la red de venta de marihuana que llegaba hasta Valdivia

Martes 15 junio de 2021 | 06:00

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Ministerio Público

La hipótesis en las policías y el gobierno es una sola: el narcotráfico en La Araucanía está fuera de control y financia a los grupos de resistencia territorial mapuche radicalizados, opinión compartida en el Ministerio Público. La mirada tiene un punto cierto, porque el 3 de junio pasado la fiscalía de Temuco logró la detención de Dylan Aguayo, quien tenía un rol de intermediario entre Kevin Espinoza, el “Bolo”, un narco que se desenvuelve en la zona de Temucuicui, comuna de Ercilla, con traficantes dedicados al “menudeo”. Precisamente en esta última se producían los contactos con dos de sus compradores, quienes fueron aprehendidos un día antes portando casi un kilo de marihuana cuando regresaban a Valdivia para comercializar el producto. El sistema era así: primero le entregaban el dinero, luego Dylan tomaba su auto, se adentraba en las comunidades y volvía con la cannabis. De hecho, se jactaba de ser el “guía” de los “peñis”, dando a entender que estos eran los dueños de la marihuana. Las interceptaciones telefónicas a todos los anteriores revelaron compra de armas y municiones y un tinglado narco en la zona roja de La Araucanía. En todo caso, hay un detalle particular. El segundo nombre de Dylan es Brandon. Por separado, son las identidades de los principales personajes de la serie Beverly Hills. La historia es de la Unidad de Investigación de Radio Bío Bío.

Cuando el pasado 3 de junio Dylan Aguayo fue detenido por la Brigada Antinarcóticos en Los Ángeles, poco pudo hacer, salvo entregarse.

De él, los detectives sabían todo. Y todo, eran cuatro aspectos que lo delataban íntegramente. Primero, que era el nexo para la venta de marihuana en el sur del país, que se planta en la zona de Temucuicui, comuna de Ercilla, región de la Araucanía. Precisamente, donde mandan los grupos mapuches radicalizados.

Segundo, que uno de sus proveedores era el traficante Kevin Cifuentes, alias “Bolón”. Tercero, que compraba armas para este último y se sospecha de su vínculo con organizaciones autodenominadas de resistencia territorial.

Y cuarto, que Dylan usaba su nombre real para hacer negocios. Sensación de impunidad o amateurismo, lo cierto es que no es lo usual en el mainstream narco.

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La información de sus nexos quedó al descubierto luego que la PDI -durante meses- escuchara sus conversaciones telefónicas, en las que hablaba a cuerpo suelto de sus actividades con el “Bolón”. De hecho, en una de ellas, Dylan sospechaba que su teléfono estaba “pinchado”. Pero siguió adelante.

Entre otros contactos, hablaba con traficantes de menor peso que se dedicaban al menudeo en la ciudad de Valdivia, Región de Los Ríos.

Por todo lo anterior, es que el 4 de junio del corriente, al ser formalizado en el Juzgado de Collipulli por el fiscal Enrique Vásquez, se le imputaron delitos por tráfico de armas y drogas.

Ese día, Dylan usaba mascarilla y una chaqueta marrón, cuando escuchaba vía zoom los cargos imputados por el Ministerio Público, que lo dejaron en prisión preventiva. Entonces, su mirada era de sorpresa, coronada por su pelo negro, tez mate y un lunar sobre la ceja izquierda.

Estas características, en su conjunto, fueron reconocidas por dos de sus compradores cerca de la medianoche del 2 de junio, cuando la PDI les exhibió en el cuartel donde estaban arrestados, una fotografía del “dealer”. No hubo dudas: Dylan era Dylan y Brandon su segundo nombre, tomados seguramente por sus padres de la serie Beverly Hills. Su caída fue solo cosa de horas.

El marihuana

Jorge Chacón Henríquez tiene 23 años y es un consumidor asiduo de marihuana. A las 14.42 horas del 2 de junio tomó el teléfono y habló con Dylan. La llamada fue interceptada con el sistema EGO que maneja la PDI.

Chacón: “Voy por 900 G”.

Dylan: “¿Novecientos?”

Chacón: “Sí, sí, casi por uno (1 millón). Oye, mándame los más sequitos porque la otra vez llegaron unos más o menos”.

Dylan: “Sí, po’h hermano (…) por eso no quise meterte los míos hermano” (…) vamos a tener que ir a Ercilla no más (…).

Chacón: “Ya. No importa (…)”.

El punto de transacción ocurriría en la comuna mencionada pasadas las seis de la tarde.

Con la información en la mano, el inspector Luis Núñez le informó al fiscal Vásquez, quien ordenó que los policías realizaran “vigilancia a ambos imputados a fin de establecer sus movimientos”, según consta en la carpeta de investigación.

La operación comenzó de inmediato y en distintos vehículos sin distintivos ni colores que los identificaran con la PDI, se apostaron en puntos estratégicos. Uno de los equipos lo hizo en Los Ángeles, donde Dylan residía. Los otros se ubicaron en Victoria, Collipulli y Ercilla.

Dylan manejaba un Subaru Impreza azul, mientras que Chacón lo hacía junto a su amigo Daniel Fuentealba en un Toyota Tercel celeste.

El dispositivo de seguimiento dio frutos. En Ercilla captaron íntegramente el encuentro. Fue así: Dylan y Chacón se encontraron. Este último le entregó el dinero y el primero se internó por el camino a Quechereguas, donde los detectives no lo siguieron como medida de seguridad. Luego regresó y entregó dos bolsas con la mercancía.

A las 19.55 y autorizados por la jueza Fernanda Lagos, un equipo de detectives capturó a Chacón y Fuentealba portando 917 gramos de marihuana, en el peaje Púa de la comuna de Victoria cuando se dirigían a Valdivia.

En el cuartel policial de Angol, los detenidos renunciaron a su derecho a guardar silencio y revelaron detalles desconocidos entonces para la policía y el Ministerio Público.

Negocios son negocios

En enero de 2021 Jorge Chacón compraba marihuana para su consumo a Kevin, cuyo centro de operaciones era la Isla Teja, en Valdivia. Eso al menos les confesó a los detectives cuando iniciaron el interrogatorio a las 23.00 horas del 2 de junio.

Para contactarse usaba la aplicación Grinder y al poco andar generaron cercanía, momento en que Chacón aprovechó de indicarle a su distribuidor, que buscaba comprar mayor cantidad de drogas. No se lo dijo directamente, pero quería iniciar su propio negocio.

Sin esperarlo, Kevin le entregó el teléfono de su contacto. Lo llamaban Dylan. La comunicación se inició primero vía WhatsApp y luego telefónicamente.

En febrero pasado se reunieron por primera vez en un paso bajo nivel cercano a Ercilla, adentrándose hacia el campo, donde le entregó el dinero. A los pocos minutos volvió con la droga y ambos enfilaron en distintas direcciones.

“Él dijo que era el ‘guía’ de unos ‘peñis’,(…) que ellos eran los dueños de la droga (…) Él se ocupaba de hacer los contactos y sacaría (la marihuana) desde las comunidades de Ercilla (…) se internaba por el camino de tierra, se demoraba como diez minutos y luego regresaba con la marihuana. En esa oportunidad le compré 500 gramos por un monto de $1 millón 750 mil en efectivo”, declaró Chacón.

El negocio iba bien, porque este último le compró cannabis en al menos diez oportunidades a Dylan. Sin embargo, Ercilla no era el único punto de encuentro. También usaron la ciudad de Victoria y las comunas de Traiguén e Inspector Fernández.

El producto, dijo Chacón, lo vendía en Valdivia a través de Facebook, Instagram y WhatsApp.

Después de firmar su testimonio a las 01.40 del 3 de junio su amigo Daniel Fuentealba hizo lo propio y confirmó la versión de su amigo.

Ambos permitieron también que la PDI accediera a sus teléfonos celulares.

Caminos interiores

Durante la mañana del 3 de junio, fue el turno de Dylan Aguayo. Hasta su domicilio en Los Ángeles llegó la Brigada Antinarcóticos. En su hogar, dijo el perseguidor cuando lo formalizó, “mantenía 4 plantas de cannabis sativa en proceso de crecimiento y 52,5 gramos de cannabis sativa, además de 590.000 en dinero efectivo, proveniente de la ventas de dicha sustancia ilícita”.

No fue todo. En su alegato ante el tribunal de Collipulli lo vinculó a la venta de drogas desde la comunidad de Temucuicui dedicadas al tráfico.

Agregó que en al menos dos oportunidades intentó comprar armamento para el “bolón” el hasta ahora el mayor traficante de drogas de la zona. Una de ellas en Valdivia, Temuco donde adquirió un fusil y otra en Santiago donde fracasó la transacción.

“(…) el 21 de octubre de 2020 Dylan Aguayo, acompañado de otros sujetos viajaron hasta la ciudad de Valdivia con el fin de adquirir dos armas de fuego del tipo pistola a solicitud de Kevin Espinoza Cifuentes (“Bolón”) para lo cual (…) les entregó dinero en efectivo, compra que no se materializó porque Aguayo Gallardo y sus acompañantes debieron huir del lugar ante la posibilidad de ser asaltados por los vendedores”, dijo en la audiencia de formalización.

En octubre de 2020, en tanto de 2020, confirmó el perseguidor penal, Dylan se trasladó a Temuco y habría comprado un fusil por más de $2 millones 800 mil.

Como sea la investigación recién comienza su etapa formalizada y se estima que las diligencias ordenadas por la fiscalía podrían entregar novedades en el mediano plazo.

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