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Insultos y golpes con una regla: la denuncia por maltrato y hostigamiento que remece a Asmar

Insultos y golpes con una regla: la denuncia por maltrato y hostigamiento que remece a Asmar

Martes 26 abril de 2022 | 06:00

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Edición: Jaime Silva

Humillaciones, garabatos y hasta golpes con una regla son parte de los tratos por los que un trabajador en Asmar denunció a su jefe. "Me da hasta vergüenza de lo tonto que fuimos por aguantar", cuenta el denunciante. Pese a que siguió los protocolos internos para exigir una solución, la víctima sigue trabajando junto a su superior. La compañía dispuso de un "coaching" para evitar los maltratos.

—A mí me da hasta vergüenza de lo tonto que fuimos por aguantar. Nos hacía una consulta sobre algo del trabajo, y si no sabíamos la respuesta, tomaba una regla y nos pegaba en la espalda. Ahí nos daba la respuesta para que no se nos olvidara más.

La confesión es parte de la declaración que Ruperto García, trabajador de Astilleros y Maestranzas de la Armada (Asmar) en Talcahuano, entrega a la Unidad de Investigación de BioBioChile. Con más de dos décadas en la compañía, denuncia los pésimos tratos de los que dice haber sido víctima desde hace unos diez años por su jefe. Acusaciones que son respaldadas por cuatro compañeros de trabajo que fueron consultados por este medio.

Hostigamientos, golpes e insultos son parte de las prácticas con las que el apuntado suele ejercer su rol a cargo de uno de los talleres en el astillero en la ciudad puerto, cuentan. No obstante, pese a que el empleado afectado realizó la denuncia formal en diciembre pasado en el astillero, asevera que aún no recibe una respuesta satisfactoria por parte de la empresa.

Desde el sindicato de empleados de Asmar respaldan lo expuesto por García. “Hemos sabido de situaciones en las que trabajadores hablan pero no hacen denuncia formal. En el caso de Ruperto, él hizo las denuncias como corresponden y por eso lo apoyamos”, detallan.

El comienzo de los malos tratos

—Esto parte en 2011, cuando asume la jefatura Juan Riquelme.

Así comienza el relato de Ruperto García, jefe de sección en el taller 35 del Departamento de Armas de Asmar en Talcahuano.

El trabajador, quien lleva 26 años trabajando en el astillero, dice que lo ha pasado derechamente mal, especialmente en los últimos meses. Los pésimos tratos que dice recibir por su superior se han traducido en un daño psicológico.

—Comenzaron los malos tratos de a poco —dice García, mientras explica que en 2012 un colega suyo ya había tenido problemas psiquiátricos por hechos similares. ¿El responsable? El propio Riquelme, sostiene.

Tres años más tarde, Ruperto junto a un grupo de funcionarios, cansados del actuar de su superior, se decidieron y fueron al sindicato de profesionales para conocer los pasos a seguir frente a la situación. Rumbo que no continuaron, aseguran, por miedo a eventuales represalias

Los episodios vividos los grafica el denunciante:

—Estoy hablando de golpes, de humillarte, de tratarte de maricón, de decirte chascón culiao, de tratarme de conchetumadre (…) Si llamaba a mi oficina y no me encontraba, dejaba un mensaje diciendo: ‘dile a la cagá de tu jefe que suelte su teléfono’, o ‘dónde está el hueón de tu jefe’. A mi colega lo discriminaba por su color de piel. Decía ‘dónde está este negro culiao’.

Al poco tiempo, afirman, Riquelme se enteró de las consultas que habían hecho frente al sindicato. Tuvo consecuencias.

—Solamente fuimos a hacer las consultas, y cómo él se enteró de eso, automáticamente tomó una represalia contra mí,. Pero también tomó represalias contra otras personas que son excelentes profesionales y que tienen mucha experiencia.

Punto de quiebre en la relación laboral

Según narra Ruperto, la situación con su jefe se agudizó en 2020, año en que García fue designado como integrante del equipo para la fabricación del aparato de asistencia ventilatoria de Asmar.

Durante dicho periodo, García se desligó de Riquelme y comenzó a trabajar con un nuevo superior. Su ascenso marcó un nuevo quiebre entre ambos.

—Comenzó a hacerme la vida imposible —acota.

Los hechos finalmente derivaron en que el afectado presentara una denuncia formal ante Asmar. Lo hizo mediante una carta donde cuenta que “en reiteradas ocasiones” el señor Riquelme le dejaba mensajes ofensivos con el personal de su área.

“Hace un tiempo me percaté que mis pares evitaban conversar contigo en presencia del señor Riquelme”, añade. Esto último fue corroborado por un compañero de labores a BioBioChile, quien manifestó que se trataba de una instrucción establecida por el acusado.

Otro de los compañeros de trabajo de García, Javier, fue testigo directo del maltrato laboral del que era víctima Ruperto.

Una de las escenas que vio directamente fue la siguiente:

—Un día yo llegué a la oficina y encontré a Ruperto súper mal, yo creo que le faltaba poco para estar llorando. Le pregunté ‘qué había pasado’ y me dijo: ‘Supe que el jefe le tiene prohibido a mis pares que se junten conmigo, y por eso yo a veces voy a almorzar solo porque los demás me evitan. Si los ven conmigo, el jefe se enoja.

Javier prosigue:

—Sentí una impotencia. ‘Esto es bullying’, le dije. No estamos en el colegio, es algo matonesco”, lanza Javier.

Ruperto añade que Riquelme además se burlaba de aquellos que habían estudiado en escuelas con número o colegios sin ranking.

—Se mofaba constantemente del color de mi ropa y de mi reloj, considerándolos ‘poco varonil’.

Marcelo, otro de sus colegas, agrega:

—Los malos tratos sí existen. La vulneración como persona también (…) Todo lo justifica con que es un juego, con que es una broma.

El mismo trabajador complementa:

—Él (Riquelme) dijo que habían tres traidores en su taller y que lo iban a pagar. Hay gente a las que les quita las horas extraordinarias, o los baja de las comisiones. Él hace lo que él quiere, y desgraciadamente la empresa no le ha puesto el cascabel al gato, porque debieron haberlo hecho hace rato.

En el informe de atención psicológica que fue emitido por una especialista tras ver a Ruperto, se indica que debido a la denigración, malos tratos, burlas, mensajes ofensivos y humillación de la que era víctima, el trabajador comenzó a presentar dificultades para dormir, tuvo disminución de apetito (bajando 6 kg) y tendencia a aislarse en su hogar.

“Es relevante, por tanto, tomar acciones que permitan mejorar situación actual favoreciendo bienestar integral de paciente”, concluye el informe.

Una renuncia fallida

Todas estas situaciones llevaron a Ruperto a presentar su renuncia ante su jefe directo, quien sencillamente no la aceptó. Adujo que no le parecía el motivo de su renuncia (salud mental y estabilidad emocional). Luego intentó persuadirlo para que cambiara la redacción a “motivos de carácter personal”.

La carta, a la que tuvo acceso BioBioChile, fue presentada el 22 de noviembre de 2021. En su misiva el empleado escribió: “En ese momento creí que sería la mejor decisión, dada las consecuencias en mi salud física y psicológica, en mi ámbito familiar y laboral y todo lo que ha significado sobrellevar esta situación”.

Hoy, asegura Ruperto, la renuncia no es una opción. Especialmente tras todo el proceso que ha debido soportar.

—Ahora soy capaz de enfrentar esta situación alentado por la campaña de ‘difusión de procedimiento de denuncia de casos de acoso laboral y sexual que actualmente está realizando la planta’.

Problemas con la licencia

El drama en el que se convirtió su situación afectó incluso a su hijo, quien comenzó a sufrir su propio calvario al escuchar los problemas que vivía su padre en su trabajo.

—En un minuto mi hijo comenzó con ataques de angustia, lloraba de la nada, hasta que lo llevé a un psicólogo y me di cuenta de que todo lo que le estaba pasando era producto de que me escuchaba comentar los problemas y la forma en que me trataba. Sentía pena por el papá.

Tras acudir a un médico por la Isapre, fue derivado al GES. Los especialistas le señalaron que los síntomas que presentaba (insomnio, pérdida de peso y ataques de llanto, entre otros) se debían exclusivamente a sus problemas laborales.

En enero de este año fue enviado al IST, instancia donde comenzó ir a terapia.

—La doctora que me estaba atendiendo me dijo que mi caso ya había pasado por el comité, que sólo faltaba la firma pero que se iban a preocupar de mejorarme en un 100%.

Sin embargo, todo cambió súbitamente el 25 de febrero, día en que lo llamaron para notificarle que no podía seguir tratándose en IST.

—Me dicen que hay muchas personas de Asmar que llamaron preocupados. Yo, ingenuamente, pensé que estaban preocupados por mi salud pero me enteré que llamaban para que el IST dejara de atenderme (…) Hice el reclamo en la SUSESO, el IST me extendió una licencia médica por enfermedad común, licencia que rechazó la Isapre. También hice el reclamo en el Compín, y me hacen volver a trabajar con el mismo caballero.

Un coaching para solucionar el problema

García se lamenta que recién después de 52 días de haber presentado la denuncia, le llegó una carta del administrador de Asmar en la que le indicaron que no han podido resolver la situación aún. Le dijeron que “no había información relevante”, sostiene.

Con todo, desde la compañía ofrecieron, para calmar las aguas, un coaching con los trabajadores y el propio denunciado.

La medida desató la molestia no sólo de Ruperto sino que también de algunos pares.

—El coaching es una acción correctiva que va en beneficio de Juan Riquelme y no del denunciante —se lamenta Ronald, uno de los colegas de Ruperto que confirma su testimonio y los maltratos al interior de la empresa.

El trabajador complementa:

—Esto está informado al IST junto con los tribunales laborales, todo como se debe hacer, y al final no hemos tenido la respuesta esperada. Por último que al colega lo hubieran separado para no tener que trabajar con el denunciado (…) Porque ahora estamos trabajando todos juntos como si nada hubiera pasado. No se entiende qué es lo que quiere hacer la administración de Asmar.

Y sentencia:

—Esto es acoso laboral al pie y a la letra.

Javier, otro de sus colegas, también reafirma lo denunciado por García.

—Todas esas cosas pasaron. Es como vergonzoso el tema. Ya no estamos en dictadura ni somos esclavos. Cuando a él (Juan) no la parecían las respuestas de Ruperto o de alguna otra persona, efectivamente les pegaba con una regla en la espalda, como niño chico. Yo veía a Ruperto con su cara de vergüenza y ofuscación por no poder hacer nada.

Estirando el chicle

Desde el sindicato de empleados de Asmar reconocen haber tenido conocimiento de situaciones anteriores similares que están relacionadas al mismo jefe.

—En alguna oportunidad ya le presentamos una queja a la empresa por este caballero, pero Asmar no ha tomado una determinación para que evitar que continúe. Nos hemos dado cuenta que siguen las situaciones con otros trabajadores (…) En Asmar están estirando el chicle, dejando que el tiempo pase —remarcan.

La Unidad de Investigación de BioBioChile se contactó con Comunicaciones de Asmar para que explicaran el estado de la investigación, la razón por la que decidieron aplicar el coaching, la demora en tomar medidas frente al actuar de Juan Riquelme y si el acusado había recibido más denuncias por malos tratos.

Desde la empresa, sin embargo, se limitaron a remitir una declaración pública en la que afirman que la fase de investigación “se encuentra terminada”, por lo que “sin perjuicio de lo anterior y para adoptar una resolución definitiva, considerando los antecedentes obtenidos en dicha investigación, se dispuso efectuar una medida para mejor resolver”.

“Esta medida consiste en una intervención laboral que considera -entre otros aspectos- el clima laboral, las relaciones interpersonales y liderazgo. Para ello se contrató una consultora especializada la que deberá emitir un informe final al término de la intervención”, expresan.

A Contraloría

La intervención a la que hace alusión la empresa es justamente el coaching que aún tiene molesto a Ruperto. El empleado incluso interpuso un reclamo en contra de la empresa a raíz de esta “solución”.

Desde la empresa recalcan que dicha acción fue presentada en la Inspección del Trabajo, “órgano que por no ser competente para conocer el reclamo, lo derivó a la Contraloría Regional del Bío Bío”.

“Dicha institución solicitó a Asmar informar sobre el asunto, lo que la empresa hizo oportunamente dando cuenta de la realización de una investigación instruida a raíz de la denuncia presentada por el Sr. García y de la medida para mejor resolver”, espetan.

“Posteriormente, la Contraloría se pronunció con fecha 8 de abril de este año, dictaminando frente al reclamo del Sr. García -en lo que interesa- que consta que ASMAR adoptó las medidas administrativas con relación a la circunstancia denunciada, resultando inoficioso que esta Contraloría Regional se pronuncie al respecto, a la espera de la resolución final que la empresa adopte”, señalan.

“Finalmente, considerando el tenor de la presentación efectuada por el Sr. GARCÍA Alarcón, es necesario señalar que tanto en su denuncia como en su declaración prestada en el marco de la precitada investigación, él señaló que el propósito perseguido por su denuncia era precisamente “para que se tomen medidas de mediación entre ambas partes, para que estos actos terminen y pueda continuar mis funciones en un ambiente grato de trabajo en esta empresa”, propósito que también persigue la medida para mejor resolver que ya fue expuesta”, concluyen.

Los nombres de los compañeros de trabajo que dieron su testimonio para esta publicación fueron modificados para así resguardar sus verdaderas identidades. La Unidad de Investigación de BioBioChile intentó obtener una respuesta del acusado, sin obtener resultados hasta el cierre de esta edición.

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