Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.
Luis Felipe Franco Ceballos, conocido como Caliche, lideraba una célula del Tren de Aragua en Chile. Junto a su pareja, Mary Emilia Colmenarez, controlaban el tráfico de drogas y la explotación sexual en Concepción. Ambos fueron condenados a 20 y 22 años de prisión, respectivamente, tras interceptaciones telefónicas que demostraron su participación en estos delitos. El Tren de Aragua también manejaba la trata de personas, incluyendo a una menor de edad explotada sexualmente. La organización exigía autorización para realizar fiestas venezolanas en la zona. La pareja supervisaba todos los movimientos criminales y tenía contacto con altos mandos de la banda.
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—Yo soy uno de los que lleva la vuelta acá con el Tren de Aragua, mal parido, hijo de puta. Pregunta quién es el Tren de Aragua acá en Conce.
Luis Felipe Franco Ceballos se jactaba de ser el único colombiano en Chile que dirigía una célula del Tren de Aragua. En Concepción, Caliche —como se le conocía— logró establecer un control rígido del territorio: dirigió el tráfico de drogas, coordinó con su pareja la explotación sexual de mujeres en prostíbulos del centro de la ciudad y hasta supervigiló fiestas de venezolanos en la conurbación.
Así consta en audios, interceptaciones telefónicas y mensajes vía WhatsApp —a los que accedió la Unidad de Investigación de Bío Bío— que sirvieron de base para condenarlo junto a su pareja, la venezolana Mary Emilia Colmenarez, a 20 y 22 años años de prisión, respectivamente.
Entre las víctimas que dejó el paso del Tren de Aragua por la zona figura, al menos, una menor de edad que fue traída desde Venezuela por Colmenarez para ser explotada a través de sitios de escorts.
La pareja que consolidó al Tren de Aragua en Concepción
Según consta en antecedentes contenidos en el expediente judicial, Caliche fue introducido al Tren de Aragua por Mary Colmenarez. Fue ella, su pareja venezolana, quien realizó la gestión a partir de familiares que ya estaban dentro de la organización.
Los contactos rindieron frutos: se erigió como el único colombiano que trabajaba en Chile con la transnacional. Al menos así se jactaba el propio Franco en una conversación vía WhatsApp con su pareja.
—Por algo soy el único colombiano en casi todo Chile alineado con el Tren —le escribió el 20 de abril de 2023, poco antes de caer detenido en un masivo operativo liderado por la fiscalía.
Franco y su pareja ejercieron un rol activo en la célula penquista. Él se dedicó al tráfico de drogas. Ella, a la trata de personas. Ambos, desde luego, se apoyaban en sus respectivos giros criminales.
Así, la pareja logró establecer un negocio que poco a poco fue adquiriendo poder en la zona, donde con amenazas, amedrentamiento —fundamentalmente a través del poder fuego— controlaban de manera efectiva todo tipo de movimiento.
Las escuchas telefónicas fueron clave para acreditar su responsabilidad en los delitos por los que fueron condenados. Según la indagatoria, los dos tenían contacto con altos mandos del Tren de Aragua. La comunicación era directa.
Mary Emilia, por ejemplo, viajó hasta Santiago para obtener la autorización para explotar sexualmente a mujeres en Concepción. Luego de tener el visto bueno, las publicó en distintas páginas web —bajo nombres de fantasía— reduciendo su humanidad a simples perfiles dentro de un negocio de explotación.
—Yo trabajo con mujeres, aquí no todo el mundo puede hacer eso. A ti te tienen que dar una luz [autorización] para poder subir mujeres [a las plataformas digitales]. Esa luz la dan los del Tren de Aragua, los pranes [jefes] de Tocorón. Ellos están encargados y adueñados de todo esto. Entonces, a mí me dieron mi luz. Yo tuve que ir para Santiago a hablar con ellos —se escucha decir a Colmenarez en una llamada telefónica intervenida por la policía.
Según indican audios exhibidos en el juicio, el visto bueno se habría dado a fines de 2021, tras una reunión con uno de los líderes que en ese momento se encontraba en Santiago. Se presume que ese jefe podía ser Larry Changa, cofundador del Tren de Aragua.
El otro protagonista era el colombiano Luis Felipe Franco Ceballos, quien mantenía una relación asidua vía WhatsApp con Catire Santa Rita, otro de los líderes más avezados del Tren de Aragua con asiento en Perú.
Trata de mujeres: la vía principal
El principal giro económico de la célula del Tren de Aragua en Concepción era precisamente la trata de personas. La fiscalía estableció que desde al menos 2022, Mary Emilia Colmenarez y Luis Felipe Franco Ceballos gestionaban el ingreso de mujeres de nacionalidad venezolana y colombiana al país, con el afán de explotarlas sexualmente en la capital penquista.
Tal como reveló BBCL Investiga en 2023, el modus operandi se basaba en la transferencia de dineros a las mujeres, vía Western Unión, para costear el viaje y desembarcar en Chile a través de la vía terrestre. Todo previamente gestionado por Caliche.
Luego de concretarse el arribo a suelo nacional, les cobraban una “multa” de aproximadamente $3,5 millones para cubrir supuestos gastos operativos necesarios para su estadía: traslado desde su país de origen, lencería y maquillaje, producción para fotografías, publicación en sitios web y arriendo de habitaciones.
La líder, Mary Emilia Colmenarez, buscaba mujeres con características comunes: situación migratoria irregular, vulnerabilidad y dependencia económica que se acentuaba con esta deuda. A partir de este mecanismo, manipulaban constantemente a las víctimas provocando una conducta sumisa basada en el miedo, donde incluso se llegaba a las amenazas con armas de fuego si no pagaban las “multas” o no querían cumplir con las condiciones que les exigían.
La edad no era un límite
El Ministerio Público estableció que Mary Emilia no sólo explotó a mujeres adultas: en 2022, gestionó el ingreso al país de una menor de edad, para que ejerciera el comercio sexual.
La víctima nació el 21 de noviembre de 2004 y al momento de llegar a Chile —para estar bajo el alero de Colmenarez— no había cumplido la mayoría de edad. Era publicada en diferentes portales de escorts bajo un nombre de fantasía: “Anna”.
De acuerdo a la indagatoria, el utilizar menores para efectuar el negocio no sería un hecho aislado. Patricio Aravena, fiscal que encarceló a la pareja, así lo resume:
—Existen comunicaciones donde una colaboradora le dice a Colmenarez que tiene a una niña de 15 años para enviarla a Chile y Mary Emilia le dice que la edad no es ningún problema para ella, mientras los papás lo tengan claro. Para que no hagan denuncias por secuestro o de ese tipo. Le dice que no hay problema con la documentación porque la pueden falsificar.
Según consta en el expediente judicial, la condenada recurrió a mujeres en Venezuela que captaban a las víctimas a cambio de 100 dólares por cada una.
Con respecto a la menor identificada, se demostró el conocimiento que se tenía sobre su edad. De hecho —según comenta el persecutor especialista en drogas y crimen organizado— en el teléfono de Colmenarez se encontraron dos imágenes del carnet de la menor: una donde aparece la fecha real de nacimiento y otra con la fecha alterada mediante una plataforma de edición.
—Es bueno que se pregunten quienes demandan los servicios sexuales: “¿Saben a quién tienen al frente?”. Probablemente no es algo que sea de su primer interés. ¿Han pensado por algún momento que la persona que tienen al frente está ahí de manera no voluntaria? —reflexiona el fiscal Aravena.
Tráfico de drogas: “Si no nos compra a nosotros se va a poner en situación”
El segundo giro de la banda en tierras penquistas, corresponde al tráfico de drogas. Las sustancias comercializadas eran tres: ketamina, marihuana y cocaína. A través de información obtenida a través de los teléfonos de los imputados, se estableció que la droga traficada por el Tren de Aragua en la ciudad del campanil provenía desde Perú.
Este rubro también estaba dirigido por Franco y Mary Emilia Colmenarez, quienes supervisaban a miembros que oficiaban de distribuidores y también transaban por su cuenta. Por ejemplo, esta última, vendía a cercanos del lugar donde residía junto Caliche —y en ocasiones— a los clientes de las víctimas sexualmente explotadas.
Aquí el control también era total: cualquier venezolano o colombiano que quisiera comercializar drogas en Concepción debía tener su autorización. El producto también debía provenir del Tren de Aragua.
—Le voy a hablar claro, corto y preciso: usted muy bien sabe qué es lo que se mueve acá en Conce. Estoy hablando de los colombianos y venezolanos. (…) Si no nos compra a nosotros se va a colocar en situación [de riesgo]. Inmediatamente se va a atrapar —se escucha decir a Caliche en un mensaje de voz, amenazante, enviado a un tercero.
De otro registro se desprende que Franco también prestó sus servicios como amedrentador. Un chileno lo contrató para “reventar” el auto de un rival.
Fiestas Venezolanas
El control del Tren de Aragua llegó a tal punto que incluso Caliche supervigiló las fiestas de venezolanos en Concepción. Ocurrió a comienzos de 2023, en la madrugada del domingo 12 de marzo, cuando un carabinero murió luego de ser atropellado. El hecho acaeció en las afueras de un local nocturno de Barrio Estación, en la calle Prat. El responsable: Jhoyner Bonilla Brito, un venezolano conocido de Caliche, quien al momento de su detención tenía 22 años.
Según cuenta el fiscal Aravena, la muerte del uniformado representó un gran dolor de cabeza para el Tren de Aragua. Tanto así, que desde los líderes de la colectividad criminal dispusieron una orden clara: ningún venezolano podía realizar u organizar una fiesta sin la previa autorización de la organización.
Así queda reflejado también en una conversación telefónica de Caliche:
—Sí, marica. Yo sé quién es ese pana. A nosotros nos llamaron y que si iban a hacer ese evento tenían que alinearse con la casa [Tren de Aragua] —le dice el colombiano a un tercero. A ese pana le dio tremenda loquera, cómo va a llegar y atropellar a un carabinero.
Y agregó:
—A partir de lo que pasó, pasaron un comunicado desde la alta jerarquía del Tren de Aragua de que toda fiesta venezolana tiene que estar con la luz [permiso] porque no pueden haber esos descontroles así. Esas vainas así ¿me entiende? —se escucha decir a Caliche.
Estos audios —además de otras pruebas— sirvieron de evidencia para acreditar la relación que Luis Felipe Franco tenía con el Tren de Aragua y los delitos cometidos.
El jueves 11 de septiembre el Tribunal Oral en lo Penal de Concepción comunicó la sentencia de 22 y 20 años de presidio para Mary Emilia Colmenarez y Luis Felipe Franco Ceballos, respectivamente. A ambos se les condenó por tráfico de drogas y trata de personas.
El fiscal Aravena, en tanto, abre una interrogante: Las fiestas de venezolanos hoy en Concepción, ¿obedecen a esta regla del Tren de Aragua?“.
Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.
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