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Miércoles 28 julio de 2021 | 10:51

Con 46 años disputó sus octavos JJ.OO motivada por enfermedad de su hijo: la historia de Chusovitina

Publicado por Christian Ovalle

La información es de Agence France-Presse

Agencia EFE

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La uzbeka Oksana Chusovitina es un fenómeno de longevidad en un deporte a menudo dominado por adolescentes: con 46 años disputó en Tokio sus octavos Juegos Olímpicos y batió su propio récord como la gimnasta de más edad de la historia de los Juegos.

Chusovitina participó en sus primeros Juegos en 1992 en Barcelona, cinco años antes del nacimiento de la superestrella actual de la gimnasia, la estadounidense Simone Biles.

“Me encanta la gimnasia. Me digo: ¿por qué no entrenar y competir mientras todavía puedo?”, declaraba Oksana Chusovitina en 2020 a AFP para explicar su increíble longevidad: “Si parara, creo que me arrepentiría mucho”.

Nacida el 19 de junio de 1975 en Boukhara, Chusovitina empezó su carrera en la URSS, pero sus primeros Juegos, en 1992, tuvieron lugar bajo los colores del equipo unificado de las exrepúblicas soviéticas cuando la URSS se encontraba en plena descomposición.

En Barcelona ganó el oro en el concurso general por equipo, pero todavía tuvo que esperar 16 años para lograr una medalla olímpica individual, la plata en salto del potro, su especialidad. Fue en 2008, en Pekín bajo la bandera de Alemania, donde se había instalado en 2002 para que su hijo Alisher fuese tratado de una leucemia.

De hecho, volvió a competir al más alto nivel tras el nacimiento de su hijo con la motivación de poder pagar el tratamiento y los costos que implicó la decisión de irse a vivir a Alemania junto a su familia. Todo con el objetivo de poder darle una mejor vida a su hijo.

Los Juegos de Tokio fueron sus quintos con los colores de Uzbekistán, un país de 33 millones de habitantes, donde su fama es tal que se editó un sello con su efigie.

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Luego de su última presentación este domingo todos los presentes en el gimnasio en la capital japonesa la despidieron de pie y con una ovación. Sus rivales, voluntarios, los jueces y periodistas se levantaron de sus asientos para entregar uno de los momentos más emocionantes de estos Juegos Olímpicos. Ella, entre lágrimas, agradeció el cariño e hizo un corazón con sus manos.

Antes de Tokio 2020 prometió que pararía, pero que seguirá ligada a su deporte ya que quiere abrir una academia de gimnasia en Taskent para ayudar a las jóvenes generaciones.

Otro de sus objetivos es seguir en la gimnasia, pero sobre el escenario con un “espectáculo de teatro”, con el fin de popularizar su deporte en Uzbekistán, donde la lucha o el boxeo siguen siendo los deportes más extendidos.

“Quiero que a la gente le guste la gimnasia, que vean lo bonita que es”, decía en 2020 a AFP, añadiendo que “cuando la gente vea lo bonito que es, correrán para meter a sus hijos en cursos de gimnasia”.

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