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"Ninguna lágrima": las declaraciones de viuda y sicario que delataron al "amigo" del Rey de Meiggs

26 julio 2025 | 06:00

—Él se acercó y me dijo textualmente: “Aquí fue el Tom”.

Había pasado sólo minutos desde la muerte de José Felipe Reyes Ossa —conocido como el Rey de Meiggs—, cuando Wilson Carol del Carmen Verdugo Díaz comenzó a sembrar una teoría alternativa del caso. Una en la que él, desde luego, no tenía nada que ver. Deslizó a la viuda y a los amigos más cercanos de la víctima que quien estaba detrás del homicidio era un empresario colombiano, con quien el fallecido había tenido un encontrón poco tiempo antes de que tres balazos le quitaran la vida a las afueras de su departamento en Ñuñoa.

Su fachada, sin embargo, se desmoronó al poco andar. Lo que Verdugo no tenía cómo saber era que la propia pareja del difunto ya tenía sospechas fundadas sobre él, principalmente por los mil millones de pesos que le adeudaba. Tampoco conocía que uno de los sicarios había revelado antecedentes que acrecentaban aún más las conjeturas que llevaron a su detención.

Declaraciones tenidas a la vista por la Unidad de Investigación de Bío Bío reconstruyen una historia que no sólo refleja cómo el sicariato ya se asentó en Chile, sino también desnuda las falencias del sistema judicial criollo frente al crimen organizado.

La emboscada

Yonder Emilio Blanco Véliz es uno de los tres sicarios detenidos por la muerte del Rey de Meiggs. Prestó declaración el mismo día que fue detenido. El 8 de julio recién pasado. En su alocución, el imputado no sólo relató cómo ocurrió el asesinato, sino que también arrojó luces —sin identificarlo— de quien había encargado el crimen.

En el interrogatorio contó que ingresó por Colchane; que consiguió trabajo como cocinero en Santiago; que terminó viviendo en Estación Central; y que ocho meses antes del asesinato había quedado sin trabajo. Esto último es clave: su carencia de empleo derivó en que comenzara a frecuentar a dos nuevos conocidos: el hoy prófugo de la justicia, Alberto Carlos Mejía Hernández y Neomar Andrés Arismendi Duarte.

—Así fue como empezamos a salir juntos y rumbear en fiestas —atestiguó.

Los carretes en el sector Toro Mazote —conocido como La Pequeña Caracas— derivaron en que el 18 de junio de este año, alrededor de las 11:00 horas, los tres venezolanos se dieran cita. Había un trabajo para “ganar una plata fácil”, según les comentó un cuarto extranjero —hoy buscado por la justicia— quien sirvió como intermediario entre los sicarios y el autor intelectual del crimen. Fue él quien les hizo saber en una reunión concretada esa noche que el botín a repartir sería de 30 millones de pesos, entre cinco personas.

Al día siguiente, el 19 de junio, el plan ya estaba en marcha. A eso de las 10:00 horas se reunió con Alberto Carlos y Neomar. Se estacionaron afuera del departamento del Rey de Meiggs. En su poder tenían dos armas que el intermediario había dispuesto para el “trabajo” y una foto de la víctima. Cerca del mediodía lo vieron entrar al edificio y se aprestaron para la emboscada. Apenas Felipe salió, le cayeron los tres encima. Él, corpulento, forcejeó, lanzó su teléfono debajo de un automóvil y trató de huir. A los pocos metros, fue capturado.

—Mejías le disparó en la pierna, rematándolo desde el carro, disparándole en tres ocasiones más, saliendo rápidamente del lugar.

Uno de los balazos le dio a la víctima en el tórax. Mientras los tres venezolanos se alejaban de la escena del crimen, vecinos intentaban reanimar a José Felipe Reyes Ossa. Murió en el lugar.

Llamada inoportuna

Según declaró Yonder, una vez ejecutado el crimen, el intermediario les entregó $4 millones en efectivo, puesto que el auto de Neomar iba a ser quemado o lo iban a hacer desaparecer para borrar pistas. También les alcanzó otros $1,4 millones para que lo repartieran entre los tres.

—Nos comentó que la paga se iba a ejecutar después, porque la pareja del fallecido sospechaba del chileno (que había encargado el crimen) debido a que éste fue la última persona que lo llamó por teléfono ese día, agregando además que era su socio.

Los investigadores, al revisar el teléfono de la víctima que había ido a parar a la calle, debajo de un auto, se percataron precisamente de que la última llamada había sido de Verdugo. Fue a las 12 horas, 18 minutos, 27 segundos.

De acuerdo a la declaración del sicario, de testigos y de la viuda, el único que sabía que Felipe andaría con dinero ese día y que llegaría hasta su domicilio a esa hora, era Wilson. De ahí que todas las miradas recayeran sobre él. Sus más cercanos pensaban que la víctima seguía en Viña del Mar, donde pasaba las vacaciones con su familia.

Los señuelos

Wilson Verdugo fue uno de los primeros cercanos de la víctima en llegar a la escena del crimen. Ese día, las tareas que le ocupaban eran dos. Primero, dar aviso de la muerte de Felipe a otros conocidos, incluido el rostro de TV, Francisco Kaminski. Y, segundo, compartir con todos una teoría del caso en la que él no aparecía involucrado. El sitio del suceso estaba acordonado por Carabineros. El episodio lo recordó la viuda de Felipe en su declaración ante Carabineros:

—Llegué a mi edificio y vi todo lo que estaba pasando. Me encontré con Wilson, el cual estaba en el lugar. Él se acercó y me dijo textualmente: “Aquí fue el Tom”.

Según contó la mujer, Wilson se refería a un empresario colombiano que tenía una productora de eventos llamada Iguana Producciones.

—Mi pareja lo conocía porque trabajaba esta persona con Francisco Kaminski, a quien mi pareja también le prestaba dinero para hacer producciones con este caballero.

El entrevero entre Jorge Tom y Felipe ocurrió durante un evento en el casino Monticello. ¿El invitado estelar? Elvis Crespo. La velada había sido organizada por la productora del empresario colombiano y financiado por el Rey de Meiggs. Por lo mismo, este último quería tomarse una foto con el cantante.

—Felipe quería entrar al camarín y ahí fue que se trompió con el Jorge, porque él no lo quería dejar entrar al camarín. Supuestamente Elvis Crespo no quería sacarse fotos con nadie. El Felipe le dijo que cómo no iba a querer sacarse fotos si él había pagado para que viniera al show. Este fue un encontrón superfuerte, pero en el momento solo quedó en eso. Nunca hubo amenazas graves —contó un testigo.

Pasos en falso de Verdugo

Gonzalo, amigo íntimo de la víctima también llegó al sitio del suceso ese fatídico mediodía. La viuda le había alertado de lo ocurrido.

—En el trayecto yo pensaba que me iba a encontrar al Felipe con un balazo que no era de gravedad, pero cuando llegué al lugar ya estaba todo acordonado por Carabineros. Yo les dije que era el hermano de Felipe, me dejaron pasar y me di cuenta de que estaba fallecido.

Al poco andar, se le acercó Verdugo.

—Lo que más recuerdo y que me llamó la atención, es que me abrazó el Wilson. Me decía: “¿Quién habrá hecho esto?”. Siempre con actitud fría, sin botar ni una lágrima por Felipe, siendo que él lo veía como un papá. En ese momento, luego de unos minutos, mientras yo no entendía lo que estaba pasando, comencé una conversación con Wilson Verdugo (…) y fue ahí que él comentó y “tiró al choque”, como se dice, casi asegurando que el que había matado o mandado a matar a Felipe, había sido Jorge Tom.

Poco antes, Verdugo había llamado a Francisco Kaminski para avisarle de lo sucedido. En su declaración, el animador contó que conoció a la víctima en 2015, debido a que distintos comerciantes de Meiggs compraban espacio en la radio en la que se desempeñaba. Por motivos similares, había tratado con el acusado en 2013; tan sólo unas semanas antes había estado con ambos conversando de negocios en La Vaquita Sabrosa.

—Me señaló de que al José (Felipe) le habían puesto un balazo, a lo que le consulto cómo había sido posible. Me respondió que le había dicho a él que parece que lo venían siguiendo del banco, que venía con plata y se la habían quitado, y que iba a ir él al lugar.

Según aseguró el rostro de TV en su testimonio, al momento del crimen debía $45 millones a Reyes para el desarrollo de una fonda. Ambos habían acordado que pagaría después del 10 de octubre, por lo que afirmó que ahora cancelaría dicho monto a su viuda.

Lucha sobre el negocio

Las sospechas de la pareja de la víctima respecto de Verdugo radicaban principalmente en los más de mil millones de pesos que él le adeudaba a Felipe. Gonzalo, el amigo de la víctima, lo recordó así:

—La persona que más dinero le debía era don Wilson, con un monto de 1.034 millones de pesos más 80 mil dólares. (…) Felipe siempre me decía que tenía puesta la vida en ese dinero. Yo le decía que le cobrara, que hiciera algo más formal con él, pero Felipe nunca quiso. Lo que más quería era que por último Wilson le pagara la mitad. Es decir, $500 millones.

Respecto del vínculo entre víctima e imputado, Gonzalo dijo que ambos tenían una relación tan estrecha, que Felipe incluso veía a Wilson “como su papá”. Eso sí, advirtió que “muchas veces Felipe se sentía como dueño de todos o de varios de los negocios” que tenía Wilson. “Esto, por la suma de dinero que él le adeudaba”, aseveró.

—Muchas veces me dijo: “Con toda la plata que tengo metida en el negocio, la hueá es más mía que de él”.

La investigación estableció que Wilson además adeudaba otros mil millones a distintas compañías de distintos rubros. Eso, según el Ministerio Público, fue ratificado a través del Dicom del acusado, lo que —a su vez— le impedía acceder a la banca formal.

Para los investigadores, precisamente eso fue lo que motivó el crimen.

Defensor pone en duda la deuda

El abogado Luis Inostroza, quien representa en la causa los intereses del imputado como autor intelectual del homicidio del “Rey de Meiggs”, buscó echar por tierra la teoría del Ministerio Público acerca de que el móvil del crimen sería una deuda de más de $1.000 millones que habría mantenido su cliente con la víctima.

De entrada, quien fuera fiscal de la Unidad de Delitos de Alta Complejidad de la Fiscalía Metropolitana Centro Norte, apuntó a que la deuda de Verdugo era de unos $112 millones, ya que desde hace años le venía pagando cerca de $40 millones mensuales a Reyes Ossa.

“Aquí se fabrica un móvil, supuesto, inexistente”, planteó el jurista.

En relación con eso, detalló que su representado pagaba $36 millones mensuales a la víctima más otros $5 millones mediante un contrato falso a su esposa, por prestaciones de servicios inexistentes.

“Ese contrato, a través del cual se le pagaba a la víctima y a su pareja esta suma de dinero, venció en noviembre del año pasado. Eso por el único motivo que ya esa deuda (la de $1.000 millones) había terminado de pagarse. Ahora quedaba este saldo pendiente de una suma menor de 112 millones de pesos”, planteó.

En esa línea, remarcó que su cliente “no tiene ningún móvil. Era amigo de la víctima, se reunían semanalmente, conversaban regularmente… no eran socios, pero sí eran muy buenos amigos”.

“¿Qué sentido tenía para él encomendar la muerte de una persona a quien le debía $112 millones, a la que le había pagado durante 3 años cerca de $40 millones mensuales y (considerando) que ya estaba terminando de pagar esa deuda? ¿Terminar con su vida ahora, sin siquiera haber existido una pelea?”, lanzó.

Además, cuestionó que el órgano persecutor no haya explicado en la audiencia de formalización cómo se originó la deuda y de dónde la víctima podría haber sacado los recursos para prestar esa cantidad de dinero.

En esa línea, el abogado incluso preguntó retóricamente qué antecedentes había aportado la fiscalía sobre la forma en que se financiaba la víctima y si esta última ejercía algún negocio legítimo, legal o ilegal.

“(Eso) no está en la carpeta investigativa porque no hay manera de acreditarlo. Cómo se va a justificar, si el Ministerio Público nos habla de objetividad y de que no hay que caer en una visión de túnel, si ni siquiera entran a analizar si esta víctima está en condiciones de contar con ese dinero”, cuestionó.

Pese a los argumentos de su defensa, el tribunal acogió la petición del del Ministerio Público. Wilson Verdugo quedó en prisión preventiva. En tanto, Alberto Carlos Mejías, el sicario liberado por error por la justicia chilena, sigue prófugo y con orden de detención internacional vigente. Abandonó el país sin mayores contratiempos.

Posterior a la publicación de este artículo, la productora propiedad de Jorge Tom hizo llegar a BBCL Investiga una declaración en la que se desmarcan de un vínculo continuo con Francisco Kaminski:

“Desde Iguana Producciones queremos aclarar que nuestra relación comercial con el señor Francisco Kaminski se desarrolló exclusivamente entre los años 2022 y 2024, en el marco de actividades puntuales relacionadas con celebraciones de Fiestas Patrias. Finalizado ese periodo, no hemos sostenido ninguna nueva vinculación laboral ni comercial con él. Agradecemos la comprensión y el respeto hacia nuestro equipo y colaboradores”.