El 20 de octubre de 1973, la reina Isabel II encabezó la ceremonia de inauguración del Teatro de la Ópera de Sídney, uno de los edificios más reconocidos de Australia.
La idea nació a comienzos de la década de 1950, cuando varias figuras del mundo artístico, entre ellas el músico Eugenio Grossens, reclamaron un espacio adecuado para la ópera en la ciudad.
La Ópera de Sídney abrió sus puertas
El primer ministro de Nueva Gales del Sur, Joseph Cahill, creó un comité para impulsar el proyecto. Los integrantes primero definieron el concepto: la ciudad no solo necesitaba una sala de ópera, sino un centro de artes. Luego escogieron la península Bennelong Point, ubicada en el puerto de Sídney y con más de 22 mil metros cuadrados.
Un concurso internacional reunió 233 propuestas, y el jurado premió el diseño del arquitecto danés Jørn Utzon con 10 mil dólares.
En 1957, los responsables calcularon un costo de siete millones de dólares. Sin embargo, el presupuesto creció hasta llegar a 102 millones al terminar la construcción en 1973. Una fundación aportó 900 mil dólares, y una lotería creada por el propio Cahill en 1958 cubrió el resto.
Las obras avanzaron en medio de disputas por cambios estructurales y alzas de costos. En febrero de 1966, Utzon se negó a compartir la dirección con otro equipo y decidió abandonar el país.
A pesar de los conflictos, el proyecto siguió adelante. Tras varias jornadas de pruebas en sus salas, la Ópera de Sídney abrió oficialmente sus puertas el 20 de octubre de 1973.
En este video, Nibalo Mosciatti relata la historia de uno de los centros artísticos más destacados del mundo.