Rex Weyler, Greenpeace

FOTOS | Se cumplen 50 años de las impactantes imágenes que cambiaron el destino de las ballenas

Por Sara Jerez
Con información de Comunicado de Prensa.

11 julio 2025 | 14:10

En los 70’s, las ballenas estaban viviendo una situación crítica, a raíz de la caza indiscriminada. Miles de cetáceos eran asesinados anualmente, por su carne y aceite, y en ese entonces, el mundo lo ignoraba.

Hasta que en 1975, activistas de Greenpeace a bordo de su embarcación llamada Phyllis Cormak, decidieron enfrentar un barco ballenero soviético con solo dos herramientas: un bote inflable y una cámara.

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Las imágenes captadas por Rex Weyler, periodista y ecologista estadounidense-canadiense, dieron la vuelta al mundo y marcaron el inicio de una de las campañas más emblemáticas de los ambientalistas.

Esta acción movilizó a miles, llegó a la opinión pública y presionó a gobiernos hasta que se impulsó la moratoria internacional contra la caza comercial de ballenas.

Greenpeace detienen a un barco arponero ruso
*Greenpeace detiene a un barco arponero ruso

En el caso de Chile, en 1982 se aprobó la moratoria para la caza comercial de ballenas y en 2008 fue promulgada la Ley de Protección a los Cetáceos, públicamente conocida como Santuario de Ballenas.

Esta norma prohíbe la captura, caza, muerte, persecución o comercialización de cualquier cetáceo en aguas chilenas, incluyendo la zona económica exclusiva de 200 millas.

“Proteger a las ballenas no se trata solo de impedir su caza. Hoy, el verdadero desafío es proteger su hogar: los océanos. Y ahí es donde se libra la nueva batalla”, explica en un comunicado, Silvana Espinosa, geógrafa y experta en clima y ecosistemas de Greenpeace Chile.

arpón de un barco ruso
*Arponero cargado en la proa de un barco ruso que cazaba ballenas

Desde entonces, siguen los esfuerzos para proteger a estos enormes mamíferos merinos. En 2023, la comunidad internacional dio un paso decisivo al aprobar el Tratado Global de los Océanos.

Se trata del primer acuerdo legalmente vinculante para proteger al menos el 30% de los mares del mundo al año 2030. Este tratado permite establecer áreas marinas protegidas más allá de las fronteras nacionales, limita actividades industriales dañinas y sienta las bases para una nueva gobernanza global de los océanos.

Chile lideró este avance al ser el primer país de la región en ratificar el tratado, reafirmando su compromiso con la protección del mar y posicionándose como referente internacional en la defensa de la vida marina, incluidas las ballenas.

ballenas colgadas de un barco ruso
*Aletas de ballenas muertas amarradas a un barco arponero ruso

¿Qué pasa hoy con las ballenas?

Si bien la caza comercial ha sido detenida en gran parte del mundo, las ballenas, en Chile enfrentan otras amenazas: colisiones con embarcaciones, enmallamientos con redes de pesca, contaminación plástica, acústica y pérdida de hábitat.

Su supervivencia sigue dependiendo de decisiones humanas y de la valentía de actuar para eliminar estas amenazas.

Miembro de Greenpeace durante encuentro con barco ballenero
*Bob Hunter, uno de los fundadores de Greenpeace al no poder comunicarse con nadie por radio durante el primer enfrentamiento con balleneros rusos en 1975. La radio era el único vínculo de la tripulación con el mundo exterior. El capitán Cormack lo observa, incapaz de ayudar.

Desde Greenpeace Chile señalan que “vale la pena mirar atrás y recordar hazañas de miles de voluntarios y activistas en los últimos 50 años que han generado cambios relevantes en las legislaciones y motivado el actuar de la comunidad internacional”.

Hoy miles de personas están firmando una petición para reforzar la protección de las ballenas en el mundo, se llama Dile sí a las ballenas.

Recordemos que esta especie, cumple un rol fundamental en el equilibrio de los ecosistemas marinos “ya que contribuyen al ciclo de nutrientes a través de sus excrementos y al transporte de materia orgánica desde la superficie hasta las profundidades oceánicas”, informa Greenpeace.

activistas de greenpeace
*Activistas de Greenpeace al lado de una ballena capturada por balleneros rusos en el océano Pacífico Norte