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En la mente de un asesino serial: peritaje al homicida de Estación Central revela que es imputable

En la mente de un asesino serial: peritaje al homicida de Estación Central revela que es imputable

Lunes 12 abril de 2021 | 06:00

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Diego Ruiz Restrepo, sindicado como el asesino serial de Estación Central.

El colombiano Diego Ruiz Restrepo, imputado por el homicidio de ocho personas, siete de ellas en situación de calle, fue periciado en el Servicio Médico Legal para determinar si era apto para enfrentar un juicio. Durante la entrevista dijo ser creyente en Dios, que por lo bueno de niño lo llamaban Jesús, que podía sanar gente del covid, curar males de brujería, abrazar a todos con afecto y se jactó de ser “muy bueno” en las artes amatorias. Aseguró que no tiene defectos, que las personas que asesinó se habrían herido ellas mismas y que los suicidas se van al infierno. Todo lo anterior, macerado con litros y litros de alcohol. Como sea, los profesionales que lo auscultaron, escribieron que detrás de todas esas frases había una intención de simular una alteración mental. El documento completo lo publica la Unidad de Investigación de Radio Bío Bío.

El colombiano Diego Ruiz Restrepo, conocido como el asesino serial de Estación Central, podrá enfrentar un juicio y posiblemente recibir una condena, luego que la evaluación siquiátrica realizada por el Servicio Médico Legal (SML) lo declarara imputable, es decir, con juicio de realidad conservado y sin rasgos sicopáticos.

Formalizado por los homicidios de ocho personas, siete de ellas en situación de calle, entre marzo y noviembre de 2020, los especialistas del SML auscultaron su personalidad cuyos resultados fueron enviados al Ministerio Público y que publica íntegramente la Unidad de Investigación de Radio Bío Bío.

“De la (…) evaluación sicológica y evaluación clínica siquiátrica es posible estimar que (…) presenta una baja capacidad de cooperación en la evaluación por lo que no es posible confirmar o descartar consumo abusivo de alcohol, el cual sin embargo no afectaría su responsabilidad penal (…) no se evidencian fallas de memoria sino más bien una actitud activa de simular una condición de alteración mental”, señala el documento firmado por la doctora Paola Miquel Sepúlveda.

Lea el peritaje completo

Durante la pericia, Ruiz Restrepo dijo de todo. Que era creyente en Dios, que por lo bueno de niño lo llamaban Jesús, que podía sanar gente del covid, curar males de brujería, abrazar a todos con afecto y se jactó de ser “muy bueno” en las artes amatorias. Aseguró también que no tiene defectos, que las personas que asesinó se habrían herido ellas mismas y que los suicidas se van al infierno. Todo lo anterior, macerado con litros y litros de alcohol y drogas.

Aun cuando ama los animales, explicó, mató una paloma con una piedra abriéndole el vientre; trabajó en el hipódromo, en la feria de Lo Valledor, en la construcción y en una tienda de celulares.

Les indicó a los profesionales del SML que supuestamente tenía un hijo “que tiene seis o siete años”. La madre, aseveró, “es como medio loca”.

“(…) soy una persona quieta, soy tranquilo, hablo lo necesario, siempre he sido bueno, me decían Jesús, por lo bueno, por lo calmado y callado (…) desde los 16 años (…) conocí la iglesia (…) iba los domingos, se llama San Joaquín, es una parroquia que queda en el barrio, soy cristiano”, apuntó.

Cuando los legistas lo inquirieron por los homicidios que se le imputan, Ruiz Restrepo dijo que de pronto la memoria le juega malas pasadas.

“(De) todo eso no me acuerdo de esas cosas, porque en realidad no estaba mucho tiempo en la calle, no me acuerdo, si alguna cosa pasó no fue mi intención, no quiero, no quise y yo soy lo que he sido, no sé qué pasó, tal vez no soy yo (…) a veces me siento confundido porque me están acusando de cosas que no soy yo”, declaró.

Los otros

El imputado aseguró que la justicia debería encontrar al verdadero culpable de los homicidios y planteó: “Se hirieron ellos mismos, es difícil porque a pesar de todas las cosas no me culpo ni a mí ni nadie, sino que Dios sabrá lo que hacen y ustedes me arruinaron la vida completa a mí y a mi familia”.

Y agrega: “Me tocará seguir el juicio y la palabra de Dios o (me) termine suicidando o me quede toda la vida… sería difícil porque con el tiempo de encierro y la nostalgia los gritos lo entran agobiando a uno, yo sé que no existe un Dios permisivo que permita eso (suicidio), las personas que hacen eso van al infierno”.

Cervezas

Antes de ser detenido el 8 de noviembre de 2020 habría bebido doce latas de cerveza: “fueron más creo, me curé (…) una tras otra, por todo, por soledad, pena”. Sus dichos, en todo caso, fueron cuestionados por los profesionales del SML, calificándolos como una estrategia de victimización.

“No comprendo por qué tomo tanto y sé que me porto mal, me desubico, no puedo decirle porque me estaría culpando de algo que no sé; si pierdo el sentido no soy yo”, dijo sobre su relación con la bebida.

Ruiz Restrepo no se mostró colaborativo con la entrevista, detallan los médicos, pero sí apuntaron que su afectividad “es superficial” y destacaron su “frialdad de ánimo”.

Pese a lo anterior, los especialistas del SML estimaron que el imputado mantiene el juicio de realidad “conservado”.

“Sus respuestas son escuetas, imprecisas, con contradicciones (…) durante la misma evaluación siquiátrica”. Tampoco observaron ideas delirantes.

La conclusión es así: “Presenta un nivel intelectual normal y no se evidencian fallas de memoria, sino que presenta una actitud activa de simular una condición de alteración mental”.

Los pupitres

Adosado al informe principal, el SML incluyó uno de carácter sicológico complementario, donde Ruiz Restrepo habla de su infancia. “(Fue) alegre, buena, sana, feliz, extraordinaria, nunca fui bandolero, pandillero, nunca disparé armas, ni fumé ni tomé drogas”.

Durante su educación asegura que era el alumno que ocupaba los primeros pupitres de la sala.

“(Era) un niño muy inteligente, muy atento y me llevaba muy bien con los otros niños, con los profesores, con todos (…) tenía fracturas por jugar, trepaba en los árboles, me caía del columpio o jugando fútbol, era líder, todos me seguían. Hasta hoy tengo ese carisma con todos. Abrazo a todos con cariño”, sigue.

Ha tenido más de 30 parejas sexuales, les describió a los especialistas, algunas del mundo prostibulario. Inquirido si mantuvo relaciones con personas del mismo sexo, respondió con mirada desafiante: “Esa pregunta que usted hace es totalmente inadecuada”, respondió.

“Ellas (sus parejas) nunca me han dicho ninguna queja, ningún reclamo, al contrario, que soy muy bueno”, se jactó.

Mandinga

El principal imputado de seis homicidios de personas en situación de calle asegura que no tiene defectos.

“Yo cambio todo lo que no me gusta, en el nombre del señor Jesucristo, así que defectos no tengo. Yo puedo sanar a la gente por mi propia voluntad. Sano gente que le hicieron maldad o brujería, sé cómo echar fuera lo que los anda rondando para que no vuelva”, describe.

Es más, la pandemia lo tiene sin cuidado: “El covid, la fiebre, todo es sicológico. Si tu te sientes enfermo, te enfermas, si te bañas con hierbas, imploras al señor, no te pasará nada”.

Para colorear los aspectos de la personalidad de Ruiz Restrepo, los especialistas le preguntaron qué hacía en sus ratos libres. Y contestó: “Me gusta dibujar y pintar, leo mucho, periódicos, libros y la biblia mucho (…) me gusta ver en TV un programa en que los carros los transforman”. En la cárcel, asevera, le entregan hojas de block.

Y en el cine: “(me gusta) lo que trata del futuro, de naves, de viajar en el tiempo, también me gusta hacer cometas, pero no como las que hacen acá”.

La sicóloga Alejandra Rodríguez no descarta “la posibilidad de que haya existido una intención deliberada por no mostrarse”.

A renglón seguido la profesional asegura que Ruiz Restrepo carece de síntomas sicóticos y depresivos y agrega que existe “sospecha de manipulación”.

Día y hora

Entre marzo y diciembre de 2020, Ruiz Restrepo apuñaló a ocho personas, siete de ellas en situación de calle, como arroja hasta ahora la investigación de la fiscalía.

Víctor Allende, Guido Gallardo, Luis Romero, Marcia Tapia, Leonidas Pannes, Pedro Bustamante y Rodrigo Manino, engrosan esa lista.

Sin embargo, el octavo caso es una coincidencia negra. Se trata de Carlos Rivas Angulo, un joven colombiano que se ganaba el sustento como malabarista callejero y que el 1 de noviembre de 2020 estuvo en el lugar equivocado a la hora equivocada.

Ese día, mientras se encontraba en un paradero de bus ubicado en Alameda con Ecuador, Ruiz Restrepo le propinó 25 puñaladas.

Elsy Angulo, madre de la víctima, hoy es querellante en el caso y es patrocinada por la abogada Selena Escobar Escalante del estudio Legallianz.

A juicio de la profesional, el perfil siquiátrico y sicológico que entregó el SML es un avance importante en la investigación, ya que “permite reconocer que, desde el campo de las ciencias empíricas, el imputado tiene pleno conocimiento de la realidad, de su entorno y de las acciones que él ejecuta (…) que permiten aportar medios de prueba relevantes (…)”.

Escobar Escalante estima que el plazo de investigación que termina a finales de mayo es muy probable que se extienda, ya que faltan medios de prueba que se irán incorporando en la carpeta investigativa”.

Inquirida respecto a qué pena debiera ser aplicada a Ruiz Restrepo, dijo: “Como abogada querellante opino que corresponde la más grave relativa a nuestra hipótesis de homicidio calificado, debiendo ser presidio perpetuo”.

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