El 24 de abril de 1594 el corsario Richard Hawkins ataca Valparaíso.
Hawkins era hijo de John Hawkins que también había sido navegante, corsario y comerciante de esclavos.
Richard, su hijo comenzó a navegar con su padre cuando este acompañó al pirata Drake en un ataque a las compañías españolas de Las Antillas y en La Florida.
También estuvo en una tentativa por capturar la flota de Indias en la costa de Portugal lo cual no tuvo éxito y finalmente el año 1593 equipó tres naves, donde una fue bautizada por la mismísima reina Isabel como la Elegante, y comenzó su expedición pirata a las costas sudamericanas.
En octubre de 1593 Hawkins estaba frente a las costas de Brasil donde apresó un buque portugués con provisiones y tuvo que quemar a una de sus naves. Luego una tormenta frente al río de La Plata hizo que la otra debiera abandonar la expedición por lo que Hawkins continuó el viaje solo.
Los primeros días de abril de 1594 recaló en la Isla Mocha donde intercambió con los indígenas del lugar algunas mercancías por víveres ya que efectivamente correspondía a un lugar en donde los corsarios se proveían.
Tres días después Hawkins puso proa al Callao pero alejándose de la costa ya que no quería ser descubierto pero sus oficiales no aprobaron dicho plan. Por lo tanto se vio obligado a buscar en los puertos cercanos algunas presas.
Para el 24 de abril de 1594 llegó de improviso a Valparaíso, su nave contaba con 75 hombres, contaba con buenos cañones y estaba seguro que no iba a encontrar una gran resistencia.
Sin dificultad entonces logró apoderarse de cuatro barquichuelos mercantes que estaban apostados en la bahía y que estaban cargados de provisiones y por otro lado los galpones en tierra contenían abundante mercancía.
Luego a Hawkins se le presentó una presa más valiosa cuando arribó de Valdivia a Valparaíso un buque con una remesa de oro en polvo y muchos cajones de manzanas.
Los marineros de Hawkins entonces se apoderaron del buque y destruyeron todos los cajones pensando que encontrarían una suerte de tesoro y los corsarios quedaron desde entonces en pacífica posición de la bahía y nadie se les oponía.
En tanto, la presencia de los ingles en Valparaíso provocó gran angustia en Santiago en donde se resolvió lenizar la resistencia.